Lucía Hipólito: «Durante el confinamiento los jóvenes prácticamente dejaron de consumir alcohol, debemos hacer una reflexión acerca del papel que juega en nuestras relaciones sociales»

Aunque el impacto sobre la población de la pandemia de COVID-19 es en algunas áreas aún difícil de medir, algunos grupos de investigación ya empiezan a dibujar ya algunas conclusiones. Uno de estos equipos es el laboratorio Doreal, que ha presentado los datos del proyecto «Impacto del confinamiento por pandemia de COVID-19 en el consumo de alcohol, benzodiacepinas y analgésicos opioides» financiado por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD) del Ministerio de Sanidad.

Lucía Hipólito, investigadora y profesora de la Facultad de Farmacia de la Universitat de València. Imagen: Unidad de Cultura Científica y la Innovación de la Universitat de València.

La investigadora principal del proyecto es Lucía Hipólito, profesora de la Farmacia de la Universitat de València, que cuenta además con una larga trayectoria en el estudio de las bases neurobiológicas de la adicción. Como explica en esta entrevista, los datos de la primera parte de la investigación, en la que han participado más de 800 personas a través de una encuesta online, muestran datos muy reveladores sobre el consumo de drogas de la población joven. Para la doctora Lucía Hipólito esta es otra evidencia que muestra cómo los contactos sociales en nuestra cultura están relacionados con el consumo de alcohol, y apunta: «las drogas de inicio en los jóvenes son el alcohol y la marihuana, es importante que se conozca que esa droga te puede llevar a otras y que la adicción es una enfermedad crónica».

Antes de entrar en los resultados de la encuesta y teniendo en cuenta lo que se conoce hasta el momento del funcionamiento del cerebro ¿Por qué las drogas son adictivas?

Las drogas lo que hacen es imitar lo que llamamos los refuerzos naturales del cerebro. Nuestro cerebro tiene unas áreas que reconocen las situaciones o sustancias que son importantes para nuestra superviviencia. Al reconocer estas situaciones como buenas, el cerebro lo que busca es que repitamos el comportamiento que nos lleva a obtenerlo. Por ejemplo: el cerebro reconoce que la comida es buena para la supervivencia, porque necesitamos comer. Cuando como, en mi cerebro se producen una serie de reacciones positivas y se encienden una serie de neuronas clásicamente llamadas las neuronas dopaminérgicas, que integran la información, así aprendo que eso es positivo, aprendo cómo he conseguido comer, cómo he llegado ahí, y por eso lo repetimos todos los días.

Cuando nosotros bebemos alcohol o consumimos psicoestimulantes como la cocaína, aumenta la liberación de dopamina en el núcleo accumbes, que es el centro integrador de la información. Cada droga hace su efecto de una manera diferente, pero el punto final, el punto en común, es que se incrementa la actividad en el núcleo accumbes del cerebro, lo que hace que reconozcamos este consumo como algo positivo, reforzante y bueno, lo que nos lleva a repetir esa conducta.

Sin embargo, no todas las personas que consumen, por ejemplo, alcohol, desarrollan una adicción por el alcohol…

Exacto. Lo que sucede es que no todo el mundo por consumir una droga va a desarrollar un trastorno por consumo de esa droga. La cuestión está en que se necesita un consumo repetido y continuado para que se produzca una neuroadaptación o plasticidad cerebral. No tenemos claro qué mecanismos exactos hacen que en unos individuos sí se produzcan esos cambios permanentes y en otros no. Lo que sí que sabemos es que esos cambios son diferentes a los que se producen en un individuo sano y también son diferentes a los que se producen por un refuerzo como por ejemplo el de la comida. Hay investigaciones de hace años que muestran que es diferente el cambio que se produce: aunque la señal sea la misma, luego las alteraciones que se producen en el cerebro son diferentes por comida o por droga.

No tenemos claro qué mecanismos exactos hacen que en unos individuos sí se produzcan esos cambios permanentes por el consumo de drogas y en otros no. Lo que sí está claro es que se necesita un consumo repetido y continuado para que se produzca una neuroadaptación o plasticidad cerebral.

¿Se conoce hasta qué punto es influye la genética de un individuo en el desarrollo de la adicción?

Hasta ahora, se ha investigado mucho la disposición genética, es decir, si hay algunos genes que predispongan a ello. Lo que se ha visto, por ejemplo, es que sí que hay ciertos cambios en un gen receptor opiode involucrados en los trastornos adictivos por alcohol. Esta molécula es la que reconoce los opioides y permiten que, por ejemplo, nuestro organismo reconozca los medicamentos opiáceos analgésicos…

También se ha visto que existe alguna relación en cuanto a los genes de receptores de dopamina. La dopamina está muy involucrada en la adicción y las investigaciones apuntan a que una alteración en el receptor D2 está presente en pacientes que tienen un trastorno por consumo de drogas. El problema, claro, está en que es difícil estudiar la causa: cuando hacemos investigación no sabemos de antemano si una persona va a desarrollar un trastorno por consumo de drogas, así que cuando lo analizamos, no sabemos si esa modificación del gen estaba presente ya antes del contacto con la droga o ha sido provocada precisamente por su contacto con la droga… no sabemos cómo era el cerebro antes. Es un poco difícil de discernir.

¿Qué otras causas se han estudiado?

También se ha visto que algún tipo de lo que se llaman rasgos conductuales, están relacionados con el desarrollo del consumo compulsivo del alcohol. Por ejemplo, se ha visto que el rasgo comportamental de la impulsividad, que son aquellas personas que realizan una acción antes de meditarlo y medir los riesgos y los beneficios, es una conducta relacionada con el trastorno del consumo de drogas. Pero hoy en día es difícil determinar qué factores propician la vulnerabilidad.

Y, luego, finalmente, el último factor… hemos hablado de la genética, de los rasgos conductuales pero también es importante el factor es el psicosocial. Esto afecta a cómo nosotros aprendemos y cómo nos relacionamos con nuestro entorno. Crecer en un ambiente psicosocial más relacionado con las drogas tiene un impacto importantísimo. Es importante también porque el hecho de que exista un componente genético no significa que necesariamente vayas a desarrollar el trastorno, porque al fin y al cabo va a depender de tu conducta diaria. Tú, aunque tengas la predisposición, si por tu entorno social o por tus amigos o no consumes por ejemplo alcohol en mucha cantidad, que es la droga más común, o no lo haces de manera muy frecuente, no desarrollas el trastorno de consumo de drogas.

Neurociencia de las adicciones: una nueva perspectiva | Lucía Hipólito | TEDxCiutatVellaDeValencia

¿Crees que en un futuro un individuo podrá conocer los factores de riesgo que tiene para desarrollar un trastorno por consumo de drogas?

Poco a poco vamos teniendo más claros los factores de riesgo… yo creo que es vital que traslademos la información a la sociedad, y es vital que los adolescentes sepan que están en riesgo, que cuando consumen alcohol en grandes cantidades, están corriendo el riesgo de padecer una enfermedad del cerebro crónica. Y es importante porque la droga de inicio es el alcohol y ahora también la marihuana… Es importante que se conozca que esa droga te puede llevar a otras y que la adicción es una enfermedad. Algunos daños son reversibles, pero otros persisten… y por eso se cronifica la enfermedad. Por eso una persona que desarrolla un trastorno del consumo de droga siempre está bajo la posibilidad de volver a recaer. Yo creo que esa información es vital, ese cambio de mentalidad es muy importante.

Los resultados de la encuesta que habéis realizado muestran que no hubo un aumento generalizado del consumo de alcohol durante el confinamiento ¿esperabais este resultado?

Las noticias que se publicaban al principio del confinamiento apuntaban a un aumento de la venta de alcohol, por eso aunque pensábamos que sí iba a haber un incremento, éramos conscientes de que no tenía porqué aumentar el consumo en todas las poblaciones. Y, de hecho, aunque el consumo global no aumenta, cuando haces el análisis por grupos de edad es increíble constatar que el cambio de consumo depende de la franja de edad. Cuando lo vimos nos sorprendió muchísimo: lo que se ve es que todas las personas jóvenes rebajan su consumo de una manera increíble. Prácticamente desaparece el consumo. Pasan de consumir de fin de semana en grandes cantidades a no consumir. Para mí la reflexión a la que me lleva esto es que parece ser que todos los contactos sociales en nuestra cultura están relacionados con el consumo de alcohol. También sucedió con el consumo de otras drogas como de cocaína y anfetaminas. Nos chocó mucho porque también desaparece prácticamente el consumo, igual que con la marihuana…

¿Es positivo constatar este descenso del consumo de los jóvenes?

Como sociedad tenemos que plantearnos que hay que ofrecer alternativas. Estos resultados, junto con otros estudios previos, muestran que los jóvenes consumen drogas como parte de sus relaciones sociales. Es necesario otro tipo de ocio, que no esté siempre o tan relacionado con el consumo de alcohol. Igual más relacionado con el deporte o con conciertos de música o yo que sé… Constatar esto tiene que llevarnos a hacer otro tipo de prevención. Porque en realidad, no existe tratamiento para la adicción, esto es importante subrayarlo: Un adicto, adicto es. Una persona que desarrolla un trastorno por consumo de droga, va a ser un enfermo crónico, va a necesitar un tratamiento multidisciplinar, medicamentos hay pocos que sean efectivos. Lo que hacen los tratamientos es permitir que el paciente, con su esfuerzo y con sus terapias cognitivas, pueda controlar… pero va a ser siempre un adicto. Esto es como las enfermedades infecciosas, lo ideal es la prevención, nuestra vacuna es cambiar nuestros hábitos sociales.

Como sociedad tenemos que plantearnos que hay que ofrecer alternativas. Estos resultados, junto con otros estudios previos, muestran que los jóvenes consumen drogas como parte de sus relaciones sociales. Es necesario otro tipo de ocio, que no esté siempre o tan relacionado con el consumo de alcohol

¿Cómo varió el consumo de alcohol en la población adulta?

En contraposición con estos jóvenes que dejan de beber, el grupo de edad más mayor que consumía alcohol una o dos veces a la semana y seguramente relacionado con un consumo social, pasa a consumir alcohol todos los días. Se observa un aumento de la frecuencia de consumo del 13,3% entre las personas entre 35 y 55 años, es un porcentaje que no es muy grande pero que sí muy significativo. Creemos que es una cuestión de respuesta al estrés. Esta franja de edad es la que puede tener que combinar hijos con trabajo, por lo que puede deberse a estas situaciones. Esto nos puede llevar a un problema, porque de ese 13,3% de población que ha aumentado el consumo, existe el riesgo que por repetir el consumo- que es lo que necesitas para desarrollar un trastorno por consumo de drogas- continúe esa tendencia de consumo elevada y desarrolles un trastorno por consumo de drogas.

El grupo de edad entre 30 y 55 años mayor que consumía alcohol una o dos veces a la semana antes de la pandemia ha pasado a consumir alcohol todos los días. Creemos que es una cuestión de respuesta al estrés, pero hay un riesgo de que por repetir el consumo- que es lo que necesitas para desarrollar un trastorno por consumo de drogas- esa tendencia de consumo elevada perdure y se desarrolle un trastorno por consumo de drogas.

Es llamativo que precisamente el consumo que más aumenta es el de sustancias que son ilegales, como la marihuana o las benzodiacepinas sin receta médica ¿por qué creéis que sucede?

Esa tendencia es muy significativa porque uno de los rasgos de las conductas adictivas es precisamente hacer lo que sea con tal de conseguir la droga. A mí, personalmente, lo que esto me dice es que hay un mercado mucho más establecido del que creemos en el caso, por ejemplo, de la marihuana, y que durante el confinamiento se adaptó a la situación para poder continuar con el mercado. Esto es la ley del mercado… me imagino que estrategias como la de glovo, o en la cola del supermercado… en las únicas situaciones en las que se podía salir, pues en ese tránsito. Desde luego llama mucho la atención.

El consumo de benzodiacepinas en España es el segundo más elevado de la Unión Europea, tan sólo por detrás de Portugal. Los resultados de la encuesta muestran, además, que durante el confinamiento aumentó el consumo sin recetas ¿Cómo es posible acceder a ellas sin receta?

Hay varias opciones. La primera es que los que las consuman sean personas que conviven con alguien que sí las tiene recetadas, y entonces pues si me encuentro mal, como la tengo aquí y tú te la tomas, pues yo también. Es un traspaso de pacientes que la tienen recetada a personas que no la tienen recetada. También creo que hay un daño en el sistema. Quizás la medicación no se revisa tanto como se tendría que revisar. Hay gente que tiene el tratamiento crónico por muchísimos años: 15,20 años de benzodiacepinas… es muchísimo tiempo. O incluso el mismo paciente lo demanda porque se encuentra mal. También hay gente a la que se le prescribe, recoge la medicación y no se la toma. Y la tiene en su casa y entonces claro, está haciendo un repositorio, no se la toma la tiene por si acaso y puede destinarse al consumo por parte de las personas que están en la vivienda o incluso retomar el consumo sin control médico.

¿Crees que se conocen los riesgos del consumo de benzodiacepinas?

No, creo que no. Creo que se ha aligerado el riesgo de consumo de benzodiacepinas. España, además, es uno de los países que consume más benzodiacepinas por habitante y por eso es necesaria una acción preventiva y de información. Uno no puede andar tomándose medicamentos sin receta porque hay muchos riesgos asociados. Además de que una persona que tenga un problema psicológico, dolor de algún tipo o lo que sea no va a solucionar el problema auto administrándose benzodiacepinas. Necesita que lo vea un médico.

¿Cuáles son los principales riesgos del consumo de benzodiacepinas?

El efecto secundario el más importante es cardiorrespiratorio al combinarlo con opiáceos. Puedes tener una receta de tramadol, que es muy común y al combinarlo con benzodiacepinas existe riesgo de efectos derivados de la sobredosis. Además, cuando nosotros tomamos la benzodiacepina a partir de un cierto momento, se produce una adaptación de los neurotransmisores en el cerebro. Si es una persona que la consume sin control médico, cuando deja de tomarla, se acaba obviamente el efecto de la droga en el cerebro, pero los neurotransmisores ya no funcionan como antes. Entonces aparecen efectos secundarios que pueden pasar por ansiedad, trastornos del sueño, por nerviosismo, mareos… esto lleva a que la persona se encuentra mal y se la vuelve a tomar y esa persona acaba pensando que no se la puede dejar y al final se desarrolla un trastorno de consumo de drogas.

¿Qué puedes adelantarnos de la segunda parte de la investigación?

Es una encuesta online, completamente anónima, en la que recogeremos información sobre consumo de alcohol y de benzodiacepinas, y también recogeremos respuestas sobre lo que se conoce como estado de anhedonia, es decir, sobre la falta de motivación, sensación de fatiga o falta de energía. Es una sintomatología clásica previa a la depresión, que no significa que haya depresión. El objetivo es estudiar la correlación entre el estado de anhedonia con el consumo de alcohol, de benzodiacepinas y de marihuana.

Para la investigación es importante recoger respuestas de todo tipo, no sólo respuestas de personas que tienen ansiedad, también de aquellos que no la tienen. Además de que el hecho de tener en una escala una puntuación un poco alta en anhedonia no significa que vayas a desarrollar una enfermedad. Puede ser una cuestión puntual, entonces también queremos quitar hierro al asunto. Simplemente que en momentos puntuales pueda estar influyendo sobre el consumo de alcohol, que luego habría que tener más cuidado, pues seguramente sí…

Maria Soler: “Volem fer servir els dispositius per controlar els coronavirus en rates penades”

Maria Soler al laboratori del grup de Nanobiosensors i Aplicacions Bioanalítiques / NanoB2A-ICN2

La investigadora de l’Institut Català de Nanotecnologia és una de les responsables del projecte CoNVat, una de les primeres iniciatives finançades per la Comissió Europea com a resposta a la crisi del coronavirus.

A l’inici de la pandèmia, la Comissió Europea va decidir llançar una sèrie d’ajudes destinades a finançar d’urgència projectes d’investigació relacionades amb la COVID-19. El projecte CoNVat va ser una de les iniciatives seleccionades, l’única liderada per un grup d’investigació espanyol. El seu objectiu principal és desenvolupar un biosensor de tipus point-of-care (dispositius dissenyats per a ser utilitzats directament allà on es troba el pacient) per a la detecció ràpida i específica del virus SARS-CoV-2. El mateix sistema, a més, podria usar-se per controlar l’evolució dels coronavirus als animals reservori, tal i com proposa l’epidemiòleg Jordi Serra Cobo, que col·labora per part de l’Institut de Recerca de la Biodiversitat de la Universitat de Barcelona.

Una de les responsables de la coordinació de CoNVat és la valenciana Maria Soler, investigadora sénior del grup de Nanobiosensors i Aplicacions Bioanalítiques (NanoB2A) de l’Institut Català de Nanotecnologia (ICN2), dirigit per Laura Lechuga. La doctora en química ens explica els detalls dels sistemes que estan desenvolupant per a la detecció del virus i comparteix les seues reflexions al voltant dels reptes que suposa emprendre una carrera al món de la investigació.

En què consisteix el projecte ConVAT?

L’objectiu del projecte és desenvolupar un sensor basat en nanotecnologia fotònica. Fem servir la llum per a sistemes de diagnòstic clínic. Els nostres xips els tenim ja desenvolupats i demostrats per a altres tipus de diagnòstic com bactèries o biomarcadors de càncer. Ara, els estem aplicant per a la detecció del SARS-CoV-2 de dos maneres diferents. Una és la detecció del virus sencer[detecció directa del microorganisme sense tractament previ] en mostres de saliva o de fluids respiratoris, que seria similar als test ràpids d’antígens però amb una sensibilitat molt major. L’altra és la detecció del seu material genètic però sense necessitat d’amplificar mitjançant tècniques PCR. Nosaltres directament detectem l’RNA del virus i obtenim una senyal quantitativa, això ens permet determinar la càrrega viral que presenta el pacient. A més, no només ho volem aplicar a pacients humans sinó que volem fer servir els dispositius per poder detectar i controlar els coronavirus en animals com rates penades, o altres rosegadors, que puguen ser reservoris d’aquests virus. És a dir, poder detectar qualsevol mutació o evolució dels coronavirus que puga resultar perillosa per a desencadenar una nova pandèmia en el futur.

«Detectem concentracions molt baixes de virus, cinc o sis partícules per mil·lilitre»

Explica’ns com funcionen els vostres sensors. Quina diferència hi ha amb els test d’antígens que s’estan utilitzant actualment?

Són guies interferomètriques basades en  xips de silici. Fem passar llum a través del que s’anomena una guia de ona, la llum circula a través del xip de silici i ix pel final d’aquest. Al mig del xip es troba la superfície sensora. Qualsevol interacció biomolecular que es done en aquesta superfície afectarà a com es transmet la llum a través de la guia d’ona. En aquest cas el que detectem és un canvi de fase, similar a un canvi en la velocitat de la llum. Quan capturem el virus damunt del xip, la llum canvia la velocitat a la que el travessa i això, al final del xip, es tradueix en una senyal interferomètrica que transformem en una senyal lineal que podem interpretar. Quanta més quantitat de virus capturem, major intensitat de senyal tenim. Això és el que ens permet detectar el virus directament sense necessitat de qualsevol tipus de marcatge fluorescent o colorimètric. A més, fa que siga molt ràpid. Detectem el virus en el moment que està entrant en el xip, serien assajos d’entre deu i quinze minuts com a molt. 

La diferencia principal amb els test ràpids és que la nostra sensibilitat és molt major, seriem capaços de detectar concentracions molt baixes de virus, cinc o sis partícules de virus per mil·lilitre, quan els test ràpids estan en sensibilitats d’un milió de partícules per mil·lilitre. En els dos casos fem servir anticossos que són els receptors que van a capturar el xip a través de la proteïna espiga exterior. Fem servir el mateix sistema biològic perquè és el que major especificitat dona a l’assaig.

Integrants del grup de Nanobiosensors i Aplicacions Bioanalítiques a les instal·lacions de l’Institut Català de Nanociència / NanoB2A-ICN2

En quin punt del projecte esteu?

Acabem de complir un any i anem molt bé. El projecte és per dos anys, pel que estem just a la meitat. Ara mateix estem provant ja amb mostres de virus inactivats. Al nostre laboratori no podem treballar amb virus actius, com a molt tenim disponibles laboratoris BSL-2 [nivell de bioseguretat 2] on treballem amb virus inactivats per llum ultraviolada. Les mostres ens arriben de col·laboradors com l’Institituto Nazionale de Malattie Infettive d’Itàlia, que estan dins del projecte, i d’altres col·laboradors espanyols com el Centre Nacional de Biotecnologia de Madrid. Hem optimitzat tot l’assaig, detectem el virus de manera específica i molt sensible, arribem a límits de detecció de poques partícules de virus per mil·lilitre. Estem provant amb mostres de saliva i fluids nasals, simplement acabant de posar-ho a punt i pensant com fer la validació clínica. Per a aquesta validació haurem de traslladar el nostre sensor als laboratoris de l’institut italià per posar-los a un laboratori de BSL-3 on poder demostrar que segueix funcionant igual amb mostres actives. Esperem poder fer-ho prompte, si la pandèmia ens ho permet.

«Passe la meitat del temps no dedicada a fer ciència sinó a demanar finançament»

En el teu cas, eres una investigadora jove encarregada del gestió d’un projecte de gran envergadura, junt amb la directora de NanoB2A Laura Lechuga. Quina és la teua situació laboral i com és actualment el camí per desenvolupar carrera investigadora?

El camí és difícil, sobretot a partir d’ara. Al principi és molt fàcil, fas el doctorat, jo vaig tindre sort que em van oferir després un postdoc a Suïssa, a l’École Polytechnique Fédérale de Lausanne, on vaig estar tres anys a un bon laboratori i després també em van oferir tornar ací a seguir investigant al laboratori on estic ara. Fins ací diguem que tot m’ha anat sobre rodes. Ara, el meu contracte és temporal. Jo tinc un contracte de cinc anys amb impossibilitat d’ampliar-lo. Vaig pel tercer i quan acabe hauré de buscar un altre contracte. En això estic. Ara he de buscar-me finançament jo mateixa per poder seguir treballant. Bé siga amb finançament públic, com puga ser una beca de tipus Ramón y Cajal o similar, amb finançament de fundacions privades com podria ser la Caixa, o anar directament a per finançament europeu amb una beca del Consell Europeu d’Investigació(ERC), però aquest finançament cada volta és mes complicat d’aconseguir. El pitjor de tot és que jo passe pràcticament la meitat del meu temps no treballant en la ciència en si, sinó escrivint projectes i demanant finançament per a poder seguir treballant.

Es queden molts investigadors pel camí?

Moltíssims. Dels deu doctorands que estàvem fent el doctorat al mateix temps només tres seguim a l’acadèmia. Els altres han anat a empreses o han deixat la ciència i estan a consultories o buscant feina de qualsevol altra cosa. Cadascú per motius diferents. Bé per l’èxit, bé per capacitats o bé per no tenir ganes de lluitar dia a dia per simplement aconseguir un sou sense tindre una estabilitat laboral, que al final es el que tots busquem.

«Pesa molt la falta d’ambició amb que ens eduquen de menudes»

En el vostre cas, sou majoritàriament dones les que esteu al capdavant d’un grup exitós. Per contra, quan acudim a les dades, observem que aquesta situació encara no es dona amb normalitat. Per què creus que encara no s’ha superat aquesta fase?

Sí, som l’excepció que confirma la regla. No només perquè som dones les que estem a les posicions més altes, les dues sèniors que som i les quatres investigadores postdoctorals. És que ara realment pràcticament el 90% de les investigadores del meu grup som dones i no és que ho hagem buscat sinó que ha sorgit així. És molt curiós, i molta gent ens ho diu, perquè, a més, som un grup basat en enginyeria on normalment són molts homes i nosaltres som tot dones. Tenim moltes biotecnòlogues, biòlogues i químiques però també tenim enginyeres , programadores i matemàtiques. En aquests camps és més difícil trobar dones i crec que les tenim totes al nostre grup.

Dones investigadores del grup de Nanobiosensors i Aplicacions Bioanalítiques al laboratori / NanoB2A-ICN2

Per què no hi ha més dones liderant l’activitat científica?

La veritat que és una pregunta difícil de respondre per a mi. Normalment la gent diu que és per la falta d’estabilitat de la carrera investigadora i també pel tema de la maternitat. Pot ser, tot i que ara qualsevol tipus de beca o projecte ja et deixa dir que has dedicat eixos anys a la maternitat i no et compta en el període de temps avaluat. Però jo crec que també pesa molt la falta de motivació i ambició amb que ens eduquen a les dones quan som menudes. Mai ens diran que serem la cap de la empresa o que ens muntarem la nostra pròpia empresa. En canvi als xiquets: “Tu seràs el jefe de major, veritat?” Jo crec que això és el que realment fa que les dones no tinguem aquesta ambició per arribar a les posicions més altes i crec que és el que hem de canviar. Tant a nivell personal, familiar i a l’escola. Tenim tots i totes molta responsabilitat en canviar això.

Científicos de la UPV pretenden limpiar el aire de coronavirus

Dos grupos de investigación de la UPV y la UIB han empezado un proyecto de colaboración para identificar, cuantificar y reducir la carga ambiental del virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19.

El grupo de investigación en Fotoquímica Heterogénea y Medioambiental de la Universitat Politécnica de València (UPV) ha empezado el desarrollo de un sistema para eliminar la presencia del coronavirus SARS-CoV-2 del aire, dentro del proyecto IDEQURE. Este proyecto, realizado en colaboración con el grupo sobre Inflamación, reparación y cáncer en patologías respiratorias de la Universitat de les Illes Balears (UIB), tiene como objetivo identificar los espacios con mayor riesgo de transmisión de la enfermedad e implementar un sistema que reduzca la concentración del agente infeccioso en el aire. La investigación ha sido financiada a través de una convocatoria del Instituto de Investigación Sanitaria de las Islas Baleares para proyectos innovadores contra la transmisión de la COVID-19.

Durante el pasado año, la comunidad científica se ha esmerado en averiguar las características del patógeno responsable de la COVID-19. Uno de los mayores peligros de este virus es su capacidad de transmitirse a través del aerosol respiratorio, especialmente cuando se producen aglomeraciones en espacios cerrados y mal ventilados. Cuando una persona infectada exhala, dispersa en el ambiente un gran número de aerosoles infecciosos, compuestos por gotas de tamaño inferior a 100 micras, que quedan suspendidos en el aire. Esta vía de contagio está detrás de la mayoría de infecciones que no son detectadas por los rastreadores del sistema sanitario. “Hay una parte importante de contagios detectados de origen social, otros que se dan en el ámbito laboral, pero al final siempre queda alrededor de un 40% que no se sabe de donde provienen. Nuestro método sería capaz de llenar ese vacío, detectando el virus en el entorno”, ha declarado Hermenegildo García Baldoví, investigador responsable del proyecto por parte de la UPV.

Representación del proceso de formación de aerosoles con carga vírica / Flickr

El proyecto IDEQURE plantea dos líneas de trabajo diferenciadas. Por un lado, los investigadores de la UIB, dirigidos por el profesor Josep Mercader, han monitorizado la concentración del virus en los diferentes espacios del Hospital Universitario de Son Espases que recorre un enfermo de COVID-19. El equipo de la UPV, por otro lado, está desarrollando un sistema de desinfección basado en la nebulización combinada de diferentes compuestos, similar a las máquinas de humo utilizadas en locales de ocio, para reducir la concentración de aerosoles infecciosos en los espacios de mayor riesgo. Actualmente en España no existen virucidas con los que se permita rociar directamente sobre las personas. Es por eso que el equipo de Hermenegildo trabaja con una estrategia diferente. “Intentamos aplicar diferentes biocidas en cantidades muy bajas, muy inferiores a los límites permitidos, que actúen de forma sinérgica con tal de poder aplicarlos en sitios donde hay gente”, ha detallado el químico.

La detección de SARS-CoV-2 en las muestras recogidas en el hospital se realiza mediante la técnica de droplet digital Polymerase Chain Reaction (ddPCR), un tipo de análisis PCR específicamente diseñado para detectar muestras a concentraciones bajas en ambientes complejos. Curiosamente, los resultados preliminares de esta investigación han detectado una mayor presencia del virus en los espacios donde los pacientes no se encuentran en un estadio avanzado de la enfermedad. “Hemos encontrado carga de virus donde hacen las PCR y en estados más incipientes de la enfermedad. Por el contrario, en pacientes más graves, que estaban con respirador o entubados, y positivos por PCR no hemos sido capaces de conseguir ninguna muestra positiva en el aire”, ha explicado García. Las conclusiones de estas primeras indagaciones serán presentadas por sus responsables en el segundo Congreso Nacional Multidisciplinar COVID-19 de las Sociedades Científicas de España, que tendrá lugar el próximo mes de abril de manera virtual.

Sería un error que este bajo nivel de permanencia del virus en el aire observado en el Hospital de Son Espases llevase a una despreocupación de las infecciones mediante esta vía de contagio. Como bien ha recordado la profesora de Microbiología Salut Botella, del Departamento de Biotecnología de la UPV, “cualquier espacio con personas infectadas es un lugar con riesgo de contagio”. El alto número de contagios producidos durante la todavía reciente tercera ola de la pandemia nos recuerda la gran capacidad de infección del virus, incluso a niveles bajos de exposición. Éste es el motivo que llevó a los investigadores del grupo de Fotoquímica Heterogénea y Medioambiental a proponerse desarrollar un nuevo sistema que permita eliminar la presencia del patógeno en el aire sin comprometer la salud de las personas que se encuentren presentes. Al respecto de la propuesta, la profesora ha opinado que “intentar eliminar aerosoles potencialmente infectivos sería una buena estrategia para evitar la transmisión en espacios cerrados y con poca ventilación”.

Recuento en placa: se cuantifica la población bacteriana antes y después de la aplicación del producto / Grupo de Fotoquímica Heterogénea y Medioambiental de la UPV

La estrategia para eliminar el virus del aire se ha diseñado mediante la combinación de tres agentes químicos diferentes en concentraciones que no supongan un riesgo para la salud humana. “Cada uno de los agentes de desinfección tiene una función concreta. Uno de ellos tiene la función de atrapar el virus y hacer que no esté suspendido en el aire, que caiga al suelo. Los otros dos agentes se encargan de degradar el patógeno”, ha detallado el investigador responsable. Algunos de estos agentes se utilizan habitualmente para la desinfección de espacios y materiales, pero a concentraciones mucho más elevadas. “La nebulización con productos químicos podría reducir la viabilidad de algunos microorganismos en espacios cerrados. El tipo de agente químico, la concentración y los tiempos de aplicación son los factores que se tienen que controlar para ver el grado de reducción”, ha añadido la microbióloga.

Esta investigación ha sido posible gracias a una de las líneas de financiación que aprobaron las administraciones autonómicas, durante los primeros meses de pandemia, para proyectos orientados a combatir la COVID-19, como también hicieron el Gobierno Central y la Comisión Europea. Ambos investigadores consultados han valorado positivamente estas iniciativas, aunque han lamentado que los fondos no hayan sido suficientes para financiar completamente todos los proyectos.  “Es algo muy positivo, una iniciativa que potencie la obtención de resultados de investigación aplicables a esta situación es urgente y necesaria, aunque, casi siempre, insuficiente”, ha concluido la profesora Botella.