Transparencia y bienestar animal, las máximas del animalario de la Universidad de Alicante

El bioterio, el cual forma parte de los Servicios técnicos de Investigación de la Universidad de Alicante, consta de siete salas de reproducción y mantenimiento de roedores y lagomorfos, dos ranarios y varias salas de soporte.

Hoy, 24 de abril, el animalario de la Universidad de Alicante celebra el Día Internacional del Animal de Laboratorio. El centro representa un enclave crucial en la investigación científica y la docencia universitaria.
En un contexto donde la ética y el bienestar animal son prioritarios, el debate sobre el uso de animales en la investigación científica adquiere relevancia. El animalario de la Universidad de Alicante, perteneciente a los Servicios técnicos de Investigación de la Universidad de Alicante, se compromete con la transparencia y el cuidado ético de los animales bajo su cuidado.

Sala de roedores con condiciones de luminosidad específicas en la que se realiza una investigación del ámbito ocular. Imagen propia.

Las instalaciones albergan siete salas destinadas a roedores, lagomorfos. En su interior el espacio está distribuido con estanterías y terrarios, todos ellos con condiciones ambientales constantemente monitoreadas para garantizar el bienestar de los individuos en estudio. Dos ranarios internos completan la capacidad animal del bioterio. Con una capacidad de más de 150 litros cada uno, dan espacio más que suficiente a las ranas que ahí conviven.

Pecera de anfibios en estudio. Imagen propia.

Las instalaciones gozan de condiciones ambientales constantemente supervisadas para garantizar la seguridad y la vida. El vivario cuenta con un programa de monitoreo las 24 horas del día. “Si el sistema de vigilancia detecta alguna variación en los parámetros, los compañeros de seguridad nos avisan y nos toca venir a solucionarlo, aunque sea un domingo a las 4 de la mañana” comenta Miren Itxaso, uno de los trabajadores del animalario de la Universidad.

Programa de monitoreo 24 horas. Imagen propia

La investigación en el bioterio se rige por una estricta regulación. Cada proyecto debe justificar el uso de animales bajo el principio de los 3Rs: Reemplazo, Reducción y Refinamiento, priorizando siempre alternativas que minimicen el impacto en los individuos. No obstante, “es importante encontrar un balance entre la reducción y la significancia estadística” asegura Sonia Segura, veterinaria a cargo del animalario.


Un Comité de Ética de Investigación, tanto interno como externo, supervisa y garantiza el cumplimiento de las normativas establecidas, asegurando la prevención de riesgos para el personal y los animales. Además, el personal del animalario, clasificado en diferentes rangos de capacitación, garantiza el manejo adecuado de los animales y el diseño de proyectos que respeten su bienestar en todas las etapas de la investigación.

La Universidad de Alicante se compromete a publicar sus resultados de manera transparente, asegurando el cuidado adecuado de los animales de laboratorio y el cumplimiento de rigurosos estándares éticos en su investigación.

Sala de cuidado, limpieza y mantenimiento animal. Imagen propia

En última instancia, el animalario de la Universidad de Alicante y su personal se esfuerzan por garantizar que el uso de animales en la investigación universitaria se lleve a cabo de manera responsable y ética. Se trata a los individuos con el máximo respeto y consideración, cumpliendo con rigurosos estándares de bienestar animal y ética en todas las etapas del proceso. Asimismo, se comprometen a publicar sus resultados de manera transparente, garantizando así el cuidado adecuado de los animales de laboratorio.

El trabajo interdisciplinario en agricultura: una solución ante el cambio climático y la hambruna

La viabilidad del campo lleva años en peligro, sin aparentes soluciones sostenibles para todos los actores involucrados. Investigadores de campos como la genética, la microbiología y la Inteligencia Artificial colaboran para buscar respuestas en la propia naturaleza.

Tallos de maíz secos, condado de Monroe, EE.UU.

Según el último informe publicado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el modelo de agricultura actual genera aproximadamente un 22% de los gases de efecto invernadero que se emiten a escala global. Al mismo tiempo, es una de las actividades más afectadas por el cambio climático, con una reducción en la producción que se agrava cada vez más. Sin embargo, estas circunstancias han generado una situación de hambruna que se debe afrontar de forma sostenible. Para poder dar frente a una situación de tal complejidad, un grupo interdisciplinar de científicos se está fijando en el funcionamiento de los ecosistemas desde varios ángulos para conseguir soluciones.

Los últimos años han visto un incremento en proyectos de investigación centrados en la búsqueda de métodos para convertir la agricultura en una actividad más sostenible, así como aumentar la resiliencia de los cultivos. Con esta finalidad, diferentes ramas de la comunidad científica han fijado varios objetos de estudio.

Estos diferentes proyectos se realizan en equipos interdisciplinares, ya que combinan el uso de tecnologías como la inteligencia artificial, la secuenciación genética o el análisis microbiológico. Con la finalidad de centralizar el trabajo y aumentar la colaboración, un grupo de científicos creó el consorcio internacional PlantACT! en 2023. El grupo, que celebró su primera conferencia en Dusseldorf el pasado mes de marzo, aboga por la colaboración personal e institucional, y reclama mayores inversiones para combatir el cambio climático y la crisis alimentaria resultante usando las herramientas de la propia naturaleza.

Una de las líneas de investigación más activas se centra en el estudio de las plantas cultivadas en zonas áridas y semiáridas, para aclarar los mecanismos moleculares que lo permiten transmitir este conocimiento a otros cultivos menos resilientes. También ha ganado importancia el estudio del microbioma del suelo, con su capacidad de modular las respuestas al estrés de las plantas cultivadas. Algunos proyectos piloto, como el NTGC AI Project y CLI Mangrove Project, por el profesor Heribert Hirt, pretenden fortificar los suelos, y con ello, mejorar los cultivos, mediante la adaptación del microbioma para las nuevas circunstancias climáticas.

 Este tipo de iniciativas buscan alejarse del aislamiento de cada una de las especialidades científicas, mientras que los profesionales abogan por un sistema abierto, en el que agricultores, responsables políticos y científicos puedan colaborar para dar soluciones al cambio climático y a la hambruna.

ACOSO ESCOLAR, LA EPIDEMIA SILENCIOSA EN LAS AULAS DEL SIGLO XXI

Cada año el acoso escolar causa alrededor de 200.000 suicidios entre jóvenes de 14 a 28 años, según la Organización Mundial de la Salud. El 2 de mayo se celebra el Día Internacional contra el Acoso Escolar o Bullying. Esta fecha fue establecida con el fin de concienciar sobre el riesgo que implica el acoso escolar y subrayar los métodos de lucha disponibles para evitar la violencia en las aulas y el peligro que supone esta auténtica epidemia social para la población infantil y juvenil. En algunos casos, el hostigamiento (amenazas, intimidación, manipulación o agresiones físicas) es de tal magnitud que puede desencadenar el suicidio de la víctima.
En España, el acoso escolar afecta a cerca de uno de cada cinco niños y es la principal causa de suicidio en la infancia y la adolescencia. Según datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional (2023) un 9 % de los alumnos de primaria han sufrido acoso escolar o ciberacoso y estudios sobre el acoso escolar y el ciberacoso en España (Fundación Colacao, 2023), muestran que la relación del bullying y el suicidio es muy alarmante: el 20% de víctimas de acoso escolar declaran haber intentado quitarse la vida alguna vez.


Aunque un cierto maltrato en las aulas entre la población infantil y juvenil ha existido desde siempre, en los últimos años este problema se ha agravado, especialmente por la irrupción de las redes sociales. Se considera acoso escolar a cualquier forma de maltrato psicológico, verbal, físico o social producido entre estudiantes, tanto en el aula, como a través de las redes sociales. En este caso hablamos de ciberacoso, que se caracteriza por una actuación reiterada encaminada a conseguir la intimidación de la víctima, mediante el abuso de poder ejercido por un agresor o grupo de agresores más fuertes (ya sea esta fortaleza real o percibida subjetivamente por la víctima).
Según la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar, el proceso de acoso escolar suele desencadenarse cuando alguien se convierte en el foco de atención del resto del grupo (por su aspecto, carácter, comportamiento, por alguna diversidad funcional, resultados académicos, etc.) y otro compañero o compañeros le maltratan física o psicológicamente. Contrariamente a lo que se piensa, cualquier niño o adolescente puede ser víctima de acoso escolar. Según la AEPAE, los protagonistas del acoso escolar suelen ser niños y niñas que están entrando en la adolescencia: las niñas suelen ser más víctimas de violencia psicológica, mientras que los niños suelen sufrir más la violencia física.


Algunas señales que deben hacernos sospechar que un niño o adolescente está sufriendo acoso escolar son: cambios repentinos de humor, menor rendimiento escolar, problemas para dormir, somatización (dolores de cabeza o estómago), aislamiento social, baja autoestima, ausencias reiteradas de las clases, etc.
Entre las secuelas psicológicas en las víctimas destaca el terror que experimenta la persona acosada ante la idea de asistir a la escuela o que se muestre nerviosa, triste y solitaria en su vida cotidiana.
Por su parte, el ciberacoso, basado en la distribución de grabaciones ofensivas hacía la víctima, puede amplificar el acoso escolar de manera exponencial. La víctima ya no solo es acosada en el horario escolar. La irrupción de las redes sociales (Twitter, Facebook, Instagram y WhatsApp entre otras) ha logrado que la tortura cotidiana que se limitaba al horario escolar se extienda las 24 horas del día, los siete días de la semana. Como nos recuerda dramáticamente la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras en su web: «Ya no hay cumpleaños, ni Navidad, ni Año Nuevo. No hay día de fiesta o de alegría en el hogar que no pueda ser empañado o destruido por el ciberbullying”.
A pesar de los numerosos protocolos de actuación, el sistema educativo sigue generando en no pocas ocasiones absoluta indefensión en las víctimas y en sus familias. Según la AEPAE, es muy necesario que sepamos cómo actuar. Hay que trabajar la comunicación con los niños y adolescentes, enseñar pautas de actuación frente al acoso y valorar la asistencia sanitaria, física o psicológica si es necesario. Hay que informar de dónde acudir o con quién hablar si se circunstancia (teléfono gratuito contra el acoso escolar: 900 01 80 18).
El acoso escolar, concluye la Asociación Española para la Prevención de Acoso Escolar, no son “cosas de niños”. Las burlas, exclusiones o agresiones a las que se ven sometidas las víctimas son algo muy serio que pueden marcar a un niño para toda la vida, e incluso inducirle al suicidio. Acabar con el bullying es una tarea que nos compete a todos, consideran desde AEPAE, y requiere del esfuerzo y la participación de personal docente y directivo de los centros educativos, familias, tanto de los acosadores como de las víctimas, y por supuesto, la concienciación de los observadores, esos que legitiman el acoso con su silencio pasivo siendo testigos de esta terrible situación sin intervenir.

Fuentes:
• Ministerio de Educación y Formación Profesional. Estudio estatal sobre la convivencia escolar en centros de educación primaria. Desde las perspectivas de alumnado, profesorado, estructuras de orientación, equipos directivos y familias. https://www.educacionfpydeportes.gob.es/dam/jcr:f3070940-540d-4ea9-b85a-8f9fcc301c1b/estudio-estatal-sobre-la-convivencia-escolar-en-centros-de-educacion-primaria-vf.pdf
• Fundación ColaCao y Universidad Complutense de Madrid. I Estudio sobre el acoso escolar y el ciberacoso en España en la infancia y la adolescencia. https://fundacioncolacao.org/files/investigacion/NP_ESTUDIO_BULLYING_FUNDCOLACAO_UCM.pdf
• ONG Bullying sin fronteras. Estadísticas mundiales de bullying. 2022/2023. https://bullyingsinfronteras.blogspot.com/2016/11/estadisticas-de-acoso-escolar-o.html
• Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar. https://aepae.es/

Un equipo científico recrea el accidente de Chernóbil en el laboratorio para estudiar el efecto de la radiación en anfibios

Uno de los objetivos es comprobar si la melanina es un factor protector contra la radiación

El investigador Pablo Burraco, en una de las cámaras climáticas de la Estación Biológica de Doñana donde está desarrollando uno de los experimentos. Foto: Sandra Ragel

El 26 de abril de 1986 el reactor 4 de la central nuclear de Chernóbil explotó de forma accidental causando la mayor liberación de material reactivo de la historia. 38 años después el área de Chernóbil se ha convertido en un excelente laboratorio natural para estudiar cómo afecta la radiación a la fauna y flora e investigar cómo las especies recolonizan territorios abandonados por el ser humano. En esta línea trabaja desde hace ocho años un equipo científico de la Universidad de Oviedo y la Estación Biológica de Doñana. Hoy, mientras la guerra les imposibilita el regreso a Chernóbil para seguir desarrollando sus investigaciones, los científicos han puesto en marcha una serie de experimentos para recrear el accidente y estudiar cómo afecta la radiación a los anfibios.

“Los anfibios son un buen modelo de estudio para este tipo de investigaciones. Están expuestos tanto a ambientes acuáticos como terrestres y se desplazan poco, por lo que su exposición a la radiación suele ser más estable”, aclara Pablo Burraco, investigador de la Estación Biológica de Doñana – CSIC. El científico se encuentra dirigiendo el primero de los experimentos en los laboratorios de su centro de investigación, ubicado en la Isla de la Cartuja en Sevilla. El objetivo es simular un accidente nuclear para comprobar si la melanina es un factor de protección contra la radiación, algo que ya sugerían los estudios observacionales que estaban realizando en Chernóbil, antes de que la pandemia frenara sus proyectos.

Gran parte del trabajo de campo que llevaban a cabo en Chernóbil lo realizaban de noche, cuando las ranas eran fáciles de localizar por su canto // Foto cedida

En 2016, el investigador Germán Orizaola de la Universidad de Oviedo inició un estudio para investigar el efecto de la radioactividad en la rana arborícora oriental (Hyla orientalis). Al año siguiente se le uniría el investigador Pablo Burraco. Tras tres años de muestreo exhaustivo en Chernóbil, los resultados parecían indicar que la radiación apenas tenía efectos aparentes en las ranas, excepto en una sola cosa: su coloración. Las que vivían en la Zona de Exclusión, el área que fue evacuada tras el desastre, tenían un tono más oscuro que las que vivían fuera de él. Algunas incluso tenían una coloración completamente negra, en contraposición con el verde brillante que suele presentar esta especie.

 “Los resultados sugerían que la melanina los había protegido de la radiación ionizante, la que se libera en un accidente nuclear, de una forma similar que cuando nos protege de la radiación ultravioleta”, explica Germán Orizaola. La selección natural debió haber actuado de forma implacable tras la explosión nuclear, haciendo que las ranas más oscuras sobrevivieran en una proporción mayor que las que presentaban coloraciones más verdes. 

Gradiente de coloración de la rana de estudio en el norte de Ucrania. Foto: Germán Orizaola y Pablo Burraco. Cedida

Recreando un accidente nuclear

El estudio había sido puramente observacional. Habían encontrado una correlación que sugería que la melanina era un factor de protección, pero no lo demostraba. Para hacerlo, decidieron reproducir el accidente nuclear en condiciones controladas, algo que podían hacer en laboratorios lejos de Chernóbil bajo el estricto cumplimiento de las normativas europeas.

Lo primero que hizo el investigador Pablo Burraco para iniciar el experimento fue colocar las larvas de una misma puesta de sapo de espuelas (Pelobates cultripes), muy abundante en Doñana, en cubos blancos y negros. Se sabe que, al igual que muchos otros anfibios y reptiles, las larvas de esta especie tienen una gran capacidad plástica y son capaces de cambiar el color de su piel en función del ambiente. De este modo, haría que algunos sapos fueran más oscuros y otros más claros. Con la colaboración del Centro Nacional de Aceleradores, las larvas fueron sometidas a distintos niveles de radiación durante un corto periodo de tiempo. 

Los investigadores Pablo Burraco y Germán Orizaola en Stirling (Escocia), donde han iniciado un experimento para investigar cómo afecta la radiación al desarrollo larvario de las ranas del género Xenopus // Foto: Germán Orizaola. Cedida

“Las dosis no eran letales por lo que, en un primer momento, no detectamos diferencias de mortalidad relacionadas con la coloración”, explica Pablo Burraco. El experimento ya dura más de un año y durante este tiempo, los sapos se han mantenido en cámaras climáticas bajo condiciones muy controladas para evitar la incidencia de otros factores. “De momento tienen muy buen aspecto y prácticamente no hay diferencias de tamaño, pero algo está empezando a pasar dentro de ellos. Estamos empezando a ver diferencias en la mortalidad”, asegura el investigador. Habrá que esperar unos meses más para obtener los resultados definitivos.

Recientemente el equipo ha iniciado otro experimento en esta línea, esta vez con ranas del género Xenopus. El experimento se ha realizado en la Universidad de Stirling en Escocia con la financiación del Consejo de Seguridad Nuclear. En este caso, la exposición a la radiación es de más baja intensidad, pero más prolongada en el tiempo y simula los distintos gradientes de radiación que existen en Chernóbil en la actualidad. “Con este experimento queremos ver qué ocurre si las ranas están expuestas a la radiación durante todo el desarrollo embrionario”, explica Pablo Burraco. Los investigadores estudiarán los efectos de la radioactividad en la supervivencia, la fisiología y la morfología de las ranas.

Chernóbil, 38 años después

 “Chernóbil no es lo que aparece en los documentales”, afirma Germán Orizaola. “Se ha convertido en un refugio de fauna espectacular”. Tras el accidente nuclear, en torno a la central de Chernóbil se creó una Zona de Exclusión de 4700 km2 que se ha transformado, tras varias décadas sin apenas presencia humana, en todo un vergel de biodiversidad donde lobos, osos, linces boreales e incluso caballos salvajes como los de Przewalski campan a sus anchas.

En el horizonte, el “sarcófago” de acero que cubre el reactor 4 de la estación nuclear de Chernóbil. // Foto: Germán Orizaola. Cedida

 “Tenemos parques nacionales como Doñana o Picos de Europa que deberíamos dejar sólo para la conservación. No hace falta montar ni excursiones ni carreteras”, asegura Orizaola. La explosión de la central nuclear Chernóbil fue uno de los accidentes más peligrosos de la historia de la humanidad. 38 años después, una vez que los niveles de radiación han descendido, el área se ha convertido en un laboratorio natural perfecto para entender qué ocurre cuando el ser humano se retira de un territorio. A veces la mejor solución para conservar la naturaleza es simplemente, según el investigador, no molestarla.

Trabajando con el caballo de Przewalski

Otro de los proyectos que el equipo científico tenía planeado desarrollar en Chernóbil tenía que ver con el estudio de los procesos de recolonización del caballo de Przewalski. Esta raza equina llegó a tener tan sólo 12 individuos en cautividad, pero hoy, gracias a distintos programas de conservación, varios centenares viven en libertad en distintas zonas de Europa y Asia. En 1998, se introdujeron algunos individuos en Chernóbil y la población ha crecido hasta alcanzar alrededor de 200 ejemplares.

Mientras las condiciones de seguridad no sean idóneas para volver a Chernóbil, el equipo ha decidido comenzar investigando con la población que existe en Burgos, reintroducida recientemente dentro del proyecto Paleolítico Vivo. El objetivo es empezar a investigar a nivel genómico y desarrollar metodologías que puedan ser usadas posteriormente en Chernóbil para estudiar los procesos de renaturalización del caballo de Przewalski y también el efecto de la radiación sobre ellos, más similares a los seres humanos que los anfibios.

¡Cáncer de páncreas, tiembla! Dos nuevos métodos para poner en jaque el curso de la enfermedad.

Científicos españoles, liderados por el Dr. Mariano Barbacid, logran la regresión completa de tumores pancreáticos en modelos animales, un hito sin precedentes en la investigación de esta enfermedad.

El cáncer de páncreas sigue siendo uno de los tumores más mortales, con un diagnóstico tardío y una baja tasa de supervivencia. Sin embargo, dos importantes avances del Dr. Mariano Barbacid, jefe del Grupo AXA-CNIO de Oncología Experimental, podrían cambiar el panorama de esta enfermedad.

La detección temprana es crucial para mejorar el pronóstico del cáncer de páncreas. La mayoría de los pacientes no presentan síntomas hasta que la enfermedad está en un estado avanzado, cuando las opciones de tratamiento son limitadas y las tasas de supervivencia son bajas. Para abordar este problema, el Dr. Barbacid y su equipo han desarrollado Panc-SEEK, una prueba de sangre que ha demostrado una precisión del 90% en la detección del cáncer de páncreas en sus etapas I y II.

Etapas del cáncer de páncreas. Fuente: Médica Sur

Panc-SEEK representa un salto cualitativo en la detección temprana, pues a diferencia de las técnicas tradicionales como la tomografía computarizada o la resonancia magnética, es un método no invasivo, de bajo costo y con un alto grado de precisión.

Sin embargo, los avances del Dr. Barbacid van más allá de la detección temprana. Su equipo ha logrado un hito sin precedentes: la regresión completa de tumores pancreáticos avanzados en modelos animales. Utilizando modelos de ratón genéticamente modificados, han descubierto que la eliminación simultánea de las proteínas EGFR y c-RAF induce la remisión completa del tumor en un alto porcentaje de casos.

Este hallazgo es especialmente significativo porque se ha obtenido en modelos que imitan fielmente la evolución del cáncer de páncreas en humanos. Además, la terapia combinada contra EGFR y c-RAF ha demostrado ser eficaz en 9 de cada 10 sujetos, lo que la convierte en una candidata prometedora para futuros ensayos clínicos.

Sin embargo, aún hay algunos retos que superar antes de que estos avances puedan ser aplicados en la clínica. Se necesitan nuevos fármacos que bloqueen las dianas moléculas c-RAF para reproducir farmacológicamente los resultados obtenidos en animales. Además, los tumores de páncreas son diversos, hecho que exige el desarrollo de estrategias personalizadas para combatir aquellos tumores que no responden a la terapia combinada.

A pesar de estos desafíos, el trabajo del Dr. Barbacid y su equipo representa un paso adelante significativo en la lucha contra el cáncer de páncreas:

«El cáncer de páncreas es una enfermedad muy agresiva, pero si se detecta en sus primeras etapas, las posibilidades de supervivencia son mucho mayores. Estos nuevos métodos podrían ayudar a detectar y tratar el cáncer de páncreas en una etapa más temprana, cuando es más fácil de curar», afirmó el Dr. Barbacid.

La detección temprana con Panc-SEEK y la terapia combinada contra EGFR y c-RAF podrían marcar un antes y un después en el tratamiento de esta enfermedad, mejorando la calidad de vida de miles de pacientes. Estos avances no solo son un motivo de esperanza para los pacientes con cáncer de páncreas, sino que también representan un hito en la investigación oncológica. El trabajo del Dr. Barbacid y su equipo es un ejemplo de la excelencia científica española y un símbolo del compromiso con la búsqueda de soluciones a uno de los mayores desafíos de la salud global.

La gran evasión: Tortugas marinas colonizan playas españolas

Las altas temperaturas como consecuencia del cambio climático obligan a las tortugas bobas (Caretta caretta) a modificar sus hábitos de nidificación en el mar Mediterráneo

Los efectos del cambio climático se hacen cada vez más evidentes, tanto en ecosistemas terrestres como en los marinos. Los nuevos comportamientos de las poblaciones de tortuga boba (Caretta caretta) son un claro ejemplo de ello. Debido a las altas temperaturas derivadas del cambio climático, estos animales están abandonando las costas orientales del Mediterráneo donde históricamente ponían sus huevos. Actualmente, se está observando una nueva tendencia a colonizar las playas occidentales de la cuenca mediterránea para sus nidos. 

Los resultados del estudio realizado por el equipo de Chiara Mancino en 2022 indican que el calentamiento del mar favorecerá la colonización del Mediterráneo occidental durante las siguientes décadas. Mientras tanto, las áreas de nidificación del Mediterráneo oriental se vuelven demasiado calientes.

Las tortugas marinas han sobrevivido drásticos cambios climáticos los últimos 110 millones de años. Por ello, sus mecanismos de dispersión han sido eficaces a lo largo de la evolución. Sin embargo, aún queda por ver si estos mecanismos son lo suficientemente rápidos contra el rápido cambio climático actual.

A pesar de ello, aún hay esperanza. Este tipo de estudios proporcionan una imagen clara de la distribución de la especie. Estos datos deben guiar los esfuerzos de gestión y conservación internacionales. Tal y como indica el estudio “varias acciones potenciales de conservación e investigación pueden considerarse a la luz de nuestros resultados”. En la cuenca del Mediterráneo, la patrulla activa de playas y el control de nidos son esenciales para reducir la mortalidad de las crías.

EL CAMBIO CLIMÁTICO EN EL MEDITERRÁNEO

Según el estudio de Emma C. Underwood, la cuenca del Mediterráneo, que incluye tanto el mar como las costas que lo delimitan, es una de las regiones más vulnerables del mundo. Se ve fuertemente afectada por cambios provocados por el ser humano. Como indica Vogiatzakis en su estudio de 2005, la urbanización y el desarrollo turístico invaden las costas con edificios e infraestructuras. Las actividades humanas, el cambio climático y la sobrepesca amenazan la biodiversidad del Mar Mediterráneo más que cualquier otro mar u océano.

Las elevadas temperaturas derivadas del cambio climático se han convertido en un gran desafío para muchos animales marinos, especialmente para aquellos que migran largas distancias como las tortugas bobas (Caretta caretta).

EN BUSCA DE NUEVOS TERRITORIOS

En el estudio realizado por el equipo de Chiara Mancino en 2022 se recopiló información sobre las zonas de nidificación de las tortugas desde los años 60 hasta 2020. En total, se registraron 666 nidos de tortuga boba en la cuenca del Mediterráneo en el periodo de 57 años.

Históricamente, las tortugas marinas estaban limitadas al este del Mediterráneo. La mayoría de los nidos en los últimos 50 años se han registrado en el Mar Levantino, ocupando las costas de Turquía y Siria. En la década de 1960, los nidos estaban concentrados en el Mar Egeo y el Mar Levantino.

Ubicaciones de anidación de Caretta caretta en la cuenca mediterránea desde 1963 hasta 2020. Por: Chiara Mancino et. al.

Ya en la década de 1970, el desplazamiento hacia el oeste fue evidente, con los nidos ocupando el Mar Egeo y el Mar Levantino, además del Mar Jónico y el Plateau Tunecino (mostrados en las imágenes). Esta tendencia se ha seguido en los últimos años. En la última década (2010-2020), se ha hecho notable el desplazamiento hacia el sur de las costas sicilianas. En conclusión, se observa un desplazamiento de 1298 km al oeste de la ubicación original.

Centros de gravedad por décadas de los nidos de tortugas bobas. Desde la década de 1960 hasta 2020 en el Mar Mediterráneo. Por: Chiara Mancino et. al.

¿YO QUÉ PUEDO HACER?

La acción ciudadana desempeña un papel fundamental en la conservación de las tortugas bobas en España. Actualmente, uno de los mayores retos al que se enfrentan las tortugas bobas es al desconocimiento popular. Hasta esta década, era poco común que las tortugas marinas anidasen en costas españolas. Esto ha cambiado, pero gran parte de la ciudadanía aún no lo sabe. Este desconocimiento supone un grave peligro para las tortugas, por eso, uno de los primeros pasos para su conservación son las acciones de sensibilización medioambiental.

LA TORTUGA BOBA

Tortuga boba (Caretta caretta).

La tortuga boba (Caretta caretta) es la especie de tortuga marina más abundante del mar mediterráneo, y la más común en costas españolas. Al igual que las otras 6 especies de tortugas marinas, se encuentra bajo cierto grado de amenaza según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). Esta especie está protegida en España tal y como indica la estrategia del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

En su época de reproducción (de mayo a junio) las tortugas marinas abandonan su medio acuático para depositar sus huevos en nidos que cavan en la arena de las costas.

¿Qué hago si veo una tortuga marina?

La nidificación de las tortugas marinas es un evento que ocurre durante la noche durante los meses de mayo a julio. La hembra abandona el medio marino para adentrarse en las playas. Este proceso suele durar 1 o 2 horas. Una vez finalizado, la tortuga regresa al mar. Es muy importante no molestarla durante este proceso. Si tienes la suerte de presenciarlo, recuerda cómo actuar:

  • Llama al 112.
  • No toques ni molestes al animal.
  • Evita las fotos con flash y la iluminación artificial.
  • Mantén una distancia mínima de 30 metros.

Llamando al 112 se activa el protocolo de la Red de Varamientos. Este procedimiento es esencial en caso de encontrarse con una tortuga marina, su rastro o su nido. De esta forma, los expertos de la región podrán hacerse cargo del animal. La colaboración de todos es esencial para proteger a estos animales.

Protocolo de actuación en caso de avistar un varamiento.

¿QUÉ ES EL CAMBIO CLIMÁTICO?

Según las Naciones Unidas, el cambio climático se refiere a los cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones del clima. El cambio climático actual se distingue por su gran rapidez y magnitud.  

Este fenómeno está causado por el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono y el metano. Son consecuencia de numerosas actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, la deforestación y la producción agrícola. Estos gases actúan como una manta alrededor de la Tierra, atrapando el calor del sol y elevando las temperaturas. Estos cambios tienen impactos significativos en la biodiversidad, la salud pública y la economía global.