«Disponer de agua para regar hoy va a depender de la evolución del clima»

La directora del grupo de investigación Agua y Energía para una Agricultura Sostenible de la UMH, Herminia Puerto Molina, alerta de la falta de actuaciones en el mantenimiento de los recursos naturales

Herminia Puerto Molina. Imagen cedida por la profesora.

La zona de la Vega Baja se encuentra en el sureste peninsular. Se caracteriza por un clima mediterráneo seco, con un volumen de precipitación muy bajo. Además, en la Vega Baja se concentra una importante actividad agrícola, gracias, en parte, a las aguas del polémico Trasvase Tajo-Segura. Sin embargo, la situación podría cambiar con los efectos del cambio climático. La profesora Herminia Puerto Molina llama a la acción inmediata, individual y colectiva, para paliar los efectos de este calentamiento global y preservar los recursos del suelo, el agua y la agricultura.

1. Actualmente ¿a qué problemas se enfrentan los agricultores de la zona?

Los grandes problemas que tienen son, por un lado, la falta de relevo generacional; por otro, no se conocen bien las posibilidades que tiene la automatización, para mejorar la eficiencia del riego de los cultivos. Los agricultores podrían hacer algún tipo de inversión en automatización en regadío tradicional porque no son excesivamente caras. Sin embargo no es una inversión que sea fácil de acometer por la gran falta de relevo generacional en la agricultura.

2. ¿Qué otros problemas existen en esta zona que puedan agravar la situación de déficit de agua?

Otro de los problemas es la tendencia al abandono de las tierras y, si se quedan desnudas- sin vegetación-; si no se consigue dejarlas de alguna manera preparadas para que las lluvias no arrastren el suelo, esto significará pérdida de suelo y la escala de formación del suelo es de milenios. Es un recurso que, si se pierde, va a ser muy difícil recuperar.

Además, está la falta de superficie de evaporación en la costa o zonas cercanas a la costa. En verano, las brisas marinas que se forman en la costa van cargadas de humedad. El sentido de la brisa es del mar hacia tierra. A lo largo de ese recorrido la brisa o el aire cargado de humedad se eleva. Si se encuentra en la parte de tierra con zonas húmedas (un lago, saladar, zonas regadas), la evapotranspiración contribuye a aumentar la humedad y se desatan las lluvias o las tormentas de verano. Si en la zona de la costa no tenemos áreas con zonas húmedas, ese aire pasa por encima de las montañas y se ha perdido la oportunidad de tener una tormenta de verano.

3. Esta zona recibe aguas trasvasadas, ¿por qué este trasvase del Tajo-Segura es, prácticamente, el más polémico de España, aunque hay muchos?

En España hay del orden de 15 trasvases. El Tajo-Segura es el último gran trasvase que se ha hecho en España. Y es un trasvase que ha traído agua de Castilla la Mancha, que en su momento no tenía un gran desarrollo agrícola, a una zona que sí que ha florecido con el agua del trasvase. Ha dado lugar a una industria agroalimentaria de gran valor añadido. Es problemático porque trae agua de una zona donde realmente lo que se ha ido produciendo a lo largo del tiempo es despoblamiento a una zona que ha florecido con la agricultura.

Fotografía del Trasvase Tajo-Segura en Murcia. Fuente propia

<<Es un recurso [el suelo] que, si se pierde, va a ser muy difícil recuperar>>.

4. ¿Podría disminuir el volumen del agua trasvasada, como uno de los efectos del cambio climático?

Las previsiones que hay para la zona de la Comunidad Valenciana, o en general para la zona mediterránea, son una disminución de las lluvias en la parte interior y que aumenten, o que aumenten ligeramente o se mantengan, en la zona de la costa aunque serán de tipo más torrencial. Con lo cual, habrá bastantes problemas en el tema del arrastre y pérdida de suelo por erosión hídrica. Donde están el nacimiento del Júcar y del Segura es donde está previsto que disminuyan las lluvias. Así que, seguramente, los caudales de estos ríos disminuirán con el tiempo.

En el caso del Tajo, si, efectivamente, el caudal de los ríos que abastecen a esos embalses de cabecera (Entrepeñas y Buendía) disminuye, el número de días o meses que el volumen en los embalses sea menor del necesario para poder hacer un trasvase aumentará.

5. La Vega Baja es una zona con alto riesgo de DANA. El incremento de las DANA que se prevé por el cambio climático ¿también podría afectar negativamente a toda la zona de regadío y ayudar justamente a esa pérdida de suelo?

Las inundaciones tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Conocemos la pérdida de bienes, destrucción de infraestructura… Pero también puede tener un efecto beneficioso porque lava los suelos y, en una zona como la Vega Baja con tendencia a la salinidad, donde suelos y los acuíferos son salinos, las lluvias como las DANA podrían lavar los suelos y favorecer a la pérdida de la salinidad. Es un tema que está por estudiar. Yo creo que sí que sería interesante tener al menos un proyecto de investigación que se centrara en eso.

6. ¿En su opinión, habrá que despedirse de los frutos típicos de la zona: granadas, limones, naranjos y alcachofas?

Los cultivos en la Vega Baja han ido cambiando hacia cultivos de invierno, como la alcachofa, porque durante el invierno las necesidades de riego son menores. Si los agricultores no van a poder tener agua para llevar al final el cultivo, cambiarán a otros o dejarán de cultivar, aunque los granados podrían funcionar bien sin mucha agua.

7. ¿Qué soluciones existen más allá del trasvase? Se ha comentado mucho la importancia de la depuración de las aguas de Madrid para aumentar la cantidad de agua que llegue al trasvase. ¿Y sobre la desalinización como posible solución?

Si miramos los porcentajes de uso del agua, en España el 70% se dedica a regadío, la agricultura es la mayor consumidora de agua. Luego entre 18 a 20% se dedica a la industria, y entre un 10 y un 12% se dedica al abastecimiento urbano. Aprovechar un 90% de ese 10% de agua depurada es un 9% del total, es decir, podemos incrementar un 9%el uso del agua. Es más interesante usar las aguas depuradas por los nutrientes que puede llevar: los nitratos y los fosfatos, porque son macronutrientes.

Sobre la desalinización, el problema es que la relación sodio-calcio del agua del agua desalinizada no es buena para el regadío porque favorece la sodificación del suelo. Además, el porcentaje de rechazo del boro de las membranas es bajo, con lo cual son aguas ricas en boro, que es un tóxico específico para los cultivos. En mi opinión, no tendría que contemplarse como recurso habitual.

8. Como experta en eficiencia energética, ¿qué recomendaría a los agricultores de la zona como soluciones?

Yo intentaría incrementar el contenido en materia orgánica del suelo, porque un kilo de materia orgánica es capaz de retener hasta 10 L de agua. Se puede hacer a base de enmiendas orgánicas, a base de abonado verde o de acolchado de material vegetal como paja o astillas de madera. Y porque disminuye la emisión de óxidos de nitrógeno, que son también gases de efecto invernadero.

<<Es importante que nos pongamos las pilas y que se actúe de forma contundente>>.

9. ¿Qué papel juega la sociedad en esto: pérdida del suelo, malos usos del agua…?

Si la sociedad piensa que producir alimentos en nuestro territorio es importante, que es un valor que tenemos que preservar y que es importante que se pueda seguir produciendo alimentos en nuestro territorio, entonces deberíamos poner los medios para que se pueda seguir haciendo. Si nos da lo mismo como sociedad, pensamos que ya lo importaremos de otro sitio porque tenemos capacidad económica para comprarlo de otros países, pues, al menos, estaría bien tener un plan de reversión de las tierras a su estado, más o menos, natural para no perder el suelo. Porque a lo mejor dentro de algún tiempo, las generaciones venideras pensarán que es importante comer.

10. ¿Qué opina de las acciones que se están tomando a nivel nacional y europeo? ¿Son suficientes? ¿Qué otras acciones recomendaría tomar?

Tenemos ya muchas evidencias del cambio climático. Hay que tomárselo en serio, hay que empezar a actuar ya, cuanto antes mejor, porque se nos está cerrando la ventana de posibilidad de actuación contra el calentamiento global. Hace falta más acción, más compromiso. No es una cosa solo individual; es parte individual sí, y parte colectiva, parte de los gobiernos. Tenemos que ser más exigentes con los que toman las decisiones. Necesitaríamos tener un pacto global, lo mismo que se hizo con el agujero de ozono. Que se utilicen soluciones basadas en la naturaleza para infiltrar las aguas de lluvia que caen en las zonas selladas, que los usos del suelo no sigan cambiando y que no aumenten las superficie selladas y construidas. El efecto del cambio climático no se va a poder evitar: sequía en el Mediterráneo e inundaciones en el centro de Europa y ambas tienen el mismo origen. Es importante que nos pongamos las pilas y que se actúe de forma contundente.

Las zonas marinas cercanas a la costa conocidas como upwellings podrían reducir su producción de oxígeno debido al cambio climático

El cambio climático ha tenido muchos efectos en los últimos años en los diferentes ecosistemas: incremento de los incendios en los bosques, contaminación en los océanos, aumento medio de la temperatura, especies en peligro de extinción y fenómenos meteorológicos adversos. Las zonas marinas próximas a la costa y con una alta productividad de nutrientes, conocidas como upwellings -o afloramiento en español- no están exentas de consecuencias climáticas. En los próximos años se espera una reducción de su productividad que podría terminar en una disminución del oxígeno.

Fig.1: Esquema gráfico explicativo de un upwelling. Autor: NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration).

Los upwellings  más importantes se sitúan en los sistemas de corrientes oceánicas de Benguela (Sur de África), California (Estados Unidos), Canarias (Norte de África) y Humboldt (América del Sur). Se trata de lugares donde las aguas profundas, más frías y cargadas de nutrientes, emergen. Miles de microorganismos aprovechan este recurso. Entre los organismos encontramos microalgas, esenciales en la producción de oxígeno. Son también zonas de especial importancia para los humanos pues proporcionan lugares de pesca abundante.

Un estudio publicado en el Anual Review of Marine Science, a principios de este año, ha recabado toda la información de previos trabajos sobre el cambio climático y sus efectos, directos e indirectos, en estos afloramientos. El artículo ha sido contundente con los datos: existe suficiente evidencia para confirmar que el cambio climático está afectando a estas zonas. “Hay muchos proyectos que siguen monitorizando su evolución en todo el mundo. Todo apunta a que hay cambios reportables (en todos) como resultado del calentamiento global”, ha explicado Antonio Juan González Ramos, profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, quien, al igual que los autores del estudio, ha  investigado durante años los efectos del cambio climático en los afloramientos.

Las consecuencias del cambio climático sobre estos ecosistemas podrían generar un efecto dominó, según el estudio. El calentamiento del agua superficial, por el incremento de la temperatura terrestre, dificultaría la mezcla vertical y, por tanto, la llegada de aguas ricas en nutrientes. De ello se derivaría una disminución en la producción, esto es, la masa vegetal marina se reduciría y, con ella, la fotosíntesis. Los afloramientos son, junto con los bosques terrestres, los grandes productores de oxígeno. Si se reduce su producción fotosintética, la cantidad de oxígeno también lo hará. “Mayor calentamiento, mayor debilitamiento del afloramiento”, así lo ha resumido el profesor González Ramos al referirse a los efectos del cambio climático en los upwellings. 

Las zonas terrestres contiguas a los upwellings también tendrían impactos. Suelen ser lugares desérticos -como el desierto de Namibia, en el upwelling de Benguela o el Sahara en el sistema de Canarias. El calentamiento de las aguas superficiales generaría mayor vapor de agua, que se condensaría, lo que terminaría por incrementar las lluvias en estas zonas y provocaría un cambio en el paisaje.  

Los autores del estudio han alertado de la incertidumbre que aún pesa sobre las consecuencias del cambio climático en estas zonas. Los modelos que actualmente predicen los efectos no son del todo eficaces debido a la gran cantidad de variables que han de tener en cuenta. A esto se le añade la necesidad de estudiar las características de cada upwelling, que son importantes para conocer mejor cómo evolucionará en el tiempo. La falta de conocimiento podría dificultar la gestión de los upwellings y sus recursos y provocar mayores pérdidas al no estar preparados. 

“Cada ejemplar de una nacra que muere es un desastre”

La directora del CIMAR, Francisca Giménez, cuenta los retos a los que se enfrenta este molusco bivalvo para evitar su extinción

Directora del Centro de Investigación Marina (CIMAR) de Santa Pola, la catedrática de la Universidad de Alicante Francisca Giménez Casalduero lleva más de 30 años investigando sobre el medio marino. Entre sus principales líneas de investigación actuales destacan la evaluación de las comunidades del fondo marino en el ámbito mediterráneo, especies clave y especies invasoras y los efectos de las presiones antrópicas (causadas por el ser humano) en las comunidades marinas y en lagunas costeras como es el Mar Menor en Murcia. Entre estas especies clave se encuentra la nacra o Pinna nobilis, el 2º molusco bivalvo más grande del planeta, que es endémica en el Mediterráneo y que – a raíz de una importante mortandad en el Mediterráneo a partir de 2016, y su desaparición prácticamente total en el Mediterráneo español – en un par de años ha pasado de ser clasificada como una especie “vulnerable”, a ser una especie “en peligro crítico” en la lista roja de especies amenazadas.

Francisca Giménez hablando de la nacra en las “Noches de Ciencias” en Alicante (foto de autoría propia)

Recientemente dio una charla para la Asociación de Divulgación Científica de Alicante en “Noches de la Ciencia” sobre la nacra en el Mar Menor. ¿Podría resumir cuál es el reto al que se enfrenta actualmente la nacra?

En 2016, se detectó que había una mortandad masiva de ejemplares. Los grupos de investigación que trabajaban con esta especie empezamos a detectar la mortandad de prácticamente la totalidad de todos los individuos de la mayoría de las poblaciones que había en el litoral español. Empieza por la zona del Levante y se va expandiendo por todo el Mediterráneo. Al principio no se tenía identificada la causa, pero enseguida los grupos de investigadores se movilizaron y se detectó que era un patógeno, un protozoo del género Haplosporidium, lo que las estaba matando. Este tipo de patógeno afecta ya a otros bivalvos.

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Francisca Giménez Casalduero: “Estamos trabajando a contra-reloj, pero luchando todos a una conseguiremos sacar la especie adelante”

La catedrática en zoología profundiza sobre la nacra, especie marina en peligro de extinción, y de su proyecto actual que trata de salvar a este bivalvo gigante.

Francisca Giménez realizando labores de recogida de muestras en barco

Francisca Giménez Casalduero es profesora de Ciencias del Mar en la Universidad de Alicante desde hace 22 años. En sus largos años de investigación, esta científica lorquina ha trabajado en la planificación y gestión de Reservas Marinas, la contaminación marina, la conservación ambiental y la protección del medio marino en general.

Comprometida con el Mar Menor, la gran laguna costera del mediterráneo occidental que representa el ecosistema más singular y a la vez dañado de la Región de Murcia, ha formado parte del Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor. Está fuertemente comprometida con la concienciación ciudadana, por ello ha colaborado en proyectos que tratan de acercar el medio marino desde una perspectiva científica a la sociedad.

Actualmente está enfocada en su trabajo y proyecto más reciente, que lucha por salvaguardar los últimos ejemplares de nacra de las costas españolas liderado por el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA).

Pregunta. La especie con la que está trabajando, la nacra, actualmente se encuentra altamente amenazada, ¿por qué es importante esta especie para el ecosistema?

Respuesta. La nacra o Pinna nobilis es una especie emblemática: es el segundo mayor bivalvo del planeta y es endémica del Mediterráneo; es decir, no la vamos a encontrar en ningún otro ambiente. Básicamente era parte del paisaje: todos los que nos hemos bañado en el mediterráneo, identificábamos la nacra en el paisaje habitual marino, en la pradera de posidonia. Su papel en el ecosistema es indudable: es una especie con unas tasas de filtración impresionantes, lo que ayuda a mantener el agua limpia. Sus conchas son tan grandes que forman un ecosistema propio.

Ejemplares de Pinna nobilis o nacras en los tanques del Aquarium de la Universidad de Murcia. Fotografía cedida por el Aquarium de la Universidad de Murcia.

P. ¿Cómo ha llegado la nacra a estar al borde de la extinción?

R. La nacra siempre ha estado sometida a cierta presión humana, hace unas décadas yo recuerdo como algo común ver conchas de nacra en todos los bares costeros. El aumento de las embarcaciones de recreo empezó a perjudicar a la nacra porque se anclaban sobre la pradera en la que viven, rompiéndolas. Con estas presiones se vio que las poblaciones empezaban a disminuir y la especie se declaró protegida. Se pusieron en marcha actuaciones de gestión específicas y de concienciación; y de hecho, las poblaciones empezaron a recuperarse. Sin embargo, en 2016 surge una epidemia con una capacidad de infección similar a la que estamos viviendo con el coronavirus, pero en vez de un virus es un parásito: el protozoo haplosporidium.

El proceso ha sido muy similar a la pandemia del “covid”: el coronavirus era una enfermedad tradicional de los murciélagos que debido a los desequilibrios y ruptura de las barreras ambientales ha pasado al ser humano, y el ser humano no está preparado para enfrentarse a este parásito, por lo que es muy virulento. El haplosporidium es un parásito habitual y muy conocido de otras especies de bivalvos, pero ¿Qué pasa cuando el haplosporidium entra en el Mar Mediterráneo e infecta a una especie que nunca en su historia evolutiva se ha enfrentado a este parásito? Pues que la mortandad ha sido del 100%, allá donde llegaba el parásito acababa con la totalidad de la población de nacras.

Los primeros indicios se dieron en 2016 en el levante español, y en dos o tres años tuvimos la certeza de que había llegado hasta el mediterráneo oriental y que había mortandades masivas de nacra en las costas de Italia, de Turquía, de Grecia, etc. Fue muy frustrante, porque, aunque se detectó rápido la presencia del haplosporidium, el haplosporidium fue mucho más rápido que nuestros avances.

«A pesar de que el Mar Menor es un refugio para la nacra, estamos en una situación de desequilibrio y con un alto riesgo de que deje de serlo»

P. ¿Por qué se dice que el Mar Menor se ha convertido en un refugio para la nacra?

R. Solo parecían salvarse de esta afección las nacras de las lagunas costeras y los deltas, cuyas condiciones ambientales actúan como barrera natural frente al parásito. En España, el delta del Ebro posee una salinidad inferior a la del mar mediterráneo; y el Mar Menor tiene una salinidad superior a la del Mediterráneo. Allí nos dimos cuenta de que la salinidad baja y la salinidad alta protegía a las nacras del ataque del haplosporidium.

Sin embargo, aunque las nacras del Mar Menor tenían cierta protección frente al parásito, en 2016, la laguna sufrió una crisis ambiental. El estado crítico de contaminación de la laguna provocó la ausencia de oxígeno por debajo de los tres metros de profundidad. Esto, a su vez, provocó la mortandad masiva de todos los organismos que vivían por debajo de estos tres metros. Si antes de 2016 teníamos una estima de más de un millón de ejemplares de nacra en la laguna, tras el episodio de anoxia murió el 95% de la población. Actualmente creemos que quedaran menos de dos mil ejemplares vivos. Una de las propuestas que más se repite para solucionar el problema de la contaminación del Mar Menor es aumentar la conexión con el mediterráneo. Esto llevaría a una caída de la salinidad y a una entrada masiva del haplosporidium y, probablemente, a la muerte de los pocos ejemplares que quedan. A pesar de que el Mar Menor es un refugio para la nacra, estamos en una situación de desequilibrio y con un alto riesgo de que deje de serlo.

P. El proyecto “recupera pinna” tiene como principal objetivo garantizar la supervivencia de las dos últimas poblaciones de nacra en España: la del Delta del Ebro y la del Mar Menor ¿Cómo surge el proyecto “Recupera Pinna”? ¿Cómo se vio usted involucrada?

R. Desde el principio de la epidemia del haplosporidium, nos unimos una serie de grupos de investigación que trabajamos con esta especie, con la nacra o pinna. Por ejemplo, Emilio Cortés, en el Aquarium de la Universidad de Murcia, está desarrollando los protocolos de cría en cautividad de la especie; conseguir su cría en cautividad puede ser la clave para asegurar su supervivencia. Además, estamos trabajando con el equipo del Instituto de Investigación y Tecnologías Agroalimentarias (IRTA), liderado por Patricia Prado. Ellos trabajan con las nacras del delta del Ebro, que se encuentra en una situación similar a las del Mar Menor. Desde el principio, pusimos nuestros recursos en común para volcarlos en la supervivencia de la nacra. Actualmente, el proyecto “Recupera Pinna” ha sido financiado por la fundación biodiversidad, y lo está liderando Patricia Prado y su grupo del IRTA.

«Es importantísimo que la ciudadanía siento como propios los valores naturales»

P. ¿Cuáles son los principales objetivos del proyecto? ¿Cómo se está trabajando para lograrlos?

R. El proyecto “Recupera Pinna” tiene varios objetivos. Uno de ellos es censar las poblaciones de nacras en la laguna y el delta, ya que hay zonas en las que aún no sabemos si hay nacras o si siguen vivas. Otro objetivo son las actuaciones de traslocación, sobre todo en el delta del Ebro. En esta zona, cuando hay un temporal o una dana, se rompen las barreras de arena que aíslan el delta del mar Mediterráneo, provocando la entrada de agua mediterránea y la muerte de la nacra. Precisamente, estas barras son zonas donde se asientan los juveniles. La propuesta es trasladar estos juveniles que sufren una alta probabilidad de mortandad, a zonas más protegidas para incrementar su supervivencia. En el caso del Mar Menor se translocarían los ejemplares de zonas más profundas, donde hay riesgo de falta de oxígeno por la contaminación, a zonas más aptas.

Además de las acciones de censo y traslocación se plantea hacer difusión y divulgación con actividades de ciencia ciudadana como voluntariado, que sirvan para involucrar y concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de esta especie.

P. Usted ya ha trabajado anteriormente en diversos proyectos de participación ciudadana, como el CAMONMAR. ¿Por qué son importantes estas actividades de difusión y concienciación?

R. ¡Yo diría que estas acciones son imprescindibles! El medio marino es el gran desconocido, yo suelo decir a mis alumnos que los grandes cañones marinos que hay a pocos kilómetros de la costa de Murcia son más desconocidos que la superficie de la luna. Es importantísimo que la ciudadanía sienta como propios los valores naturales y entienda la importancia de conservar estos hábitats y estas especies. Concretamente, la nacra, no solo es parte del ambiente marino, sino que además juega un papel fundamental en el Mar Menor. Si tuviéramos una población boyante como la que había antes, sus tasas de filtración servirían incluso para controlar los blooms de algas y de medusas. Creo que deberíamos sentirnos orgullosos, además, de que el Mar Menor sea quizá lo que salve a la nacra y permita más adelante recuperar la especie en todo el mediterráneo.

Que la ciudadanía sepa el valor que tienen sus zonas más próximas creo que es importante. Precisamente, estamos en una zona espectacular: el litoral de la Región de Murcia tiene unos ecosistemas increíbles, con arrecifes de corales profundos, grandes praderas de posidonia…  La conservación de la biodiversidad tiene que ser una responsabilidad de todos. Y para ello las acciones de difusión y comunicación de la ciencia son imprescindibles.

«Cuando empiezas a conocer los valores del Mar Menor… es inevitable enamorarte de él. Las maravillas están ahí, solo hay que mostrarlas»

P. Y según su experiencia, ¿qué estrategias pueden resultar más eficaces para concienciar a la gente del valor de los ecosistemas marinos?

R. La mejor manera de concienciar es conocer. Se le achaca la frase “No se puede amar lo que no se conoce, ni defender lo que no se ama” a Leonardo Da vinco o a Cousto, sea como fuera, es algo que podemos interiorizar. Si tú conoces algo y lo sientes como propio, te entra un sentimiento de orgullo y eres capaz de apreciar su valor real. El claro ejemplo es el Mar Menor, cuando empiezas a conocer sus valores… Es inevitable enamorarte de él. La clave es involucrar a la gente en los programas de conservación, trasladar el conocimiento. Las maravillas están ahí, solo hay que enseñárselas. A veces, simplemente poniéndote unas gafas de bucear es suficiente para observar un “reportaje de la dos” o del National Geographic; y es algo accesible para todos los públicos.

P. ¿Hay esperanza para las poblaciones de nacras del Mar Menor y del Delta del Ebro?

R. Ahora mismo estamos trabajando a contra-reloj. Se pensaba que poder criar las nacras en cautividad sería fácil y no lo está siendo; ni siquiera mantenerlas. Pero creo que se está haciendo un esfuerzo importante, y que hay muchos grupos buscando soluciones. Se están aportando recursos (aunque quizá no los suficientes) y hay grupos de investigación muy importantes. Luchando todos a una, al final, conseguiremos sacar la especie adelante. Yo tengo muchísima fe en el proyecto y en mis compañeras y compañeros.

P. ¿Qué nuevos retos supone este proyecto en su carrera profesional?

R. Siempre hay retos nuevos. La verdad es que para mí este proyecto es ilusionante, porque llevamos mucho tiempo trabajando sin los recursos necesarios. Este proyecto nos da el marco que necesitamos para encauzar la investigación y para introducir a nuevos investigadores en la conservación de la nacra. Esto tiene que ser una carrera de relevos: tiene que empezar a trabajar más gente en la conservación de esta especie para que cuando nos retiremos -que tampoco queda tanto tiempo (risas)- sigan trabajando y luchando. Además, para mí, trabajar con compañeros como Emilio o Patricia es un lujo. Es muy satisfactorio trabajar con gente tan honesta y comprometida con la ciencia y el medio ambiente.

Lise Meitner irradia vocaciones científicas

El Proyecto Meitner. Recordando a Lise Meitner es una iniciativa del Institut de Física Corpuscular (IFIC) de la Universitat de València (UV)-CSIC que ha contado con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT). El proyecto tiene como objetivo recuperar y revalorizar la contribución de grandes pioneras de la Física Nuclear y de Partículas, uniendo el pasado y el presente a partir de la figura de la brillante física, Lise Meitner. Tal y como explica Anabel Morales, física nuclear y coordinadora del proyecto «Lise Meitner debe ser un referente para el alumnado, no solo por sus logros científicos sino por cómo se comportó como científica y como mujer».

El Proyecto Meitner. Recordando a Lise Meitner nace y gira alrededor de la obra de teatro Remembering Miss Meitner (2002) escrita por Robert Marc Friedmann y representada en teatros de todo el mundo en varios idiomas. La obra propone unir el pasado y el presente a partir de un energético texto que invoca a Lise Meitner junto a su descubrimiento de la fisión nuclear y que nos hace preguntarnos ¿cómo recuerda la historia a Meitner? ¿qué importancia damos a nuestras científicas hoy en día? La adaptación española de la obra ha sido realizada por la compañía de teatro CRIT bajo la dirección escénica de Anna Marí, y será representada, de momento, en el Teatre Rialto de València a partir del 11 de marzo. Además, después de cada función tendrá lugar un coloquio en el que un equipo de expertas responderá a las preguntas del público y también las planteadas a través de redes.

Ilustración de Elena Resko para el Proyecto Meitner. Recordando a Lise Meitner.

A parte de la obra de teatro y los coloquios que llevarán a cabo distintas físicas nucleares y de partículas, el Proyecto Meitner ofrece un amplio abanico de actividades y propuestas para visibilizar y poner de manifiesto las barreras legales, culturales, históricas y sociales a las que las mujeres científicas se han enfrentado y siguen enfrentándose.

«No solo hablan de pioneras, sino también de la situación de la mujer en la física nuclear y de partículas, y de forma más general de la mujer en ciencia.»

Anabel Morales, física nuclear y coordinadora del proyecto

Otra parte fundamental del proyecto son las Jornadas de Ciencia y Género ‘Pioneras en Física Nucleas y de Partículas: Pasado, Presente y Futuro, que han tenido lugar el pasado 9 y 10 de marzo de manera híbrida, combinando el formato presencial en la Universitat de València y también en streaming. Estas jornadas, como nos cuenta Anabel Morales «No solo hablan de pioneras, sino también de la situación de la mujer en la física nuclear y de partículas, y de forma más general de la mujer en ciencia». Durante los dos días se ha ofrecido una programación enriquecida con seminarios, monólogos, entrevistas, mesas redondas y coloquios con el público. El formato está inspirado en las primeras Jornadas de Ciencia y Género de la Universitat de València (UV) que tuvieron lugar 2 años atrás, con la astronomía como eje temático.

Las jornadas han sido gratuitas y abiertas a todo el público, aunque la organización del proyecto quiere dirigirse especialmente al profesorado de secundaria ya que como declara Anabel Morales «Creemos que es muy importante dar a conocer las pioneras al profesorado, y que este luego lo transmita a su alumnado a lo largo del tiempo».

Ilustración de Elena Resko para el Proyecto Meitner. Recordando a Lise Meitner

Uno de los seminarios fue presentado por Josep Simon, profesor e investigador de Historia de la Ciencia en la Universitat de València (UV). Bajo el título Género y radiactividad: una historia vienesa para un futuro de igualdades expuso una perspectiva panorámica sobre los temas de género en relación con la historia de la física. Concretamente, hizo reflexionar acerca del por qué en ciertos lugares y contextos históricos hay una notable presencia de mujeres. Como sentenció Josep Simon, «La radiactividad era un campo nuevo que todavía no estaba dominado por la autoridad y la jerarquía de la ciencia, pero poco a poco el papel de la mujer quedó más oculto o relegado a ser objeto de investigación».

«La radiactividad era un campo nuevo que todavía no estaba dominado por la autoridad y la jerarquía de la ciencia, pero poco a poco el papel de la mujer quedó más oculto o relegado a ser objeto de investigación.»

Josep Simon, profesor e investigador de Historia de la Ciencia en la Universitat de València (UV)

El ambicioso proyecto también ha querido incidir directamente en el estudiantado, a través de una difusión activa en las principales redes sociales (Twitter, Instagram y Facebook) y del concurso Express-Arte ConCiencia, que da rienda suelta a su imaginación y que a través del arte contará la historia y los avances científicos de las pioneras de la física nuclear y de partículas. Anabel Morales enfatiza: «Queremos que las pioneras realmente entren a formar parte de la cultura científica del alumnado».

«Queremos que las pioneras realmente entren a formar parte de la cultura científica del alumnado, ya que la ciencia es cultura

Anabel Morales, física nuclear y coordinadora del proyecto

En definitiva, el Proyecto Meitner. Recordando a Lise Meitner promueve la igualdad social al romper con la imagen estereotipada de la mujer científica y al poner sobre la mesa los sesgos de género actuales en el ámbito científico y educativo. También pretende hacer frente a la escasa vocación científica de las niñas, acercando referentes, pasadas y presentes, y fomentando vocaciones científicas. Y, finalmente, también pretende promover la cultura científica, ya que como afirma Anabel Morales «la ciencia es cultura» y es necesario introducir una vertiente social de la ciencia como elemento de cambio.

La magia de un microscopio electrónico de precio elevado

Los científicos consiguen visualizar los enlaces covalentes que se forman sobre una lámina de grafeno y una molécula sintética gracias a un microscopio de resolución extraordinaria.

El descubrimiento del grafeno, por sus propiedades y aplicaciones, ha supuesto una revolución para la ciencia y la tecnología. Pero visualizar los enlaces covalentes que se forman sobre una lámina de grafeno ha sido un gran reto para el grupo de investigación que dirige Gonzalo Abellán, investigador del Instituto de Ciencia Molecular de la Universidad de Valencia. Abellán comunicó los resultados de sus últimas investigaciones en una conferencia organizada por el Museo Didáctico e Interactivo de Ciencias (MUDIC) el pasado mes de noviembre.

El grafeno, considerado el material del siglo XXI, fue descubierto por los científicos Andre Geim y Konstantin Novoselov en el año 2004. Su descubrimiento les valió el premio Nobel de física en 2010. Desde entonces, ha dado mucho de qué hablar por sus propiedades y aplicaciones. Ejemplo del impacto que ha supuesto es el proyecto europeo que lleva por nombre “Graphene Flagship”, dotado con mil millones de euros, cuyo objetivo es trasladar todo lo que se sabe del grafeno a aplicaciones técnicas para la sociedad. Para el año 2022 se prevé lograr un gran número de aplicaciones. Algunas de ellas son conseguir nuevos materiales para la construcción, baterías de carga muy rápida y con gran almacenaje de energía, nuevas tecnologías para sensores y para transistores y aplicaciones biomédicas como biosensores que detecten mejor los virus y bacterias.

Solución a los problemas del grafeno

A lo largo de la charla, Abellán expuso los problemas que impiden que las aplicaciones del grafeno sean inmediatas. Uno de ellos es su baja solubilidad, por lo que una producción a gran escala, en una fábrica, es difícil de procesar y otro de ellos, que el grafeno es prácticamente inerte, no reacciona fácilmente con otras sustancias.

Gonzalo Abellán en un momento de la conferencia

Para solucionar estos inconvenientes el equipo de investigación que dirige Abellán en Alemania propuso cambiar la superficie del grafeno introduciendo moléculas sintéticas entre sus láminas para que lo hicieran más reactivo. Aunque el reto que se plantearon iba más allá: querían ver el enlace covalente que se formaba entre el grafeno y las moléculas de reactivo. Las palabras de Abellán fueron: “Este era un reto monumental. Cuando hice el máster en nanociencia me dijeron que no se podía ver enlaces covalentes con un microscopio electrónico”. Continuó diciendo: “Pero en Alemania encontré un microscopio de siete millones y medio de euros que tenía unos correctores de aberración impresionantes con los que sí se podía ver estos enlaces”.

Un microscopio de resolución extraordinaria con graves problemas de contaminación

El microscopio electrónico de alta resolución al que se refiere Abellán permite ver los átomos que forman las moléculas y es capaz de discriminar dos puntos a una distancia de 0, 05 nm, es decir, a una distancia 10 millones de veces más pequeña que medio milímetro. El problema que encontraron al utilizar este microscopio fue la contaminación de la lámina. En cuestión de milisegundos, aunque se trabajaba en ultra alto vacío, la muestra de grafeno estaba completamente contaminada por todas las moléculas que contenía el aire. Para solucionarlo utilizaron una nueva técnica que consistió en “barrer” toda la suciedad que se depositaba sobre la lámina de grafeno con una punta de wolframio, un metal de gran dureza. Este barrido electrónico con la punta de wolframio quitaba la capa de contaminación a escala de 2nm.

Una vez que encontraron la técnica para limpiar la lámina investigaron introduciendo una molécula sintética sobre la lámina de grafeno limpia con el objetivo de producir una reacción química y, lo más importante para ellos, poder verla a través del microscopio en tiempo real.

La técnica para producir esta reacción química fue complicada porque, además de la contaminación que se producía, la reacción era muy difícil de llevar a cabo. Debían trabajar en una caja seca, sin aire y sin oxígeno y producir una disolución de electrones solvatados a partir de una disolución de sodio y potasio en metoxietano. Estos electrones, extremadamente reactivos, se ponían en contacto con el grafeno de modo que conseguían que reaccionara con la molécula de reactivo que añadían. De esta manera lograron su objetivo: conseguir la reacción del grafeno y visualizar la formación de los enlaces covalentes.

Foto en la que se puede apreciar en la pantalla la imagen del enlace covalente entre el grafeno y la molécula sintética que utilizaron para producir la reacción química.

Este descubrimiento del equipo de investigación que dirige Gonzalo Abellán supone un gran avance en el mundo de la nanociencia ya que introduce un nuevo método con el que el grafeno puede ser procesado y utilizado para generar nuevas aplicaciones tecnológicas. Pero también es un avance muy importante en el campo de la química al hacerse posible la visualización de una reacción química con la formación de un enlace covalente entre carbono y carbono a través de un microscopio electrónico.

Gonzalo Abellán dirige actualmente el grupo de investigación 2D-Chem dedicado al estudio de materiales bidimensionales (2D) que forma parte del Equipo de Investigación en Materiales Moleculares del Instituto de Ciencia Molecular de la Universidad de Valencia. Parte del equipo está en Alemania, en la Universität Erlangen-Nürnberg.

Gonzalo Abellán en la presentación de las Jornadas

Las Jornadas de divulgación Científica del MUDIC siguieron durante toda la mañana en formato semipresencial con presencia de divulgadores como Rafael García Molina, Manuel Toharia y Marisa Michellini, entre otros.

El ‘Legado de Carl Sagan’ en La Laguna

El Museo de la Ciencia y el Cosmos (MCC) estrena exposición y ciclo de conferencias.

Exposición «COSMOS y el legado de Carl Sagan»

Llega a Tenerife una exposición y ciclo de conferencias sobre COSMOS: un viaje personal, el clásico divulgativo de Carl Sagan que se convirtió en la serie más vista de la historia, con más de 600 millones de espectadores y emitida en más de 60 países. Héctor Socas (@hsocasnavarro), director del MCC, ha explicado las razones de su éxito y la importancia de rescatar estas obras divulgativas 40 años después: “Hay valores que transmite, como fomentar el pensamiento racional, que son atemporales”.

La exposición se mantendrá hasta el 31 de mayo y, mientras tanto, se realizará un ciclo de conferencias en directo y streaming donde expertos analizarán cada uno de los episodios y mostrarán cómo hemos avanzado en estas cuatro décadas desde que se empezó a emitir la serie. 

Podrías preguntarte por qué se expone la obra de COSMOS en La Laguna. Lo cierto es que esta localidad es un caldo de cultivo excelente para alimentar la pasión por la astronomía y la astrofísica. Cuenta con uno de los observatorios más importantes del mundo, según la Comunidad Científica Internacional (CCI); una buena concentración de profesores e investigadores en torno al Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y al Departamento de Astrofísica de la ULL y un movimiento universitario muy activo. Si a todo esto le sumamos que tiene un museo especializado en Cosmos, la pregunta debería ser por qué no había una exposición como esta antes. 

Type II Civilization  (Civilización tipo II) de Jon Lomberg  

En la exposición se puede disfrutar de las obras de arte de Jon Lomberg, conocido como el ‘artista de Carl Sagan’. Para que nos hagamos una idea de su estilo, es como si un viajero del año 3000 con aires retro se dedicase a hacer bocetos de las naves y paisajes que observa en sus aventuras intergalácticas. Una galería de ilustraciones que fluctúan entre lo onírico y lo científico de forma muy natural, ampliando fronteras de nuestra imaginación. De hecho, a menudo los observatorios le encargan crear imágenes para explicar al público sus nuevos descubrimientos.

Réplica de la cubierta del disco de oro a bordo de la Voyager 1

Por supuesto, también podemos observar representaciones que creó Lomberg tanto para el montaje artístico de la serie COSMOS como para su secuela NUCLEUS, la cual nunca se llegó a plasmar. Para los más fanáticos, destaca el storyboard del que nació la famosa animación de la ‘nave de la imaginación’ aproximándose a la galaxia. ¡Incluso podemos ver una réplica del disco de oro de las sondas Voyager, ese mensaje en la botella lanzado al cosmos!

Se completa la exposición con trabajos y objetos más personales, como la última carta que escribió Sagan al artista antes de su muerte, fotos de los instantes en los que Sagan y Lomberg trabajaban en la serie o un traje intergaláctico al estilo singular del artista.

Julia de León, astrofísica y presentadora de la conferencia que tuvo lugar este 5 de marzo y que estaba dedicada al sexto episodio, cuenta la importancia de recuperar estas obras divulgativas hoy en día: “Sagan consiguió, con poca tecnología y recursos, que se enganchara una generación a la astronomía”. Además, ha afirmado que muchos de sus compañeros crecieron con esta serie y fue clave para llegar a donde hoy están.

Durante la conferencia, la investigadora del IAC hizo un repaso de todas las misiones de exploración espacial, comentando sus proezas y logros. A su juicio, sorprende lo mucho que ha mejorado tanto la calidad de imágenes como la tecnología: “Esas imágenes de la sala de control con los científicos fumando, los monitores de fósforo con las letras verdes y los mandos de control con botones que parecen atrezo.” La astrofísica ha confesado que ha disfrutado mucho volviendo a ver los episodios de COSMOS y comparando las imágenes que se obtuvieron de las Voyager con las actuales.

Julia de León y Héctor Socas durante la conferencia del 5 de marzo

La Región de Murcia, pionera en el estudio del medio marino gracias a la colaboración ciudadana

Los ciudadanos han sido la clave para obtener datos científicos sobre las praderas de posidonia en la Región de Murcia. Colaborando de forma voluntaria, buceadores y pescadores amateur han sido la base de la Red de Seguimiento de Posidonia en Murcia, una iniciativa que lleva en funcionamiento continuado 17 años y el primer proyecto en España dedicado a la vigilancia ambiental. El pasado jueves 25 de febrero, se celebró una jornada informativa para anunciar los principales resultados de la Red de Seguimiento de Posidonia. Los ponentes, cada uno perteneciente a distintos ámbitos que colaboran en el proyecto, expresaron los beneficios que esta propuesta trae al patrimonio natural de la región, a la investigación científica y a la concienciación ciudadana.

La Posidona oceanica es una planta marina que forma extensas praderas, constituyendo el ecosistema más importante de las costas mediterráneas. Por ello, las praderas de posidonia han captado el interés de los científicos desde hace años. Según explicó, durante la jornada, el investigador del Instituto Español de Oceanografía (IEO), Juan Manuel Ruíz Fernández, más de 11 mil hectáreas de las costas de la Región de Murcia están cubiertas por estas praderas. También se detalló que este ecosistema beneficia al ser humano pues filtra el agua, protege las playas de la erosión y favorece la pesca, llegando a condicionar nuestras costas y nuestra economía.

Todo este proyecto comenzó en 2004, cuando se puso en marcha la Red de Seguimiento de las Praderas de Posidonia de la Región de Murcia, que sigue funcionando actualmente. Su objetivo es comprobar que la posidonia de las costas murcianas se mantiene en buen estado con el paso del tiempo. Para lograrlo, es necesaria la colaboración de tres sectores que están funcionando como si de una cadena de trabajo se tratara. En primer lugar, los voluntarios, pescadores y buceadores amateurs, que visitan las mismas zonas de pradera cada año y recogen datos sobre su estado. En segundo lugar, la comunidad científica, que con estos datos puede elaborar estudios y obtener conclusiones. Y por último, la administración, que tomaría las medidas pertinentes para proteger el ecosistema gracias a las conclusiones científicas.

La Red de Seguimiento de Posidonia parte, por tanto, de la participación voluntaria ciudadana, especialmente de los centros de buceo de la región que han ofrecido los equipos y las embarcaciones necesarias para vigilar las praderas cada año; y de los buceadores, que han tenido que someterse a una educación previa sobre las técnicas para obtener los datos. Más de 800 voluntarios han colaborado desde 2004 en la recogida de datos. El buceador profesional que ha representado a los Centros de Buceo en esta jornada, Sergi Pérez García, se ha mostrado orgulloso de los resultados y la trayectoria del proyecto. Ha explicado que la ciudadanía puede acercarse y comprender mejor la realidad natural del entorno gracias a este tipo de propuestas, que ejercen una labor de educación y nexo entre la sociedad, la ciencia y la naturaleza.

La comunidad científica, por su parte, se ha visto inmensamente beneficiada por los datos proporcionados anualmente. Con ellos se pueden llevar a cabo gran cantidad de estudios que contribuyen a aumentar el conocimiento científico. En la jornada se expusieron los principales resultados de estos 17 años de seguimiento, concluyendo que el estado de la mayoría de las praderas estudiadas es aceptable y no se está viendo perjudicado por ninguna actividad humana ni por el cambio climático. En las zonas en las que sí se ha visto un deterioro en la pradera se han buscado las causas, para proponer medidas que aseguren su conservación, como ocurrió en Cabo Tiñoso, donde se observaron fondeos ilegales que perjudicaban a la posidonia. 

En 2015, se tomaron medidas en esta zona para retirar todos los fondeos ilegales e implementar fondeos ecológicos. Tras la toma de esta decisión, la pradera comenzó lentamente a mejorar. Esto es ejemplo de que los estudios serían inútiles si no se trasladaran a la administración, a nuestros políticos. Ellos son los que, aconsejados por los expertos, adaptan las normas para proteger de manera eficiente nuestras praderas. En este punto se agradeció a Francisco Espejo García, director General de Ganadería, Pesca y Acuicultura de la Región de Murcia, y a la administración murciana en general, su compromiso con el estudio de este ecosistema desde hace tantos años. 

Todos los ponentes destacaron el gran cambio de paradigma que ha supuesto este proyecto para conciliar las actividades marinas económicas con las de conservación de la Región de Murcia. El seguimiento de praderas de posidonia durante estos 17 años ha traído una toma de conciencia de nuestros ecosistemas en el sector pesquero, turístico y administrativo. Actualmente, se aprecia una mayor sensibilización de los usuarios, que ahora son los que demandan la protección de las praderas de posidonia, al reconocer sus beneficios: la abundancia de peces para la pesca, y el valor añadido como recurso turístico para el buceo, como han explicado los ponentes. Nadie podía asegurar, cuando se inició la Red de Seguimiento de Posidonia en 2004, que 17 años después el proyecto seguiría en marcha y con unos resultados tan positivos; por lo que no es de extrañar el aire de concordia y victoria que se respiraba en la jornada. Quedaron patentes la importancia y la satisfacción que produce trabajar en pro de la conservación de los recursos naturales regionales para asegurar que sean accesibles a todos.

Científicos de la UPV pretenden limpiar el aire de coronavirus

Dos grupos de investigación de la UPV y la UIB han empezado un proyecto de colaboración para identificar, cuantificar y reducir la carga ambiental del virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19.

El grupo de investigación en Fotoquímica Heterogénea y Medioambiental de la Universitat Politécnica de València (UPV) ha empezado el desarrollo de un sistema para eliminar la presencia del coronavirus SARS-CoV-2 del aire, dentro del proyecto IDEQURE. Este proyecto, realizado en colaboración con el grupo sobre Inflamación, reparación y cáncer en patologías respiratorias de la Universitat de les Illes Balears (UIB), tiene como objetivo identificar los espacios con mayor riesgo de transmisión de la enfermedad e implementar un sistema que reduzca la concentración del agente infeccioso en el aire. La investigación ha sido financiada a través de una convocatoria del Instituto de Investigación Sanitaria de las Islas Baleares para proyectos innovadores contra la transmisión de la COVID-19.

Durante el pasado año, la comunidad científica se ha esmerado en averiguar las características del patógeno responsable de la COVID-19. Uno de los mayores peligros de este virus es su capacidad de transmitirse a través del aerosol respiratorio, especialmente cuando se producen aglomeraciones en espacios cerrados y mal ventilados. Cuando una persona infectada exhala, dispersa en el ambiente un gran número de aerosoles infecciosos, compuestos por gotas de tamaño inferior a 100 micras, que quedan suspendidos en el aire. Esta vía de contagio está detrás de la mayoría de infecciones que no son detectadas por los rastreadores del sistema sanitario. “Hay una parte importante de contagios detectados de origen social, otros que se dan en el ámbito laboral, pero al final siempre queda alrededor de un 40% que no se sabe de donde provienen. Nuestro método sería capaz de llenar ese vacío, detectando el virus en el entorno”, ha declarado Hermenegildo García Baldoví, investigador responsable del proyecto por parte de la UPV.

Representación del proceso de formación de aerosoles con carga vírica / Flickr

El proyecto IDEQURE plantea dos líneas de trabajo diferenciadas. Por un lado, los investigadores de la UIB, dirigidos por el profesor Josep Mercader, han monitorizado la concentración del virus en los diferentes espacios del Hospital Universitario de Son Espases que recorre un enfermo de COVID-19. El equipo de la UPV, por otro lado, está desarrollando un sistema de desinfección basado en la nebulización combinada de diferentes compuestos, similar a las máquinas de humo utilizadas en locales de ocio, para reducir la concentración de aerosoles infecciosos en los espacios de mayor riesgo. Actualmente en España no existen virucidas con los que se permita rociar directamente sobre las personas. Es por eso que el equipo de Hermenegildo trabaja con una estrategia diferente. “Intentamos aplicar diferentes biocidas en cantidades muy bajas, muy inferiores a los límites permitidos, que actúen de forma sinérgica con tal de poder aplicarlos en sitios donde hay gente”, ha detallado el químico.

La detección de SARS-CoV-2 en las muestras recogidas en el hospital se realiza mediante la técnica de droplet digital Polymerase Chain Reaction (ddPCR), un tipo de análisis PCR específicamente diseñado para detectar muestras a concentraciones bajas en ambientes complejos. Curiosamente, los resultados preliminares de esta investigación han detectado una mayor presencia del virus en los espacios donde los pacientes no se encuentran en un estadio avanzado de la enfermedad. “Hemos encontrado carga de virus donde hacen las PCR y en estados más incipientes de la enfermedad. Por el contrario, en pacientes más graves, que estaban con respirador o entubados, y positivos por PCR no hemos sido capaces de conseguir ninguna muestra positiva en el aire”, ha explicado García. Las conclusiones de estas primeras indagaciones serán presentadas por sus responsables en el segundo Congreso Nacional Multidisciplinar COVID-19 de las Sociedades Científicas de España, que tendrá lugar el próximo mes de abril de manera virtual.

Sería un error que este bajo nivel de permanencia del virus en el aire observado en el Hospital de Son Espases llevase a una despreocupación de las infecciones mediante esta vía de contagio. Como bien ha recordado la profesora de Microbiología Salut Botella, del Departamento de Biotecnología de la UPV, “cualquier espacio con personas infectadas es un lugar con riesgo de contagio”. El alto número de contagios producidos durante la todavía reciente tercera ola de la pandemia nos recuerda la gran capacidad de infección del virus, incluso a niveles bajos de exposición. Éste es el motivo que llevó a los investigadores del grupo de Fotoquímica Heterogénea y Medioambiental a proponerse desarrollar un nuevo sistema que permita eliminar la presencia del patógeno en el aire sin comprometer la salud de las personas que se encuentren presentes. Al respecto de la propuesta, la profesora ha opinado que “intentar eliminar aerosoles potencialmente infectivos sería una buena estrategia para evitar la transmisión en espacios cerrados y con poca ventilación”.

Recuento en placa: se cuantifica la población bacteriana antes y después de la aplicación del producto / Grupo de Fotoquímica Heterogénea y Medioambiental de la UPV

La estrategia para eliminar el virus del aire se ha diseñado mediante la combinación de tres agentes químicos diferentes en concentraciones que no supongan un riesgo para la salud humana. “Cada uno de los agentes de desinfección tiene una función concreta. Uno de ellos tiene la función de atrapar el virus y hacer que no esté suspendido en el aire, que caiga al suelo. Los otros dos agentes se encargan de degradar el patógeno”, ha detallado el investigador responsable. Algunos de estos agentes se utilizan habitualmente para la desinfección de espacios y materiales, pero a concentraciones mucho más elevadas. “La nebulización con productos químicos podría reducir la viabilidad de algunos microorganismos en espacios cerrados. El tipo de agente químico, la concentración y los tiempos de aplicación son los factores que se tienen que controlar para ver el grado de reducción”, ha añadido la microbióloga.

Esta investigación ha sido posible gracias a una de las líneas de financiación que aprobaron las administraciones autonómicas, durante los primeros meses de pandemia, para proyectos orientados a combatir la COVID-19, como también hicieron el Gobierno Central y la Comisión Europea. Ambos investigadores consultados han valorado positivamente estas iniciativas, aunque han lamentado que los fondos no hayan sido suficientes para financiar completamente todos los proyectos.  “Es algo muy positivo, una iniciativa que potencie la obtención de resultados de investigación aplicables a esta situación es urgente y necesaria, aunque, casi siempre, insuficiente”, ha concluido la profesora Botella.

Empoderamiento científico

Creencias, actitudes y comportamientos que aumentan la conciencia científica

La sociedad debe implicarse en la ciencia / Elaboración propia

La ciencia está cerca, muy cerca, de la vida diaria. En el imaginario colectivo, está asociada a grandes descubrimientos: la relatividad de Albert Einstein, la radioactividad de Marie Curie o la evolución de Charles Darwin. Sin embargo, el microondas en el que se calienta el desayuno, el pronóstico meteorológico del informativo o el tejido y color de la ropa son también triunfos científicos y tecnológicos, aunque sean de andar por casa. La grandilocuencia y la complejidad de la ciencia en mayúsculas puede provocar miopía para la ciencia cotidiana, causando el desinterés de algunos sectores de la población. La realidad es que, en una sociedad marcada por el desarrollo científico y tecnológico, cualquier persona toma varias decisiones relacionadas con estas materias diariamente. Además, la desinformación científica es un aspecto que está presente en el día a día y puede hacer a los ciudadanos vulnerables y manipulables, como evidencian las víctimas de pseudoterapias o teorías poco rigurosas como el terraplanismo. En este contexto, implicarse en la búsqueda de información científica, saber seleccionarla con los criterios adecuados y aplicarla en la toma de decisiones se ha convertido en una necesidad imperante para un ciudadano del siglo XXI. La Apropiación Social de la Ciencia (ASC) es el término originado en Colombia a mediados de los años 90 con el que se hace referencia al proceso por el que se adquieren y aplican herramientas prácticas para ser individuos conscientes, implicados y con criterio científico.

Conocimiento

Información y modelos de aprendizaje

La primera de las tres dimensiones que conforman la ASC es la recepción de información, conocida en el ámbito académico como la Alfabetización Científica. Según el libro homónimo de la experta en estudios sociales de la ciencia Belén Laspra, la definición que más impacto ha tenido consiste en “la comprensión de la ciencia y la tecnología para aprovechar sus beneficios y evitar sus riesgos”. Una persona cualquiera se forma una idea inicial de la ciencia y aprende sus elementos más fundamentales durante los años de educación formal. Posteriormente, complementa y retroalimenta esta base con información procedente de su experiencia, su entorno social y los medios de comunicación (televisión, radio y prensa), entre otros factores. Esta forma de recibir información científica se fundamenta en el modelo de aprendizaje por almacenamiento, consistente en la retención de información científica de forma preventiva en la memoria para hacer frente a la multitud de situaciones cotidianas en las que pueda hacer falta. Sin embargo, el experto en percepción pública de la ciencia Jon Miller ha notado que desde la aparición de internet este modelo está cambiando. El factor de cambio reside en la inmediatez de la información, que posibilita y potencia el aprendizaje autodirigido, generando usuarios menos pasivos y eliminando la necesidad de memorizar grandes volúmenes de información. No en vano, el nuevo modelo es llamado just in time, pues la información es consultada justo cuando se necesita.

“Saber más ciencia puede desde enriquecernos como personas hasta salvarnos la vida”

J. A. López Cerezo

Ciencia y metaciencia

En la escuela se enseñan ampliamente los resultados de la ciencia, pero no tanto a pensar de un modo científico. ¿Recuerdan aquello de “Caminamos a hombros de gigantes”? La información que se transmite durante la etapa lectiva es, esencialmente, la relativa al conjunto de los resultados que ha dejado la investigación a lo largo de la historia. Realizar operaciones aritméticas, calcular cuándo se encontrarán dos trenes o comprender el ciclo vital de un ser vivo son ejemplos de esta modalidad del conocimiento. Esta es la cara más reconocible de la ciencia, al punto que es frecuente referirse a los resultados y no a la metodología empleada para obtenerlos cuando se utiliza la palabra ciencia. Sin embargo, existen otros contenidos menos representados que son referentes a la actividad y la parafernalia que rodea a la ciencia: los saberes metacientíficos. En palabras de Belén Laspra, “el rol de un grupo de control en un experimento o la ley de ciencia vigente” son ejemplos válidos. Uno de los más célebres saberes metacientíficos es el método científico de Descartes, la excepción que confirma la regla, conocido por sus implicaciones y su utilidad didáctica.

Los métodos científicos

No obstante, puede que el lector se sorprenda con las afirmaciones de Antonio Diéguez, filósofo de la biología, que sostiene que el método científico es “una abstracción de cara a la galería” y que, interpretando correctamente a Feyerabend, no es incorrecto decir que existe una “pluralidad de métodos”. Ni siquiera en el ámbito científico es frecuente conocer este tipo de reflexiones metodológicas, más propias del ámbito filosófico. El catedrático de Filosofía de la Ciencia López Cerezo defiende que transmitir los contenidos metacientíficos es la clave para el desarrollo de una correcta Apropiación Social de la Ciencia, en su forma activa. “La confianza ciega en la ciencia es una actitud dogmática”, afirma, en referencia a las personas que delegan completamente la toma de decisiones en profesionales de la ciencia y tecnología, esto es, ejercen una apropiación pasiva. Sirvan como ejemplo de esta modalidad de ASC actitudes como no cuestionar la factura de la reparación del coche o descartar la petición de una segunda opinión médica. Los resultados son científicos, pese a que la actitud no, por tanto, esta actitud da lugar a sujetos que están en riesgo de ser manipulados. En ese sentido, el catedrático comparte con el investigador demoscópico Martin Bauer el fomento del “escepticismo leal”, una actitud consistente en “desmitificar la ciencia, entendiendo que es una actividad humana y por tanto imperfecta” pero “mantener la credibilidad en la misma y no desacreditarla”.

La metaciencia es “la ciencia de las ciencias” / Fivethirtyeight, Getty Images

Actitud

Escepticismo leal

La segunda dimensión de la ASC consiste, coloquialmente, en “creerse o no creerse” la información recibida. Separada por una barrera sutil de la primera, podría definirse de un modo más preciso como la integración de la información científica en el sistema de creencias del individuo. La interiorización de conceptos puede ser mayor o menor en función de lo escéptico que sea el receptor. En cierto modo, el pensamiento crítico actúa como un filtro de información. En palabras de Laspra, es “la herramienta que tenemos para para discriminar entre información válida y espuria” al lidiar por primera vez con ella. Para llevar a cabo una actitud verdaderamente crítica se deben revisar tanto las fuentes como la metodología empleada en su obtención. En ese sentido, los expertos en ciencia, tecnología y sociedad consultados están de acuerdo: un escepticismo leal y sano se traduce en el “cuestionamiento activo de toda la información a la que se está expuesto”, y añaden que esto debe hacerse “independiente de si coincide o no con la que el individuo posee previamente”. En la práctica, esto significa que la primera vez que se oye hablar de conceptos novedosos, como en algún momento fueron la homeopatía, la acupuntura, o el movimiento antivacunas, lo adecuado es hacer una búsqueda activa de fuentes y metodología y contrastar su rigurosidad científica -o no, en este caso- antes de decantarse por creer o descartar. No hay que olvidar los casos de científicos incomprendidos en la historia de la ciencia por el dogmatismo de su entorno, del que la ciencia no siempre está exento. Algunos casos que hoy llaman mucho la atención son el del obstetra húngaro Ignaz Semmelweis, pionero en lavarse las manos antes de entrar a quirófano o el del científico israelí Dan Shechtman, descubridor de los cuasicristales recientemente reconocido con el Nobel, además del conocido procesamiento de Galileo Galilei por parte de la Inquisición por sostener que la Tierra gira alrededor del Sol. En su momento, pese a fundamentar sus afirmaciones en el método científico, la comunidad científica los rechazó, demostrando la importancia de cuestionar incluso las creencias más asentadas. Hacerse muchas preguntas y cuestionarlo todo es sintomático de una actitud científica.

“El pensamiento crítico es la herramienta que tenemos para discriminar entre información válida y espuria”

Belén Laspra 

Verificar la información

Pese a la voluntad crítica de los individuos, en un mundo hiperconectado y frenético como el actual, revisar toda la información científica que se recibe es una tarea realmente difícil. Según el Informe de Percepción Social de la Ciencia de 2016, la ciudadanía “fluctúa entre la apropiación pasiva y la activa dependiendo de la naturaleza y gravedad del tema“ por una “sencilla cuestión de economía cognitiva”. Rocío Pérez, coordinadora del medio especializado en verificación de  información científica Maldita Ciencia, comenta que “una comprobación rápida no lleva más de dos minutos”. Sin embargo, dedicar dos minutos a comprobar cada dato que recibimos es simplemente inabarcable. Por ello, este proyecto periodístico de verificación de datos echa un cable a la sociedad para luchar contra la desinformación, que “no sólo reside en las noticias falsas, sino que también puede aparecer en redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram o aplicaciones de mensajería privada como WhatsApp”, según de la periodista. En ocasiones, la desinformación puede esconder intereses poco loables, como ocurrió con la negación del cambio climático por parte de la empresa petrolera ExxonMobil, según ScientificAmerican. Citando a Robert Proctor, “la ignorancia es poder”. El historiador de la ciencia acuñó el término agnotología para denominar a la inducción cultural de dudas, especialmente mediante la publicación de datos científicos erróneos.

El escepticismo leal cuestiona tanto la información externa como la más asentada / WallPaper Abyss

Prosumidores

Otro aspecto a tener en cuenta a la hora de integrar información científica es el cambio en el paradigma comunicativo. La irrupción de canales que permiten la participación ciudadana, como las redes sociales, ha desdibujado los términos receptor y emisor, hasta fusionarlos en la nueva figura del prosumidor. Esta consiste en ser productor y consumidor de contenidos a la vez. Laspra, apoyándose en Massimiano Bucchi, señala que los criterios de validez de la información están cambiando con la transición entre lo que el experto en comunicación de la ciencia denomina Comunicación 1.0 y 2.0.  Mientras que en la Comunicación 1.0 la autoridad de la fuente y la reputación del canal garantizaban la calidad de la información, para Laspra, la información válida en la Comunicación 2.0 es la que ha sido contrastada

Comportamiento

Decisiones informadas

La tercera dimensión de la Apropiación Social de la Ciencia consiste en comportarse de un modo científico. Este componente conductual u operativo se ejercita mediante la puesta en práctica de los conocimientos y actitudes adquiridos con la alfabetización científica y el pensamiento crítico. Nótese que la frontera entre estos elementos es también sutil, ya que la búsqueda activa de información puede ser considerada tanto una actitud como una acción. Discusiones terminológicas aparte, según Laspra, “rechazar el uso de la flores de Bach para tratar la ansiedad basándose en conocimientos sobre la homeopatía”, “decidir la dieta en función de la información alimentaria de su etiqueta” o “comprar un electrodoméstico en función de su eficiencia energética” son ejemplos prácticos de cómo ocurre la ASC. El factor común de los tres casos es la toma de decisiones informadas. Una vez curada la miopía para la ciencia cotidiana, resulta más sencillo visualizar la incidencia de la información científica sobre la vida de las personas. Poco a poco, mediante la retroalimentación del ciclo conocimientos-actitud-acciones esta visión puede agudizarse, permitiendo a la ciudadanía comprender el entramado tecnocientífico del mundo moderno y tomar un papel protagonista en él. López Cerezo, que además de filósofo es experto en ciencia, tecnología y sociedad, advierte de que la ASC no es un fenómeno puramente individual: “Existen niveles sociales y macrosociales” y comenta que “un aumento de la cultura científica hace que mejoren todos los indicadores que tienen que ver con educación, competitividad empresarial, desarrollo, etc.”.

¿Una sociedad apropiada?

Implicación

Descubre tu nivel de ASC respondiendo tres preguntas basadas en la Encuesta de Percepción Social de la Ciencia (EPSCyT) de la Fundación Española de la Ciencia y la Tecnología (FECYT).

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¿Has hecho el cuestionario o has pasado de largo? La implicación activa es una de las claves de la actitud procientífica, que puede dar lugar a personas menos manipulables.

Activa vs. pasiva

Las tres preguntas del cuestionario fueron utilizadas en 2016 para medir el nivel de apropiación de la sociedad española. A grandes rasgos, la mayor parte de la población, casi el 40%, mostró un nivel de apropiación moderado. Buena parte de la sociedad, el 28% aproximadamente, puntuó en un nivel bajo. Los niveles altos (19,8%) y nulos (13,2%) de apropiación se vieron menos representados.

Niveles de ASC activa en 2016 / EPSCyT 2016, FECYT

Los resultados detallados muestran una población dividida entre la apropiación activa y la pasiva o nula. En cuanto a la reparación de aparatos, los hombres de hasta 65 años tienden más a implicarse activamente. Por contra, las mujeres de mediana y avanzada edad (más de 45 años) y las personas sin formación comentan llevar a cabo actitudes pasivas, como llamar al técnico o comprar un aparato nuevo. Respecto a la alimentación con ingredientes controvertidos, las personas de avanzada edad (65 años o más) y sin formación tienden a sustituirlos por otros similares, mientras que la población joven (25-44 años) y/o con estudios superiores manifiesta informarse y decidir por su cuenta. Por último, frente a un medicamento nuevo, las mujeres jóvenes (25-44 años) y las personas con estudios superiores dicen consultar a profesionales de la salud, mientras que los varones adolescentes con estudios “no se complican y prefieren utilizar medicamentos que conocen”, reza el informe sobre la encuesta. Belén Laspra comenta que el perfil de alta apropiación es el de un “varón de 30-40 años con estudios, interesado por la ciencia y tecnología, con una actitud pro-científica y una percepción positiva y útil de la ciencia”. La filósofa piensa que el menor interés femenino en ciencia y tecnología es debido a “motivos sociológicos e históricos”, en referencia a la invisibilidad y las trabas que la comunidad científica ha practicado con las mujeres.

Resultados del cuestionario sobre ASC en la población española en 2016 / EPSCyT 2016, FECYT

Con-ciencia ciudadana

El factor que más afecta a la apropiación social de la ciencia, según el modelo de Laspra, es el interés en la ciencia y la tecnología. Para fomentarlo, se puede actuar en las tres dimensiones de la ASC: creencias, actitudes y conductas.

Fomento de la alfabetización científica

Las fuentes de información científica pueden aumentar en más de un cuarto (27%) el nivel de alfabetización científica. El uso de internet, la televisión y la prensa son, por tanto, factores clave para fomentarla. No es casualidad que el periodismo, la comunicación y la divulgación sean, junto a la investigación, los pilares de las Unidades de Cultura Científica y de la Innovación (UCC+i). Estos agentes con apoyo gubernamental desde 2007 tienen como objetivo el acercamiento mutuo entre la comunidad científica y la sociedad civil. María Martín, directora de la Unidad de Comunicación de la Universidad a la que pertenece UA Divulga -la UCC+i de la Universidad de Alicante (UA)- comenta que ejercitan su labor periodística mediante la transmisión de notas de prensa y materiales audiovisuales a medios y agencias de comunicación. UADivulga complementa sus acciones mediante la comunicación en formato offline, con cartelería y péndulos, además del formato online, mediante la creación de contenidos para redes sociales y portales web, entre otras acciones.

Actividades de divulgación científica llevadas a cabo en la provincia de Alicante / Varios autores *

Otra de sus labores, añade la técnica de comunicación, es la programación de actividades de divulgación científica como talleres, concursos, charlas, jornadas o cursos en colaboración con investigadores de la UA. Algunas actividades divulgativas están dirigidas al público general, como Geolodía o La Noche Europea de los Investigadores, mientras que otras, como Astropeques o El Pati de la Ciència, están enfocadas al fomento de las vocaciones científicas y el interés por la ciencia en el público infantil y juvenil. Isabel Abril, catedrática de Física Aplicada, es coordinadora de esta última, además de un referente en la divulgación científica en la UA. La también organizadora del curso Divulgar Ciència en el Segle XXI, mención de honor del concurso internacional de divulgación Ciencia en Acción, señala la ambivalencia de estas acciones: “La Unión Europea necesitará el recambio de muchísimos científicos de aquí a veinte años”, no obstante, “la cultura científica es importante” independientemente de ello, ya que “aunque no acaben siendo científicos, estos niños y niñas pueden, entre otros aspectos, ser en un futuro los políticos responsables de la legislación científica”. 

La nota agridulce se da en otros canales como la radio o los museos. Según el modelo de Laspra, estos factores no han mostrado tener impacto en el nivel de alfabetización científica. La investigadora se apoya en Carolina Moreno, catedrática de Periodismo, para señalar que en el caso de la radio puede deberse al uso de los contenidos científicos como una “nota de color, que fantasea con la ciencia en exceso y utiliza una terminología poco precisa y exacta”. Al respecto de los museos, Laspra señala que “proporcionan información en abundancia”, algo que queda patente con la amplia actividad del Parque de la Ciencias de Granada: campamentos de verano, exposiciones temporales, ventanas a la ciencia, talleres, programas de planetario, núcleos zoológicos o contenidos permanentes, cita Lourdes López, Técnica de Comunicación del mismo. Sin embargo, “en el imaginario colectivo no figuran como espacios donde satisfacer la curiosidad”, señala Laspra, viendo en ello “un nicho de oportunidades”. 

“Estamos trasladando una imagen demasiado tradicional de la ciencia. No podemos ocultar sus  riesgos, incertidumbres y limitaciones”

J.A. López Cerezo

Pensamiento crítico y decisiones informadas

El fomento de actitudes críticas presenta algunas debilidades, defiende López Cerezo. Por un lado, la escasa presencia de contenidos metacientíficos. Lourdes López, que se dedica a la comunicación pública de la ciencia desde 2001, comenta que “la metodología prácticamente nunca es motivo de noticia en prensa, exceptuando los temas polémicos”. Al respecto, María Martín sostiene que en UADivulga encuentran algunas limitaciones en la difusión de metodologías: “Muchas están patrocinadas, forman parte de proyectos europeos o están vinculados a una patente”. Por otro lado, el catedrático de Filosofía de la Ciencia señala que se está trasladando una imagen de la ciencia “demasiado tradicional, con una sola voz y que ofrece un conocimiento infalible”, en la que “no se muestran las limitaciones, riesgos e incertidumbres derivados de la extrema complejidad de los problemas a los que hace frente”.

En cuanto a la dimensión práctica de la apropiación, los expertos en ciencia, tecnología y sociedad coinciden en que es necesario fomentar el protagonismo activo de la ciudadanía en la toma de decisiones. Laspra defiende que los museos de ciencia y tecnología son lugares adecuados para incorporar la voz pública por su gran aforo, disponibilidad de recursos tecnológicos, flexibilidad horaria, personal especializado y acceso a expertos. López, Técnica de Comunicación, recuerda que en el Parque de las Ciencias se han llevado a cabo proyectos europeos de participación ciudadana como Sparks, INPROFOOD o VOICES y actualmente se están desarrollando otros como LIFE Adaptamed, SYSTEM y SPACEEU. Estas actividades comparten temáticas de interés social como el cambio global, el reciclaje, la alimentación o la ciencia ciudadana, combinando la ciencia diaria y la ciencia con mayúsculas. Así, se ve cumplida la máxima educativa de “empezar por lo conocido para llegar a lo desconocido”, que Laspra defiende. Por su parte, López considera que estas actividades desempeñan un “papel fundamental en la implementación de la investigación e innovación responsables mediante la implicación de los ciudadanos en todas las fases del proceso científico”. De hecho, en el mismo centro cuentan también con un un Consejo Infantil y Juvenil que participa y asesora las actividades, contenidos y temas desde 2004.

Profesionales consultados (de izq. a dcha. y de arriba a abajo): J.A. López Cerezo, B. Laspra, I. Abril, M. Martín, L. López, R. Pérez / Varios autores **

La comunidad científica y el sector de la comunicación se han centrado en transmitir el qué. Tanto, que han olvidado que el factor común de la actividad científica es, desde la enunciación del método, una cuestión del cómo. Involuntariamente, se ha cultivado una imagen dogmática de la ciencia, capaz de elevar a una categoría cuasi divina una actividad humana y, por tanto, imperfecta. Puede resultar paradójico y difícil de deglutir que, abanderando la ciencia, se pueda caer en el dogmatismo. No obstante, la filosofía está acostumbrada a poner las creencias más asentadas del ser humano contra las cuerdas. Y por eso hace falta. Quizá sea sintomático de una disciplina obcecada en los resultados. Mientras tanto, disfrutemos el camino.

* Diario Información, Universidad de Alicante, Iambiente, Ciencia en Acción, Astroingeo
**  Universidad de Oviedo, Belén Laspra, Francisco Conca, E. Tortosa, Parque de las Ciencias, Paloma López Learte