Alba Martínez García, investigadora y profesora de Nutrición en la Universidad de Alicante:  “Las últimas medidas en relación a la publicidad alimentaria dirigida a la infancia son muy útiles y de agradecer al ministerio”

Alba García Martínez es profesora doctora en la Universidad de Alicante. Se graduó en Nutrición Humana y Dietética. Se ha dedicado a la investigación, en la línea de nutrición comunitaria y salud pública. La obesidad ha sido uno de los temas centrales de su carrera investigadora, siendo su tesis doctoral un trabajo de investigación pionero en España en la búsqueda de herramientas para caracterizar el entorno alimentario. Dentro del contexto de su trabajo como investigadora en la UA, tanto ella, como su directora de tesis, Eva Trescastro, han sido partícipes del informe que solicitó el ministerio de consumo a la universidad para la realización de las últimas leyes aprobadas en cuanto a la publicidad de alimentos que tanto debate han generado, tanto a nivel público como político.

En el último año, en España se han tomado medidas para mejorar la alimentación de la población, la más reciente, prohibir cualquier tipo de publicidad de productos ultraprocesados dirigidos a población infantil, ¿qué opina de estas políticas?

Comparto totalmente lo del debate público sobre si las medidas son o no correctas. Todos hemos vivido esa controversia, incluso entre el gobierno. Y en cuanto a la propuesta de modificación de la publicidad, considero que es un gran paso para cambiar, algo que se ha visto que promueve la obesidad en la infancia. La profesora Eva Trescastro y yo fuimos partícipes del informe previo, aportando la visión nutricional con cuatro propuestas, donde, se eligió la más limitante. Esa propuesta limita en función de qué tipo de alimento es. Es una medida muy útil para evitar la exposición de los niños a una publicidad que tiene relación directa con la incidencia de obesidad. 

Su tesis doctoral e investigaciones tienen mucho que ver con la obesidad (la llamada “pandemia del siglo XXI), podría resumir ¿qué es la obesidad y que implica en la sociedad actual?

Todo el mundo habla de obesidad, pero realmente no sabemos a qué nos referimos. La obesidad es un exceso de grasa, no solamente de peso. Hay diferentes formas de medirlo, como el IMC (fórmula del peso entre la altura al cuadrado) pero quizás no es la más representativa, aunque sí la que más se utiliza.

La obesidad aumenta la prevalencia de patologías crónicas no transmisibles como la diabetes o la hipertensión y, estos números, al alza, están provocando que aumente la incidencia en personas cada vez más jóvenes, incluso en la infancia. Y, además, se ha demostrado que este problema aumenta drásticamente el presupuesto necesario en el sistema sanitario, este presupuesto se reduciría considerablemente, por ejemplo, incluyendo a dietistas-nutricionistas para prevenir.

¿De quién es responsabilidad el problema de obesidad actual (de la población, de los gobernantes y sus políticas, del entorno, de las desigualdades, etc.)? ¿Qué tenemos que cambiar?

Decir que hay un responsable de esto es difícil, son muchos factores, la obesidad tiene un origen multifactorial. La responsabilidad… pues igual todos tenemos nuestra parte. Yo creo que tiene que partir, como todo, desde arriba, del gobierno. Sobre qué se podría cambiar, cada vez se habla más de combinar medidas que modifiquen el entorno alimentario, así como crear espacios para realizar actividad física, etc. con la educación alimentaria.

«El cambio tiene que venir desde arriba, ese sería un buen punto de inflexión, es el gobierno quien tiene mayor poder para aplicar políticas que modifiquen el entorno»

¿Cuál sería la primera medida que adoptaría para hacer frente a esta “pandemia del siglo XXI”?

Lo primero que se me viene a la mente es el marco NOURISH, que es una batería de opciones políticas que da opciones a los gobiernos para cambiar el entorno. Tenemos ejemplos útiles, como poner impuestos a los alimentos menos saludables, medida que se tomó en Cataluña con muy buenos resultados. Sin embargo, aparte de la importancia del entorno, creo que es importante tener una estrategia de educación nutricional a nivel nacional.  Ahora tenemos la estrategia NAOS, pero es de adhesión voluntaria. Lo ideal sería que hubiese una estrategia común y que todas las comunidades tuvieran programas similares. Unir la educación nutricional con el cambio de los entornos es clave porque enseñamos a los ciudadanos a llevar hábitos saludables, pero tienen que tener opciones para llevar esos hábitos. Un punto clave, es que se debería incluir al dietista-nutricionista, porque es el profesional sanitario que debería liderar este cambio.

«Debemos trasladar todo lo que sabemos realmente a la acción.»

Una de las características de su carrera investigadora es la adaptación de los cuestionarios NEMS, ¿podría explicar qué son y para qué sirven?

NEMS son las siglas de Nutrition Environment Measures Survey, en inglés.. Descubrimos los cuestionarios al inicio de la tesis, que llevaban años utilizándose en varios países. Decidimos hacer una adaptación al contexto español.

Hasta la fecha, se han adaptado y validado dos de ellos. El NEMS-S, S de store (tienda en inglés) mide la disponibilidad (que alimentos hay) y accesibilidad (el precio) de los alimentos más o menos saludables en las tiendas más cercanas de cada barrio. También se ha adaptado el NEMS-P, P de percepción. Este mide el entorno percibido, cómo las personas perciben su entorno más cercano. Esto es importante porque son ellas las que tomarán las decisiones y elegirán unos alimentos u otros. Actualmente se está trabajando en el NEMS-R, R de restaurantes. Mide lo mismo que el NEMS-S pero en restaurantes.

¿Cuán importante cree que es caracterizar el entorno en la lucha contra la obesidad?

Es importante porque si hablamos sin datos reales, no sabemos a dónde tenemos que dirigirnos. Para plantear medidas que cambien el entorno es necesario conocer este entorno. Poder tener evidencia científica que justifique tomar cada medida política. Por ejemplo, si queremos aumentar el consumo de vegetales en un lugar debemos saber si hay o no oferta de vegetales o si quizás el problema es el precio de estos o la cantidad de alimentos menos saludables disponibles.

«Cada vez hay más, pero siguen haciendo falta estudios sobre el entorno alimentario en España.»

¿La caracterización del entorno demuestra desigualdades? ¿Qué hay de verdad hay en la frase que se utiliza en salud pública: “Tu código postal es más importante para tu salud que tu código genético”?

Hasta la fecha, sí. Se han observado diferencias en todos los países, incluido España. A mayor nivel socioeconómico, mayor disponibilidad de alimentos saludables y viceversa.

Esa frase es, desde mi punto de vista, muy cierta. Antes se profundizaba mucho en factores individuales como la genética, que no se puede cambiar o incluso en los hábitos. Sin embargo, se ha visto que “tu código postal”, tu entorno, es más importante porque resulta determinante para que una persona pueda llevar una vida más o menos saludable.

La utilidad del etiquetado nutricional Nutri-Score divide a la comunidad científica

Considerado por unos como una herramienta que puede propiciar decisiones que pongan en peligro la seguridad del consumidor y por otros como un recurso capaz de influir favorablemente en las decisiones de compra, Nutri-Score se implantará en España en los próximos meses con la comunidad científica dividida con respecto a su utilidad. Este etiquetado clasifica los alimentos en cinco categorías en función de su composición nutricional. Su objetivo es facilitar al consumidor la comprensión de la información nutricional para que pueda escoger la opción más adecuada. Así, se pretende luchar contra la obesidad y las enfermedades asociadas que suponían ya en 2019 un sobrecoste de casi 2.000 millones de euros en sanidad

Nube de etiquetas de Nutri-Score
Nube de etiquetas Nutri-Score
© Imagen creada por Colruyt Group

Aunque nadie cuestiona el problema que supone la obesidad y el sobrepeso, la utilidad de Nutri-Score para abordar la epidemia de malnutrición no cuenta con un amplio consenso científico. Por un lado, un colectivo de 70 investigadores ha publicado un comunicado en el que manifiestan su rechazo a la implantación de este etiquetado. Entre estos investigadores se encuentra Ana Mª Grau, catedrática de Tecnología de los Alimentos de la Universidad Politècnica de València, quien lamenta que, aunque es evidente la necesidad de incorporar  al etiquetado de los alimentos información útil que oriente al consumidor, ésta no sólo debe enfocarse al acto de compra si no también a cómo debe consumirse, y, por ello, asegura: “Ni el etiquetado Nutriscore ni ningún otro de los semáforos existentes ofrece una información adecuada en este sentido”.

«la información del etiquetado no sólo debe enfocarse al acto de compra si no también a cómo debe consumirse»

Ana María Grau. Tecnóloga de los alimentos. Universitat Politècnica de València

Por otra parte, un comité científico formado por 80 académicos emitió el pasado mes de enero un comunicado en el que denunciaban campañas de desprestigio «infundadas» contra Nutri-Score. En este sentido, Jesús Vioque, coordinador del grupo de nutrición de la Sociedad Española de Epidemiología y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández de Elche, asegura: «No existe un método perfecto, pero las evidencias actuales indican que Nutri-Score es el método más adecuado frente a otros». 

No existe un método perfecto, pero las evidencias actuales indican que Nutri-Score es el método más adecuado

Jesús Vioque. Epidemiólogo. Universidad Miguel Hernández

Cómo funciona el algoritmo de Nutri-Score

El algoritmo sobre el que se ha creado la «fórmula» de Nutri-Score está basado en un sistema desarrollado por un equipo de investigación de Oxford para regular la publicidad dirigida a menores y en el sistema desarrollado por el Consejo de Salud Pública de Francia para crear un etiquetado frontal claro. 

Este sistema atribuye puntos en función de la composición nutricional por cada 100 gramos de producto. Cada producto puede obtener entre 0 y 10 puntos «desfavorables» (o puntos A) en función de las cantidades de azúcar, calorías, ácidos grasos saturados y sodio. Por otro lado, se les asigna puntos «favorables» o C entre 0 y 5 en función de la cantidad de proteínas, fibra y porcentaje de frutas, hortalizas, legumbres, frutos secos y aceites de oliva, nuez y colza por cada 100 gramos de producto.

La puntuación final, en un rango entre -15 y +40, se obtiene restando los puntos C a los puntos A. Sin embargo, si la puntuación A (valores nutricionales no recomendables) es mayor o igual a 11 y los puntos obtenidos por el contenido en fruta y hortalizas son menores de 5, en el cálculo final de puntos no se tienen en cuenta los puntos del contenido proteico. Así se evita que una puntuación A alta sea compensada por una puntuación de proteínas elevada.

Por ejemplo, si tomamos unas barritas de muesli con chocolate, el etiquetado indica que, de los nutrientes A, por cada 100 gramos de producto obtenemos, 443 kcal, 16,9 gramos de grasas, 6 de grasas saturadas, 28,6 gramos de azúcares y 0,53 gramos de sal. De los nutrientes C, obtenemos 4,3 gramos de fibra y 8,5 gramos de proteínas. Si aplicamos los valores como se muestra en la tabla, el total de puntos A sería 15 y el de puntos C, 9. Esto daría un resultado C, sin embargo, al aplicar la excepción, no se tienen en cuenta los 5 puntos por la cantidad de proteínas elevada por lo que el resultado del producto es D.

PUNTOS AENERGÍA (KCAL)AZÚCARGRASAS SATURADASSODIO (SAL)
0≤335≤4,5≤1≤90
1>335≤4,5>1>90
2>670>9>2>180
3>1005>13,5>3>270
4>1340>18>4>360
5>1675>22,5>5>450
6>2010>27>6>540
7>2345>31>7>630
8>2680>36>8>720
9>3015>40>9>810
10>3350>45>10>900
TOTAL 152760
Tabla de cantidades para el cálculo del valor final de Nutri-Score basado en colruyt group para el cálculo del valor de los espaguetis
PUNTOS CFRUTAS Y VERDURAS (%)FIBRASPROTEÍNAS
0≤40≤0,9≤1,6
1>40>0,9>1,6
2>60>1,9>3,2
3>2,8>4,8
4>3,7>6,4
5>80>4,7>8,0
TOTAL
9
045
Tabla de cantidades para el cálculo del valor final de Nutri-Score basado en colruyt group para el cálculo del valor de los espaguetis

Los límites del algoritmo: el aceite de oliva y las bebidas carbonatadas

Este algoritmo plantea problemas para algunos productos en los que las diferencias nutricionales no se apreciaban. Así, el Journal Officiel de la Republique Française publicó leves ajustes del algoritmo para tres categorías: las bebidas, los quesos y las grasas añadidas. 

En el caso del aceite de oliva, la modificación del algoritmo ha permitido que se califique con una C, la mayor puntuación para las grasas añadidas, y por encima de otros aceites que reciben una D. Sin embargo, algunos investigadores consideran que esta calificación supone un «fraude» que silencia todas las evidencias científicas que demuestran que el aceite de oliva es el prototipo de grasa comestible más saludable. Además, el hecho de que no haya diferencia entre el aceite de oliva y el aceite de oliva virgen extra es, a su juicio, una muestra de la poca precisión del algoritmo. 

El segundo de los puntos polémicos son las clasificaciones B de algunas bebidas carbonatadas. Para estos investigadores, esta calificación es el ejemplo paradigmático del desfase Nutri-Score. Por ello lamentan que se utilice un algoritmo ciego a los ingredientes de este tipo de bebidas, ricas en aditivos industriales y con un carácter adictivo y tóxico sobre importantes sistemas celulares del organismo. 

El algoritmo es «ciego» a algunos aditivos industriales presentes en las bebidas carbonatadas y que tienen un carácter adictivo y tóxico sobre importantes sistemas celulares del organismo

Sin embargo, los partidarios de su introducción alegan que Nutri-Score no es un sello de aprobación por lo que no se puede decidir que los alimentos clasificados con una A o B sean sistemáticamente sanos. Esta calificación sólo indica que son alternativas más indicadas que sus equivalentes con D o E.  Además, insisten, las comparaciones de etiquetados de Nutri-Score sólo pueden realizarse entre alimentos de la misma familia o para comparar el mismo alimento entre diferentes marcas. Por ello, la investigadora Pilar Galán, co-creadora de Nutri-Score insiste en  comparar la calificación de las bebidas carbonatada con la del aceite de oliva no tiene sentido ya que ni son de la misma familia de alimentos ni se utilizan del mismo modo en contextos similares.  

los partidarios de su introducción alegan que Nutri-Score no es un sello de aprobación por lo que no se puede decidir que los alimentos clasificados con una A o B sean sistemáticamente sanos

Nutri-Score : «solo» una herramienta más

Investigadores creadores de Nutri-Score, como la doctora Pilar Galán, reconocen las limitaciones de este etiquetado. Sin embargo, señala: “Nutri-Score es solo una medida más en el marco de las políticas nutricionales de salud pública, y complementario al resto de acciones de educación nutricional”.

Por ello, los expertos apuestan porque la implementación de Nutri-Score vaya acompañada de una campaña de comunicación adecuada, que explique cómo debe utilizarse, cuál es su significado y su complementariedad con otras recomendaciones nutricionales de salud pública. 

En este enlace puedes calcular la puntuación Nutri-Score de cualquier alimento introduciendo los datos de la información nutricional de la etiqueta. 

Ana Belén Ropero | Profesora de nutrición y divulgadora

“EN ESPAÑA SOMOS MUY PRODUCTIVOS CON POCO DINERO”

Tras 15 años dedicada a la investigación, la denegación de dos proyectos hace a la profesora de la Universidad Miguel Hernández de Elche cambiar el rumbo hacia la divulgación científica


Ana Belén Ropero.

Hasta el año 2012 investigaba el papel de los estrógenos en la regulación de la glucosa en sangre. Sin embargo, la denegación de dos proyectos de investigación y la consecuente imposibilidad de independizarse, sumado a la influencia que tuvo un compañero, hizo que Ana Belén Ropero Lara (Ibi, Alicante, 1973) decidiera abandonar ese mundo y dedicarse a algo completamente distinto. Actualmente, la profesora de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche intenta que la sociedad aprenda a elegir lo que come.

Pregunta. ¿Qué cambios notables ha visto desde sus inicios en la investigación respecto a la situación actual?

Respuesta. Antes de la crisis era relativamente sencillo conseguir un proyecto, no necesitabas grandísimos currículums porque en España llevábamos una trayectoria ascendente en los últimos 20-30 años, estaba evolucionando e íbamos siendo más conscientes de la importancia de la investigación. Lo que sucedió es que ese aumento progresivo se vio muy afectado cuando comenzó la crisis. En mi caso, puede ser que notáramos los efectos un par de años después que el resto de sectores, pero al final nos pilló. Esa caída se ha ido acuciando más en los últimos años, lo cual ha cerrado muchas puertas. Antes había más posibilidades de crear tu propio grupo y ahora es más complicado, aunque, en realidad, no ha sido nunca sencillo.

P. Entiendo que esto afecta, sobre todo, a los jóvenes que intentan desarrollar una carrera profesional en la investigación.

R. Ahora mismo, gente muy preparada que se encuentra en el extranjero vuelve a España y se incorpora a un grupo con un contrato postdoctoral, es decir, no se independiza. Entonces, se quedan atascados sin poder pedir proyectos, pues para ello necesitas determinada posición dentro de una universidad o centro de investigación, una vinculación laboral. No te vale con tener un contrato de uno o dos años si el proyecto va a durar tres. Puesto que en este momento no se crean nuevas plazas, es muy difícil crear nuevos grupos. Además, incluso cuando llegas a una posición laboral que te permite oficialmente solicitar un proyecto, el cual fue mi caso, tampoco lo puedes tener. Una de las razones es que, si llevas una línea de investigación y quieras hacerte independiente con una parecida, el inconveniente es que te piden que sea claramente diferente de la del grupo de origen. Sin embargo, te exigen resultados previos, algo que no puedes tener si has estado haciendo otra línea de investigación. Es decir, tú no puedes pedir al jefe del grupo que te deje una partida de su dinero para hacer una línea de investigación diferente cuando él tiene que justificar en qué lo ha dedicado y cumplir con los objetivos de su línea.

“Como hay poco dinero, suben el listón y exigen mucho”

P. Parece difícil salir de esa situación.

R. Sí, el problema es que, como hay poco dinero, suben el listón y exigen mucho. La gente que se mantiene ahí es gente que lleva en el sistema varios años con una investigación consolidada. Dado que te piden resultados previos, es necesario entrar en el círculo. Lo que sucede es que, si los proyectos son para tres años, la investigación cuesta mucho de hacer. Es decir, tú no puedes esperarte a hacer tu investigación en el momento en que te dan tu proyecto. De alguna manera tienes que cubrirte las espaldas porque en ese periodo de tiempo no puedes hacer experimentos y publicar varios artículos – pueden pasar más de 6 meses desde que se envía uno hasta que se publica – para que luego te vuelvan a dar otro proyecto, es muy poco tiempo. Los proyectos a tres años son una visión muy cortoplacista de la investigación, pues esta requiere de más tiempo.

P. ¿Qué alternativas hay?

R. Lo que está permitiendo el sistema actual es que pueda haber más de un investigador principal en un grupo de investigación, lo cual favorece que esa gente tenga una posición algo mejor que postdoctoral, un poco más de relevancia. Por ejemplo, hay grupos de investigación que están formados por grupos más pequeños que sí pueden dirigir jóvenes investigadores, de modo que pueden tener más capacidad de libertad. Sin embargo, no siempre sucede eso, pues depende del investigador principal y su concepto de grupo de investigación. Llega un momento en que necesitas tener tu propia línea porque tienes tus ideas, algo lógico. Ahora mismo es imposible, el grupo tiene su financiación para su proyecto y no sobra dinero para comenzar uno aparte.

P. Tras sus estancias en el extranjero, ¿qué diferencias más destacables diría que hay respecto a la investigación en España?

R. En España somos muy productivos con poco dinero. No obstante, hay ocasiones en las que nos exigimos demasiado. En Estados Unidos, donde hay más dinero para la investigación, hay gente mala, buena y regular, igual que aquí. Pretendemos todos publicar en Nature o Science, [las dos revistas científicas con más prestigio] y eso no puede ser así. Algo distinto en EEUU es que allí tus ingresos dependen de tus proyectos, mientras que aquí tenemos nuestro sueldo. Aquí, siendo profesor, aunque no obtengas tus proyectos, sigues teniendo un sueldo. Allí está más en riesgo.

“En 2012 decidí dejar completamente la investigación”

P. ¿Ha tenido que abandonar alguna vez una línea de investigación?

R. He estado haciendo investigación durante 15 años sobre el papel de los estrógenos en la regulación de la glucosa en sangre. Hice mi tesis en la UMH, me fui tres o cuatro años fuera y en 2005 volví a España al mismo grupo de origen con un contrato postdoctoral. En el año 2011 solicité financiación en un par de ocasiones para un proyecto e independizarme del grupo. No lo conseguí, pues estábamos en plena crisis y comenzaba el “cuello de botella”. En 2012 decidí dejar completamente la investigación y ahora estoy retomando otras líneas.

P. Tras apartarse de ese camino, comienza un proyecto de divulgación científica.

R. Después de eso, comencé Badali con mi compañera del área de nutrición Marta Beltrá, un proyecto de promoción de la salud a través de una web de nutrición y una base de datos de alimentos. Esto lo hemos podido hacer con pequeñas ayudas de la UMH porque lo único que necesitamos es un ordenador y conexión a internet, aunque eventualmente también vamos a reconducirlo a la investigación. Además, nos han ayudado compañeros y estudiantes. Estamos intentado conseguir financiación, pero si no lo conseguimos, el proyecto puede seguir adelante, más lentamente, pero sale.

Marta Beltrá y Ana Belén Ropero. Fotografía de Belén Pardos.

P. ¿Cómo comienza a interesarse por la divulgación?

R. Esto de dejar una vía profesional y tomar otra no es algo que se haga a la ligera. Yo tenía un compañero que hacía y hace cosas de divulgación, Ernesto Caballero, quien me metió en este mundo. Estoy muy agradecida, puesto que gracias a ello descubrí que me gustaba divulgar. Cuando no me aceptaban los proyectos, vi que podía ser una opción hacia la que dirigir mi carrera profesional y, además, necesaria para la propia ciencia y la investigación.

P. Ahora que la conoce más a fondo, ¿cómo ve la situación actual de la divulgación científica?

R. Actualmente hay mucho movimiento, pero es un saco muy grande donde se incluyen actividades diversas que creo hay que ir trabajando. En algún momento habrá que pararse a pensar en qué es realmente la divulgación y qué es lo que queremos divulgar. Para ello, tiene que haber un reconocimiento de las instituciones y la sociedad para que podamos replantear qué vamos a divulgar. Además, científicos y periodistas tenemos que trabajar de la mano.

“La sociedad no conoce lo que hacemos, con lo cual los gobernantes tampoco”

P. ¿Cree que la sociedad conoce cómo funciona la investigación?

R. Conforme comencé a meterme en este mundo, me iba dando cuenta de que esos problemas que teníamos en investigación tras las crisis eran porque realmente la sociedad no sabe lo que hacemos, con lo cual los gobernantes tampoco. De hecho, durante todo el tiempo que estuve en la investigación a mi madre no pude contarle lo que estaba haciendo porque no lo iba a entender. Pero, ¿el problema era de mi madre o mío por no saber explicárselo?

P. ¿Qué opinión le merecen las noticias científicas en medios generalistas?

R. Revistas muy prestigiosas como Science cuentan con gabinetes de prensa que elaboran noticias que se entienden con facilidad y que los periodistas utilizan. Pero, ¿esas noticias son para la sociedad o para el ámbito científico? Yo creo que para este segundo. En muchas ocasiones, nos encontramos que un medio audiovisual tiene que contar en 30 segundos de qué ha tratado un artículo científico. A mí eso no me gusta porque no puedes coger un trabajo de investigación y en tan poco tiempo mostrárselo a gente que no tiene la suficiente cultura científica como para valorarlo. Generalmente, los resultados de una investigación son algo muy puntual, es decir, han tenido lugar en una situación concreta y con una serie de factores específicos. Sin embargo, los medios lo intentan extrapolar, lo cual es un error. No puede ser que pretendamos presentar a la sociedad un trabajo de investigación como algo concluyente. La investigación raramente nos puede dar esa respuesta rápida o ese titular que nos llame mucho la atención. Opino que ahí lo estamos haciendo mal tanto científicos como periodistas.

P. ¿Qué propondría para solucionar esto?

R. Se tiene que formar a la gente mediante divulgación científica, fuera de medios generalistas y sobre temas que ya estén muy afianzados y estudiados. Es decir, hasta que muchos grupos de investigación no se han puesto de acuerdo en unos resultados y coinciden, uno no puede decirle a la sociedad que eso es totalmente cierto. Y esto hay que hacerlo sin prisa. La comunicación científica requiere de tiempo para que salga bien. Los científicos tenemos que aceptarla, pues es parte de nuestro trabajo y se lo debemos a la sociedad. Además, hay que fomentar la actitud crítica desde pequeños para que, teniendo tú la información, seas capaz de valorarla y decidir. Sin embargo, me da la sensación de que hoy en día no la tenemos, ni en nutrición ni en nada. Y esa información tiene que venir de la investigación y la ciencia, sacarla del laboratorio, lo cual es complicadísimo.

P. Usted divulga a través de un blog, pero, ¿qué medio considera más adecuado para hacerlo?

R. La divulgación puede consistir desde la difusión de un artículo que se acaba de publicar, hasta cosas que se saben desde hace muchos años, algo común en nutrición y lo cual practicamos en Badali. Esto se puede hacer a través de muchos canales, como puede ser internet, donde gran parte de la información que se encuentra no tiene base ninguna y donde normalmente no se incluyen referencias. Otra opción son los eventos, tales como ferias. A este respecto, la ciencia corre un peligro importante, sobre todo en nutrición. Y es que, para llevar a cabo esas ferias, se necesita de una financiación que las instituciones públicas no tienen, por lo que en la actualidad se acude mucho a patrocinadores, que obviamente no ven con buenos ojos la crítica a sus productos. Mi opinión es que la divulgación hay que hacerla desde entidades institucionales. Una muy buena idea es a través de las Unidades de Cultura Científica.

P. ¿Cree que la profesión del científico está muy estereotipada?

R. Yo creo que sí, la gente no conoce cómo somos, por eso nos valora tanto, nos cree gente de mucho estudio. Pero nosotros somos personas normales que tienen características peculiares igual que las pueden tener periodistas o gente de cualquier profesión. Me gustaría que la gente realmente entendiera cómo funciona la investigación, algo complicado porque requiere de mucho tiempo.

“La investigación es muy exigente, requiere de mucho tiempo y es muy dura”

P. ¿Estos estereotipos afectan también a los investigadores?

R. Por mi experiencia personal, creo que sí. Los referentes que nosotros tenemos son gente excepcional. No solo por ser muy buenos, sino también porque hicieron de la ciencia su modo de vida. Para nosotros nuestro español en ciencias de la salud es Ramón y Cajal, un señor especial que dedicó su vida a esto. Y luego, para las mujeres, Marie Curie. Pero claro, son excepciones. Muchas veces te encuentras que los jóvenes que quieren iniciarse entran con la visión que tiene la sociedad, es decir, el estereotipo de que esta profesión es especial, lo que supone una idealización. Reconozco que yo tenía esa visión, pero con el tiempo va cambiando La investigación es muy exigente, requiere de mucho tiempo y es muy dura. Las personas vamos evolucionando y nos damos cuenta de que no hay que vivir encerrada en tu laboratorio, sino que también tienes que responder a la sociedad, tienes una vida personal…

P. ¿Cómo ve la situación de la mujer en la ciencia?

R. Yo conozco mujeres que son investigadoras principales y la mayoría entra dentro de dos categorías: o bien no tienen familia o pareja, o bien la pareja se dedica a lo mismo. En los hombres no ocurre esto. Actualmente, el peso de llevar una familia todavía recae en la mujer y eso es casi imposible de compaginar con una vida dedicada a la investigación, a menos que tu pareja también lo haga y pueda así comprenderlo y apoyarte. Además, el sistema tampoco está preparado para eso porque solo se tienen en cuenta los 4 meses de la baja maternal, pero tras ese tiempo sigues teniendo un niño que cuidar. Muchas mujeres quieren llevar esa vida idealizada de investigador y entran en conflicto con algo que también quieren: ser madre. De hecho, yo he visto malos comportamientos de investigadores hacia mujeres cuando han visto que son ellas las que trabajan en la investigación y los maridos los que han dejado su trabajo para irse, o venir aquí, con ella. O gente que, si los dos se dedican a la ciencia, dan por hecho que es el hombre el que va a ser investigador principal, cuando en realidad es ella la mejor o la que tiene más interés.