Fernando Valladares, profesor investigador del CSIC: “Hay que luchar por la media tierra que nos queda, por la cuenta que nos trae”

El director del grupo de Ecología y Cambio Global del Museo de Ciencias Naturales es autor de más de 300 trabajos científicos donde pone en evidencia las implicaciones que la degradación medioambiental y el cambio climático tienen sobre la salud humana.  Además, forma parte activa del movimiento Rebelión Científica, colectivo que recientemente ha llevado a cabo actos de protesta frente a las puertas del Parlamento para denunciar la inacción política frente a la crisis climática y ecológica

Son múltiples las evidencias científicas que están relacionando el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación medioambiental con la pérdida de salud Humana y  global ¿Le parece a usted que estos hechos están suficientemente llevados al debate público y político? ¿La ciudadanía es consciente de que salud y medio ambiente es un todo interrelacionado?

Lamentablemente, la pregunta es casi retórica porque la respuesta es no. La gente no establece estas relaciones. Prueba de ello es que cuando he tenido ocasión de hablar con el mundo de la sanidad o el mundo de la política, he podido comprobar que no establecen ninguna de esas relaciones. En una sesión de consulta, por ejemplo, pude presentar a la Ministra de Sanidad y a varios diputados el programa One Health, que viene a ser una visión de la salud integrada en un contexto ambiental y se notaba que no tenían los conceptos muy claros. 

Pongo los ejemplos del sector sanitario y político como los sectores más emblemáticos y teóricamente informados, pero dentro de la ciudadanía en general la desconexión es aún mayor, salvo en casos muy concretos como pueden ser personas que tienen una sensibilidad ambiental especial o debido a su propia experiencia personal. 

Mencionaba el mundo de la sanidad, ¿Cree usted entonces que todavía falta conocimiento dentro de las profesiones sanitarias de las implicaciones del cambio climático sobre la salud? ¿Debería el sector sanitario implicarse más en la lucha contra el cambio climático?

Efectivamente, en el sector de la sanidad pasa un poco lo mismo. Todavía me sigue resultando extraño cuando yo, como ecólogo, acudo a reuniones y le cuento a los médicos cuáles son los motivos por los que se está muriendo la gente. En muchos casos, todavía no son conscientes de todos los factores de riesgo y no los barajan. Están inmersos en el ejercicio de su especialidad médica y no realizan esas conexiones entre medio ambiente y salud. Afortunadamente, existe ya, eso sí, un pequeño colectivo de médicos que empiezan a ver la importancia del medio ambiente y que  van entendiendo que un 80% de los cánceres infantiles tienen un origen ambiental o que el consumo de pastillas para la ansiedad o la tensión se puede reducir simplemente prescribiendo paseos por el campo, un jardín o la montaña.

Pero con la pandemia del COVID-19 deberían haber cambiado las cosas… Empieza a estar bien demostrada la interrelación entre la pérdida de biodiversidad y la aparición de nuevas infecciones emergentes. En ese sentido, ¿Le parece que todas las teorías conspiratorias sobre los orígenes de la COVID-19, como que fue generado en China por un laboratorio, ofrecen un marco de “negacionismo climático” eficaz? ¿Son intencionales esas teorías?

Sí, efectivamente. Hay una parte de negligencia, de cachondeo, de falta de seriedad, pero hay una parte que es claramente intencional. Recientemente, el FBI ha emitido un comunicado en el cual volvía a revisar la hipótesis de que el virus saliera de un laboratorio en China. Pienso que esto no es más que una estrategia geopolítica por parte de Estados Unidos para justificar su separación con China y criminalizarla. Es evidente que son teorías que se utilizan con fines geopolíticos. Algunas conspiranoias están basadas en este tipo de estrategias y otras son simplemente personas que, a través de redes sociales como Twitter, introducen  incertidumbres y dudas sobre cómo se originan estas pandemias. Estos planteamientos pueden ser problemáticos, igual que todas las teorías retardistas, negacionistas u obstruccionistas en materia climática. Creo que en estas conspiraciones hay varias motivaciones. Algunas son estrategias de instituciones o países, pero hay otras que son una mezcla de ignorancia y frivolidad con un poco de ideología populista de derechas. Todo esto constituye un cóctel que aleja el conocimiento científico y acrecienta las incertidumbres. Aunque lo que pasó con la COVID-19 no está bien descifrado paso a paso, más del 90% de la evidencia científica encaja con la hipótesis del salto del virus de un animal al ser humano a través de una serie de intermediarios. Esto ya sucedió con muchas otras zoonosis y en el futuro volverá a ocurrir con tantas otras que están por venir.

«Estamos viendo los fallos orgánicos de nuestro sistema administrativo»

Fernando valladares

Pero detrás de estos fenómenos, tal y como usted  evidencia en sus investigaciones, se encuentran de fondo las implicaciones del modelo socioeconómico actual sobre el clima y la salud. Abordar estos problemas y encontrar soluciones va a requerir el diálogo  entre distintas disciplinas científicas y numerosos agentes sociales y políticos. ¿Cree usted que la falta de interdisciplinaridad y de comunicación entre profesionales sigue siendo un problema o estamos en camino de resolverlo?

Bueno, se dan algunos avances pero no son avances muy globales. Hay un interés como podemos ver con la puesta en marcha de iniciativas como la de One Health que mencionaba antes. Esto indica que hay cierta sensibilidad por hacer cosas interdisciplinares y transversales, pero aún así, nuestra mentalidad y el sistema en el que nos organizamos es muy de transferir y especializarse. Lo vemos con la propia medicina. Muchos médicos entienden sobre aspectos muy concretos de la salud humana y los médicos de atención primaria que podrían representar una visión más generalista de la medicina están mal pagados, muy maltratados y prácticamente en vías de extinción. Valoramos mucho al especialista pero no valoramos a los profesionales que integran los distintos conocimientos entre las distintas disciplinas. Es necesario establecer vínculos entre un veterinario, un ecólogo, un sociólogo, un psicólogo, un antropólogo… Todos ellos deberían estar implicados en la búsqueda de soluciones. En el Comité de Expertos que asesoró durante la pandemia me faltaban sociólogos, filósofos y humanistas y ante todo la pandemia era un problema humano. Hay que reconocer esas carencias.

Lo vemos también a nivel político con las competencias de los ministerios. El tema de One Health, con una visión de la salud más integrada, abarcaría competencias de varios ministerios más allá de Sanidad, incluyendo Agricultura, Transición Ecológica o incluso Interior y, por desgracia, no los vemos integrarse. En España, como en otros países, los ministerios funcionan con un presupuesto y unas competencias y salirse de ahí requeriría romper con muchas inercias. Además, las distintas competencias a nivel local, autonómico y nacional añaden todavía más obstáculos a esta gestión integrada e interconectada del problema. Estamos viendo los fallos orgánicos de nuestro sistema administrativo.

Mencionaba el concepto de One Health. Además,  han surgido otros términos como el de salud planetaria. Parece que la salud pública como disciplina se nos va quedando corta. Pero en el ámbito de estos nuevos planteamientos  que tienen en cuenta los determinantes sociales de la salud y la justicia ecosocial como eje central, ¿Corremos el riesgo de seguir adoptando posturas etnocéntricas y colonialistas? ¿Estamos una vez más imponiendo desde el Norte Global nuestra visión y nuestras soluciones al Sur Global? ¿Estamos de nuevo repitiendo errores del pasado?

Sí, hay muchos de esos problemas, por eso siempre acabo yendo al origen del asunto que es el sistema socio-económico imperante y las grandes diferencias y desigualdades, tanto dentro de un país como entre el Sur Global y el Norte Global. Esas grandes desigualdades suponen no sólo un conflicto ético, sino que constituyen también un conflicto funcional para resolver los problemas, tanto de salud como económicos y ambientales. Hay unas tremendas conexiones entre las salud y la conservación de la naturaleza que al final se explican por un sistema socio-económico que es defectuoso y que no se pensó teniendo en cuenta esta problemática y que tampoco se ha ido revisando conforme pasa el tiempo y avanza el conocimiento científico de los impactos de este modelo.  Los científicos ya nos están indicando hacia dónde nos lleva el presente escenario. Ahora  hay mucha gente que no está bien ni psicológica, ni física ni económicamente. Los problemas de salud mental están aumentando porque vivimos en una sociedad que no hace feliz a la gente. Todo esto acaba reventando, no sólo en conflictos bélicos o golpes de Estado, sino también en la satisfacción y en el sentir físico y emocional de las personas.

El modelo actual no es algo inamovible. Es algo que hemos construido y la buena noticia es que podemos cambiarlo. Es un cambio difícil que implica entender las distintas interacciones e inercias y de una voluntad política y social.

«El modelo actual no es algo inamovible. Es algo que hemos construido y la buena noticia es que podemos cambiarlo»

fernando valladares

Usted se ha implicado en el cambio y ha participado activamente en  movimientos sociales como Rebelión Científica vinculados a organizaciones como Extinction Rebellion. Desde su punto de vista, ¿Ciencia y activismo son compatibles? ¿Qué tiene usted que decirles a aquellos que defienden la supuesta objetividad de la ciencia y del científico como un valor supremo?

Esta decisión es un poco personal. Entiendo las razones a favor y en contra pero también pienso que las personas que trabajamos en temas relacionados con la degradación medioambiental y con las amenazas a la sociedad tenemos un plus de responsabilidad. Esto no significa que todos los que trabajemos en esto tengamos que ser muy activistas. Hay distintos grados. El activismo puede ser simplemente el deseo o la inquietud por mejorar las condiciones en las que vivimos, ya sean ambientales, sociales o políticas. En ese sentido, el activismo puede abarcar desde mantener una discusión activa con tu cuñado en Nochebuena hasta que estés dispuesto a que te encarcelen por un acto de desobediencia no violenta. Creo que todos tenemos que tener un punto de activismo. Como se canaliza desde lo personal y profesional lo decide cada uno. Yo no soy nadie para decirle a cada uno lo que tiene que hacer, pero sí que pienso que hacen falta más científicos que apuesten por la importancia de un cambio social urgente. Sería bueno que hubiera una mayor implicación  por parte de la sociedad académica y científica. Pensar que por defecto la opción de un científico es quedarse en el laboratorio me parece errónea y la propia academia debería ser en eso bastante más proactiva.

En los últimos años, las reivindicaciones medioambientales han llegado a espacios tan sacralizados como el arte, ¿qué opinión le merece ese tipo de protestas? ¿Cree usted necesario llevar la reivindicación a otros espacios tan aparentemente intocables como la moda, las rebajas, el turismo o la publicidad?

Yo no estoy muy seguro de que sea la mejor medida pegarte a un cuadro pero tampoco la descarto. Si lo que vas buscando es ser noticia y llamar la atención, tienes que ir cambiando, no puedes seguir haciendo lo mismo. Creo que en un mundo en cambio y que afronta grandes desafíos hay que actuar diferente y, en ese sentido,  entiendo esos movimientos que pueden dificultar la vida a la ciudadanía de a pié. Hemos aprendido a que las manifestaciones sean todas muy civilizadas pero así se desvirtualizan un poco. Una manifestación tiene que ser algo incómodo y la sociedad se tiene que sentir molestada y, por tanto, interpelada y provocar una cierta reflexión.

Encadenarse a un cuadro llama la atención de una forma sorprendentemente gráfica. Mary Richardson hace ya más de un siglo asestó 14 puñaladas al cuadro “La Venus en el Espejo” y gracias a su actuación y a la de otras sufragistas, hoy por hoy, la mitad de la población puede votar.

«el activismo puede abarcar desde mantener una discusión activa con tu cuñado en Nochebuena hasta que estés dispuesto a que te encarcelen por un acto de desobediencia no violenta»

fernando valladares

Pero a pesar de las protestas, la sociedad no parece reaccionar y la acción política es insuficiente y llega tarde ¿Qué cree que está fallando a nivel de comunicación científica?

Bueno, ahí yo creo que hay una combinación de pequeños fallos. No creo que sea un gran fallo y no solo es exclusivamente un problema de comunicación. Por supuesto que hace falta más y mejor comunicación. Hay que afinar los mensajes para distintas audiencias, no es lo mismo lo que le dices a un niño de 8 años que a un jubilado o que a un CEO de una empresa.

No basta, por ejemplo, con que las administraciones hagan una campaña de concienciación  genérica porque, de esta forma, le llega a todos y a nadie. Pero, como digo, no es solo un fallo en comunicación. Es también una suma de fallos psicológicos, sociales y de valores.

Ninguno de ellos es de por sí insalvable, pero todos en conjunto hacen que la ciudadanía se mueva muy poco, especialmente en países como España que tiene tradicionalmente poca confianza en los movimientos sociales y que tienen una visión muy derrotista.

Hay otros países, otras regiones del mundo que sí confían más en las asambleas ciudadanas y  en los movimientos populares. Ahí podemos encontrar otra pieza de cosas que están fallando.

Pero más allá de los movimientos sociales, también hay una responsabilidad política. ¿Por qué no acaba de entrar con fuerza la inclusión de la problemática climática en la agenda política y en las campañas electorales?

Tanto los partidos de izquierda a derechas tienen que entender que determinadas cosas son buenas para la población y  aunque esas medidas no proporcionen réditos políticos o al contrario, te quiten algunos votos o algunos apoyos debido a  no se entiendan por parte de la ciudadanía, hay que llevarlas a cabo igualmente.

Además, los políticos no son muy honestos en sus programas electorales que no incluyen conceptos importantes. Y, de todas maneras, en muchos casos, aunque aparezcan luego no cumplen con sus promesas. 

Pero por supuesto, la clase política no viene de Marte, son un producto de la sociedad. Nosotros mismos nos estamos poniendo constantemente zancadillas, desde negar la realidad, al tecno-optimismo, el egoísmo, el green washing… Actualmente la ciencia nos proporciona mucha información pero hay que identificar dónde están esas zancadillas que hacen que esa información no funcione.

Y ante este panorama, en general ¿es usted optimista o pesimista con respecto al futuro?  ¿Se producirán las transformaciones necesarias a nivel global o ya llegamos tarde?

Yo por naturaleza tiendo a ser optimista, lo que pasa que como científico tengo que armarme de razones. Voy buscando a contracorriente razones para ver esa positividad que muchas veces no vemos porque nuestro propio cerebro está diseñado, igual que los medios de comunicación, para las malas noticias.

Creo que hay que poner un poco más de peso en las buenas noticias, precisamente para no dar la batalla por perdida. Muchas veces los pesimistas llevan al bloqueo, a ansiedades y a situaciones emocionales complicadas. Cuando te cargas de información negativa es muy difícil gestionarlo emocionalmente. Junto a mis estudiantes, intento desarrollar herramientas precisamente para no caer en el bloqueo y el desánimo. Pero claro, no podemos olvidar el hecho de que conforme pasa el tiempo y la inacción va dominando, estamos a menos tiempo para hacer determinadas cosas. 

Ya hay cosas que hace 20 años podíamos haber hecho y que lamentablemente ya no podemos hacer. Hay medidas que ya no van a tener el mismo efecto que si las hubiéramos aplicado hace tiempo. Hay procesos como la extinción de especies que son irreversibles pero eso no significa que esté todo perdido. Hay que luchar por la media tierra que nos queda y hay que hacerlo por la cuenta que nos trae. Ya no sólo por razones éticas o por el planeta que dejemos a nuestros hijos, sino sobre todo por estar mejor nosotros mismos el tiempo que estemos aquí.

“Cada ejemplar de una nacra que muere es un desastre”

La directora del CIMAR, Francisca Giménez, cuenta los retos a los que se enfrenta este molusco bivalvo para evitar su extinción

Directora del Centro de Investigación Marina (CIMAR) de Santa Pola, la catedrática de la Universidad de Alicante Francisca Giménez Casalduero lleva más de 30 años investigando sobre el medio marino. Entre sus principales líneas de investigación actuales destacan la evaluación de las comunidades del fondo marino en el ámbito mediterráneo, especies clave y especies invasoras y los efectos de las presiones antrópicas (causadas por el ser humano) en las comunidades marinas y en lagunas costeras como es el Mar Menor en Murcia. Entre estas especies clave se encuentra la nacra o Pinna nobilis, el 2º molusco bivalvo más grande del planeta, que es endémica en el Mediterráneo y que – a raíz de una importante mortandad en el Mediterráneo a partir de 2016, y su desaparición prácticamente total en el Mediterráneo español – en un par de años ha pasado de ser clasificada como una especie “vulnerable”, a ser una especie “en peligro crítico” en la lista roja de especies amenazadas.

Francisca Giménez hablando de la nacra en las “Noches de Ciencias” en Alicante (foto de autoría propia)

Recientemente dio una charla para la Asociación de Divulgación Científica de Alicante en “Noches de la Ciencia” sobre la nacra en el Mar Menor. ¿Podría resumir cuál es el reto al que se enfrenta actualmente la nacra?

En 2016, se detectó que había una mortandad masiva de ejemplares. Los grupos de investigación que trabajaban con esta especie empezamos a detectar la mortandad de prácticamente la totalidad de todos los individuos de la mayoría de las poblaciones que había en el litoral español. Empieza por la zona del Levante y se va expandiendo por todo el Mediterráneo. Al principio no se tenía identificada la causa, pero enseguida los grupos de investigadores se movilizaron y se detectó que era un patógeno, un protozoo del género Haplosporidium, lo que las estaba matando. Este tipo de patógeno afecta ya a otros bivalvos.

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“Alcanzar una movilidad 100% eléctrica en 2040 dependerá de las tensiones geopolíticas y de la situación del mercado de suministros”

El director de la empresa valenciana V2C, Víctor Sanchis, explica las características del coche eléctrico y destaca qué factores pueden frenar su desarrollo tecnológico

Víctor Sanchis Valero es licenciado en ingeniería industrial por la Universidad Politécnica de Valencia y director general de la empresa valenciana V2C, dedicada a la fabricación de puntos de carga para coches eléctricos. Durante su carrera académica y profesional, ha sido galardonado con numerosos premios, entre los que destacan el Premio Final de Carrera al Mejor Expediente en Ingeniería Industrial, el Premio Start Up UPV o el Premio EmprenJove en la categoría Medio Ambiente. En 2013, sus iniciativas resultaron ganadoras del proyecto europeo Low Carbon Incubator en el Programa Climate Kic de la Comisión Europea. En el marco actual, la búsqueda de un desarrollo tecnológico más sostenible y circunstancias como la reciente y controvertida subida de precios en el carburante impulsan a la sociedad a buscar, más que nunca, alternativas que sustituyan a los tradicionales coches de combustión. Una de las opciones que se presenta, y en la que Sanchis desarrolla su emprendimiento, es el vehículo de funcionamiento eléctrico.

Víctor Sanchis posa con el Premio ECOMOV 2021. Imagen cedida por el entrevistado.
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La ONU llama a la comunidad internacional a movilizar recursos para restaurar ecosistemas

Con ocasión de 8º Día Mundial de la Vida Silvestre, organizado online el pasado 3 de marzo por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP), el presidente de la 76 Asamblea General de la ONU, Abdulla Shahid, ha recalcado la responsabilidad que tiene la humanidad para contemplar cómo coexistimos con otras especies, muchas de las cuales están amenazadas de extinción por acciones antropogénicas y ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para restaurar millones de hectáreas de espacios naturales.

Logo en español del Día Mundial de la Vida Silvestre Agua. Fuente: un.org

El presidente Shahid ha recordado que la pérdida de especies y la degradación de hábitats y ecosistemas presentan una amenaza a la humanidad entera, ya que en todas partes hay personas que dependen de la vida silvestre y de recursos basados en la biodiversidad para satisfacer sus necesidades. Ha pedido a la comunidad internacional que cooperen y movilicen la ciencia y recursos necesarios para restaurar millones de hectáreas en todo tipo de ecosistemas, desde las cimas de las montañas hasta el fondo de los océanos.

La década 2021-2030 ha sido declarada como ‘Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas’ y, en este contexto, el presidente Shahid ha llamado a la 76ª sesión de la Asamblea General una “súper sesión” sobre el medio ambiente, con conferencias de alto nivel sobre la biodiversidad, el cambio climático, la desertificación y los océanos. Shahid ha anunciado que en julio 2022 convocará un evento a alto nivel sobre “El Momento para la Naturaleza” en el que se enfatizará el mensaje de que la humanidad tiene la capacidad de proteger al planeta si trabaja unida y con urgencia.

En el mismo evento, el director de la rama Naturaleza para el Clima de la UNDP, Tim Christopherson, ha anunciado que los gobiernos mundiales se han comprometido a restaurar mil millones de hectáreas (una superficie mayor que China), pero que, de momento, se sabe poco sobre la calidad de la restauración y el progreso logrado. Christopherson ha resaltado también que, en general, la ciudadanía desconoce las promesas de acción, tanto de sus países como globalmente, y que ha habido poca comunicación sobre historias de éxito o lecciones aprendidas. El director ha insistido en la necesidad de publicitar mejor estas iniciativas, para inspirar a otros a actuar.

Estatus de la los espacios a restaurar. Elaboración T.Christopherson (UNDP). Fuente: Captura de pantalla por C.Beans.

En este sentido, se ha invitado a todos los países miembros de la ONU a proponer iniciativas de restauración de gran amplitud y duración, y que cumplan los diez principios para la restauración de ecosistemas definidos por expertos de la FAO, para que sean consideradas como iniciativas de referencia (“World Restoration Flagships”) a nivel mundial. De esta forma, la UNDP espera que los éxitos y retos superados por estas iniciativas sean una lección para el movimiento global de restauración. Las diez primeras iniciativas de referencia serán anunciadas en septiembre 2022, en la 77 Asamblea General de la ONU.

Diez Principios para la Restauración de Ecosistemas. Fuente: UNEP.

El 3 de marzo fue proclamado ‘Día Mundial de la Vida Silvestre’ (WWD por sus siglas en inglés) por la Asamblea General de la ONU el 20 de diciembre 2013. Según Ivonne Higuero, secretaria general de la CITES y moderadora del evento online, el tema de la 8º edición “recuperar a las especies clave para la restauración de ecosistemas”, es una contribución al decenio de la ONU sobre restauración de ecosistemas. La secretaria ha resaltado el hecho de que muchas especies individuales, conocidas como ‘especies clave’, muchas amenazadas o en peligro de extinción, tienen un papel crítico para hacer que los ecosistemas sean vibrantes y saludables. La celebración virtual de la 8ª edición de la WWD, se puede visualizar en su canal de YouTube.

Proteger las plantas, proteger la vida

A finales de 2018, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró que 2020 sería el Año Internacional de la Sanidad Vegetal en un esfuerzo por poner en valor una disciplina que se encarga de cuidar aquello que posibilita nuestra propia existencia, motivo por el que celebramos el nombramiento bajo el lema ‘Proteger las plantas, proteger la vida’.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), las plantas producen el 98% del oxígeno que respiramos y constituyen el 80% de los alimentos que comemos, además debemos tener en cuenta que los animales que consumimos son herbívoros y por lo tanto las plantas también son la base de su dieta. Por ello Ana María Ortega Gea, profesora del Área de Producción Vegetal de la Escuela Politécnica Superior de Orihuela (EPSO) de la Universidad Miguel Hernández (UMH), tiene claro que el ser humano puede vivir porque hay plantas: “Si desaparecieran las plantas, desapareceríamos nosotros también”. 

En esta línea, Pedro Luis Guirao Moya, profesor del mismo Área, subraya: “Las plantas son el productor primario más importante en tierra firme, tienen la capacidad de transformar la luz del sol, las sales del suelo y el CO2 del aire en materia orgánica”. Ambos expertos coinciden en que la vida vegetal juega un papel fundamental no solo en la producción de oxígeno, sino también en la formación y conservación de los suelos, que evolucionan gracias a la actividad biológica, y del resto de la vida. 

Los profesores Ana María Ortega y Pedro Guirao en los jardines de la EPSO.
Ana María Ortega Gea y Pedro Luis Guirao Moya, profesores del Área de Producción Vegetal de la Escuela Politécnica Superior de Orihuela (EPSO)

La sanidad vegetal vela por la salud de cultivos, plantas ornamentales y especies forestales. Para ello se centra en combatir plagas, enfermedades y malas hierbas. Las plagas son amenazas externas causadas generalmente por insectos, ácaros y otros artrópodos, pájaros, conejos, roedores, etc. Atacan comiendo los vegetales, poniendo huevos y manchando tanto las cosechas como las plantas ornamentales. Por el contrario, las enfermedades afectan a la vida vegetal de forma interna y, al igual que ocurre con los humanos, están causadas por virus, bacterias, hongos y otros microorganismos. A veces, ambas están íntimamente ligadas ya que existen enfermedades que son inoculadas por plagas, como es el caso de la Xylella fastidiosa, una enfermedad detectada recientemente en España que se transmite por algunas especies de insectos voladores y que supone una grave amenaza para el entorno mediterráneo. Por otro lado, las malas hierbas suponen un peligro para las plantas cultivadas porque compiten con ellas por recursos como la luz del sol, los nutrientes del suelo o el propio espacio.

Ortega pone el punto de mira en la necesidad de concienciación y señala que cuando enferman las plantas se produce un impacto en el medio ambiente y en el desarrollo económico y destaca que los ciudadanos no siempre son conscientes de ello. En este sentido, Guirao considera que, en parte, se debe a que las plantas se van degradando de forma silenciosa: “Cuando se quema un bosque se ve, pero cuando el bosque va poco a poco enfermando muchas veces es un proceso más lento, menos perceptible”. 

El frenético ritmo de vida que caracteriza a la sociedad actual también afecta a la salud de las plantas. El aumento del turismo y el comercio internacional tienen un fuerte impacto en la vegetación autóctona porque facilitan que las plagas y las enfermedades se propaguen a gran velocidad. Por ese motivo existen normativas internacionales que prohíben introducir plantas de forma particular en las fronteras y aduanas, que exigen que las empresas envíen sus materiales vegetales acompañados de un pasaporte fitosanitario, y que establecen periodos de cuarentena, pero ambos investigadores consideran que la inspección fitosanitaria en las fronteras “tiene que ser más intensa, más exigente”. 

Por ello los expertos llaman a la colaboración ciudadana y advierten de lo peligroso que puede ser para la vegetación local que se traigan plantas o semillas de los viajes al extranjero. El profesor de la UMH señala que esa colaboración también implica ser consumidores más conscientes: “Tenemos que cambiar de hábitos, consumir frutas y verduras de temporada y a ser posible de mercados locales, además de por supuesto comprar y consumir lo necesario, porque se está desperdiciando mucha comida”. 

Es difícil predecir cómo afectará el cambio climático a la salud vegetal, pero los expertos aseguran que se producirán cambios porque el incremento de las temperaturas podría favorecer la introducción y expansión de plagas que hasta el momento solo se encuentran en áreas tropicales o subtropicales; pero también señalan que podría darse la situación contraria y que los veranos más calurosos no favorezcan a aquellas plagas que necesitan temperaturas más suaves para vivir.

Inspección, legislación, sanción, educación y formación

Uno de los pilares básicos de la sanidad vegetal es la Gestión Integrada de Plagas y enfermedades, que se compone de varias acciones: seguimiento de los cultivos, inspecciones buscando plagas o enfermedades, colocación de trampas para detectar amenazas como las láminas cromáticas adhesivas que se ubican entre los cultivos, aplicación de métodos preventivos como las variedades resistentes, las feromonas o las mallas en los invernaderos. Por último, si es necesario, la aplicación de medidas curativas cuando las plagas alcanzan un umbral crítico establecido gracias a investigaciones previas.

Los sistemas de supervisión y alerta temprana pueden ser determinantes para el éxito de la gestión de las plagas y enfermedades. Las comunidades autónomas disponen de Servicios de Sanidad Vegetal que se encargan de inspeccionar los campos de cultivo, pero lo cierto es que se lleva a cabo mediante trabajo en equipo con los agricultores, que en muchas ocasiones son los primeros que detectan la posible amenaza y dan la voz de alarma. 

Los expertos señalan que además existe un amplio abanico legislativo que marca las pautas del control integrado y del uso sostenible de los productos fitosanitarios pero coinciden en que el principal reto al que se enfrentan es que se cumplan las normativas existentes. Afirman que debería haber un mayor control para asegurar que así sea y apuestan por la inspección, legislación, sanción y, de forma paralela, educación para enseñar a la sociedad desde la infancia la importancia que tiene la sanidad vegetal, y una formación más exhaustiva y continuada para los agricultores y técnicos agrícolas. En este sentido, la profesora Ortega pone de manifiesto que la prevención no sólo es rentable sino indispensable: “A pesar de que en medicina actualmente existen algunos viricidas, en agricultura no disponemos de antibióticos para controlar las enfermedades bacterianas, ni de productos viricidas para controlar los virus. Debemos ir directamente a prevenir la transmisión porque si sufren esas enfermedades no podrán curarse”.

La prevención cobra especial importancia ante situaciones tan críticas como la que se está viviendo actualmente en el Cuerno de África, que se encuentra asolado por nubes de millones de langostas del desierto que devoran los alimentos y acaban con la vegetación. En este caso, los profesores coinciden en que el control de estas plagas se debe basar fundamentalmente en la predicción y remarcan que se ha de investigar para conocer cuáles son las condiciones ambientales que favorecen su aparición periódica y buscar, además, métodos de control preventivos que se apliquen de forma más intensa cuando se prevean esas condiciones favorables: “Todas estas respuestas, como siempre, se deben buscar investigando”.

20 plagas prioritarias para la Unión Europea

¿Métodos ecológicos para cuidar las plantas?

La FAO fomenta el uso de métodos ecológicos para luchar contra las plagas, los más frecuentes son el control biológico mediante la conservación y la introducción de fauna útil, que consiste en utilizar organismos para prevenir o reducir el ataque de las plagas para evitar daños mayores, o el uso de variedades resistentes. Pero estos investigadores del Área de Producción Vegetal subrayan que también es posible utilizar fitosanitarios en la agricultura ecológica si tienen su origen en la naturaleza, se componen de extractos de plantas o de sustancias de origen mineral, como es el caso del azufre y las sales de cobre. La profesora Ana María Ortega explica que los productos fitosanitarios también pueden tener efectos secundarios sobre la fauna útil porque estos insectos, que son beneficiosos para las plantas, desafortunadamente son similares a aquellos que causan las plagas, y se ven afectados por estos productos. Por ello cada vez se va avanzando más en el conocimiento de los fitosanitarios y el cuidado de los insectos beneficiosos ha cobrado un rol fundamental en la creación de estas herramientas.

Ambos investigadores afirman que los medios ecológicos pueden ser igual de efectivos que los medios convencionales y que los agricultores se decantan por unos u otros en función del producto que deseen obtener. Para poder vender frutas y hortalizas bajo la etiqueta ‘agricultura ecológica’ deben haberse cultivado utilizando exclusivamente métodos que responden a este sistema agrario regulado por la Unión Europea, que mantiene la diversidad y reduce los residuos. La profesora de la UMH hace hincapié en que esta decisión depende mucho de la demanda de los consumidores. 

Sin duda todas estas cuestiones estarán muy presentes en la Comisión de Medidas Fitosanitarias, prevista para realizarse del 29 de junio al 3 de julio en Roma, y en la Conferencia Internacional sobre Sanidad Vegetal que se celebrará en Helsinki del 5 al 8 de octubre. A lo largo del año tendrán lugar, además, diversas actividades en varios puntos del mundo para conmemorar el nombramiento.