Ayuntamientos y empresas españolas lideran la adaptación del turismo a la realidad climática

El aumento de las temperaturas puede causar pérdidas de hasta el 2,5% del PIB nacional para 2070, según la Comisión Europea

@AlfreTeja

España es el tercer destino más visitado para los turistas del mundo. El país ingresa  62 mil millones de dólares por ello, lo que supone un 10% de su PIB. El sol y la playa son el principal reclamo; el 50% de los movimientos vacacionales se producen hacia el litoral mediterráneo. Sin embargo, las consecuencias del cambio climático ponen en riesgo la viabilidad de este sector tan relevante para la economía española. El aumento de las temperaturas y la sequía pueden acabar con la zona de confort climático del Mediterráneo. La subida del nivel del mar y la ‘artificialización’ de la costa auguran inundaciones continuas y pérdidas para el año 2100 de entre el 0,5% y el 3% del PIB anual, según el Ministerio de Medio Ambiente (2014). La variación extrema entre temperaturas dificulta la previsión de cualquier riesgo. Todo ello obliga a reestructurar el sector turismo.

Adaptación del sector turístico al cambio climático en España. La importancia de las acciones a escala local y en empresas turísticas (2016) es un estudio realizado por los investigadores de la Universidad de Alicante Jorge Olcina y José Fernando Vera-Rebollo. En él se repasan las principales estrategias que se han llevado a cabo en este ámbito económico para afrontar las transformaciones y necesidades climáticas presentes y futuras. La investigación concluye que “España lleva varios años de retraso en la puesta en marcha de proyectos y medidas concretas de adaptación al cambio climático”. Aunque la investigación también apunta a que esta circunstancia puede tomarse como una oportunidad para desarrollar un nuevo modelo económico.

La línea general de acción se centra en la mejora de la eficiencia energética, el ahorro de agua o la promoción de destinos sostenibles

A nivel local se han adoptado medidas relacionadas con la movilidad sostenible, la gestión de residuos, la reducción de emisiones o la implantación de ‘ecotasas’. Aunque la línea general de acción se centra en la mejora de la eficiencia energética, el ahorro de agua o la promoción de destinos sostenibles. No son muchas las ciudades o comunidades que han diseñado un plan de adaptación al cambio climático de forma específica, pero hay casos de especial relevancia. La Isla del Hierro, por ejemplo, ha alcanzado un autoabastecimiento energético total a partir de energías renovables mediante un sistema hidroeólico. Barcelona, por su parte, contempla la ‘desestacionalización’ como método de adaptación. Es decir, en un nuevo escenario climático donde su oferta turística de verano pierde atractivo frente a otros destinos, la Ciudad Condal pretende aprovechar la primavera y el otoño.

 

Por su parte, algunas de las principales empresas hoteleras han asumido firmes compromisos con el planeta. Destacan casos como el del grupo NH, que ha disminuido su huella de carbono en un 31% desde 2008. El grupo Meliá resalta también por conceder la certificación de su gestión medioambiental a una empresa externa. Aunque también llaman la atención acciones llevabas a cabo por pequeñas empresas, como sucede en Benidorm, donde la asociación empresarial Hosbec asesora y apoya a sus integrantes en cuanto a gestión ambiental. En cualquier caso, el futuro para el mundo empresarial se centra en la reutilización de aguas residuales en los mismos centros hoteleros. El establecimiento de redes de aguas grises es, en este sentido, la mejor opción, según apuntan los investigadores. Este método funciona reaprovechando el agua utilizada en el lavabo y la ducha para el inodoro, lo que logra ahorrar hasta un 10% del consumo total. Otra medida necesaria será la renovación de las infraestructuras a fin de reducir, como se prevé en el estudio, un 25% del consumo energético del total de la factura.