Entrevista a Sandra Giménez Garrigues: «La comunicación con el paciente es una carrera de fondo»

La doctora Sandra Giménez se licenció en Medicina por la Universidad de Valencia para especializarse después en Oncología médica en el hospital de referencia de las Islas Baleares, Hospital universitario Son Espases. Completó su formación en el campo de la investigación y los ensayos clínicos en cáncer de pulmón en la universidad de Maryland en EEUU, en el Marlene & Stewart Greenebaum Comprehensive Cancer Center.
Actualmente trabaja como especialista médica en oncología en el Hospital Comarcal de Inca, desde donde nos recibe «virtualmente». Hoy hablamos con ella sobre cómo esta grave situación de crisis sanitaria causada por el Covid-19 está afectando a los pacientes en tratamiento oncológico.

P: ¿En qué medida se ha visto afectada la Unidad de Oncología del hospital por la pandemia? ¿Ha cambiado la política de visitas durante la crisis?
Sí, ha cambiado. Estamos intentando evitar que los pacientes se expongan a un posible contagio por coronavirus. La idea general es que se haga un balance entre los beneficios que puede aportar el tratamiento y los riesgos a los que se expondría cada paciente. La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y otras sociedades oncológicas, han emitido varias guías con recomendaciones a adoptar por parte de los profesionales sanitarios durante la pandemia.

P: ¿Siguen entonces adelante todos los tratamientos de manera normal?
Estamos manteniendo los tratamientos de quimioterapia en curso. Tal vez estemos siendo un poco más restrictivos al considerar las alteraciones analíticas que conlleva la quimioterapia. Estos tratamientos suelen afectar a leucocitos, hemoglobina y plaquetas. En una situación normal, se puede continuar con las sesiones de quimoterapia a pesar de que los niveles de éstos componentes del sistema inmune no se hayan reestablecido del todo. Sin embargo, en una situación como la que estamos viviendo, optamos por alargar el tiempo entre sesiones para lograr una mayor recuperación de las defensas.En cuanto al seguimiento de los pacientes curados, se está haciendo por teléfono. Revisamos las pruebas y se avisa al paciente de que se le va a llamar. En los casos en los que el cáncer reaparece o necesitamos informar al paciente de que algo no va bien, sí que se les pide que vengan personalmente a la consulta.

P: ¿Son los enfermos de cáncer un grupo especialmente vulnerable? ¿Dentro de estos pacientes hay algún grupo con más riesgo de sufrir complicaciones por Covid-19?
Por definición, el paciente oncológico es un paciente de riesgo. Tener un cáncer activo implica una condición de inmunosupresión que aumenta el riesgo de sufrir complicaciones. Si a esto le sumamos que los fármacos quimioterápicos pueden disminuir las defensas naturales del cuerpo, el riesgo aumenta. En cuanto a si existe algún paciente con mayor riesgo, muchos enfermos de cáncer de pulmón padecen también de Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, o EPOC, que es considerada otro factor de riesgo. Pero en general, cualquier paciente con cáncer, del tipo que sea, es considerado como paciente de alto riesgo.

P: En las últimas semanas hemos sido testigos, y en ocasiones víctimas, de bulos relacionados con la pandemia por coronavirus. En los últimos años, muchos profesionales de la salud han advertido del creciente número de pacientes que llegan a la consulta «sobreinformados» ¿A qué es debida esta reacción?
En el caso de los pacientes que llegan a nuestra consulta, no existe una sola razón. Se mezclan muchas cosas. Ante la noticia de que se padece cáncer, las emociones son muy diversas: el impacto inicial, el miedo, el desconcierto y, finalmente, la aceptación. Es totalmente comprensible que ante tal abanico de sentimientos, el paciente acuda a otras fuentes de información en busca de respuestas, de explicaciones, de soluciones a algo que no siempre las tiene. El problema aparece cuando los pacientes no distinguen si una información es fiable o cuando incluso llegan a malinterpretar información que sí lo es.

P: ¿Puede esta mala interpretación poner en peligro la confianza en los profesionales sanitarios?
Son varios los motivos que causan desconfianza. Algunos pacientes la traen puesta de casa. Debemos tener en cuenta que no solo la información que puedan encontrar en internet u otros medios, sino también las convicciones personales de cada paciente, sus propias experiencias o las de sus seres queridos, influyen en que puedan llegar a sentir una cierta desconfianza. Un caso extremo es el de las terapias alternativas: hemos llegado a tener pacientes que deciden abandonar su tratamiento por este tipo de terapias y, cuando más tarde vuelven a la consulta, poco queda por hacer.

P: No debe ser fácil lidiar con este escenario…
No lo es, pero afortunadamente no es un escenario frecuente. Además, en el tiempo que llevo trabajando como especialista en Oncología, he observado que también ocurre lo contrario. Me refiero, a pacientes que empiezan mostrando una cierta desconfianza pero ésta disminuye con el tiempo. Supone un gran esfuerzo, pero es parte de nuestro trabajo. La comunicación con el paciente es una carrera de fondo. Sobre todo, con enfermos de cáncer metastásico, debemos gestionar la información, ajustar sus expectativas y ayudar a que el paciente también la gestione y la comprenda. No podemos olvidarnos de que el cáncer sigue siendo un tema tabú y de que suele tratarse de pacientes muy vulnerables.

P: ¿Se «recetan» páginas web con información fiable?
Sí, es muy importante. De hecho, ya se hace. Depende del perfil de paciente, de su edad, nivel educativo, acceso a la información… Pero muchos pacientes te piden artículos o que les recomiendes páginas web donde buscar información. La SEOM, por ejemplo, ofrece información al paciente muy recomendable para que entienda todo el proceso.

P: Aunque imagino que los tratamientos están muy estandarizados, siguen existiendo diferencias en el porcentaje de supervivencia entre España y otros países como Japón o Estados Unidos. Después de tu estancia en Estados Unidos, ¿qué diferencias encontraste entre ambos sistemas de salud?
Encontré una diferencia que me chocó mucho. Allí la medicina personalizada es una realidad, encuentran un tumor y secuencian su ADN, conocen todas sus características genéticas y eso es determinante para poder encontrar el mejor tratamiento. Tienen la posibilidad de encontrar mutaciones que permiten individualizar los tratamientos, utilizando terapias dirigidas. En España no se ha llegado todavía a ese nivel. Se hace, sí, pero solo en pacientes con características muy específicas o que son candidatos a ensayos clínicos. Este sistema de medicina «a la carta» sería muy caro para un sistema de salud universal como el nuestro. Son sistemas que nada tienen que ver el uno con el otro, compararlos no es posible…

«El cáncer sigue siendo un tema tabú»

P: Según la OMS, se estima que un 30-50% de los cánceres se puede prevenir. ¿Cree que estamos cerca de detectar el cáncer antes de que aparezca?
Seguramente será posible en un futuro, pero en la actualidad solo estamos cerca en el caso de los cánceres hereditarios. Se pueden detectar mutaciones en determinados genes de susceptibilidad. Por ejemplo, alteraciones en el gen BRCA aumentarían el riesgo de padecer cáncer de mama, entre otros y, cambios en los genes asociados al síndrome de Lynch,
aumentarían la probabilidad de sufrir cáncer de colon. Una detección precoz de estas mutaciones y la adopción de medidas de prevención, sin
duda aumentan muchísimo la tasa de curación.

Por otro lado, se encuentran las mutaciones causadas por infecciones víricas. Como ejemplos tenemos el virus del Papiloma Humano en el caso del cáncer de cérvix o el de amígdala, y el virus de la Hepatitis C y el cáncer de hígado. Estos virus pueden modificar el ADN de nuestras células dando lugar a un cáncer. El papel de las vacunas aquí es esencial. De hecho, el desarrollo de la vacuna contra el virus del Papiloma Humano ha sido un gran logro porque se consigue eliminar una de las causas responsables de la aparición de esta enfermedad.

La Dra. Giménez en el Hospital Comarcal de Inca

P: Y en relación a los tratamientos, ¿ofrecen todos los fármacos disponibles actualmente las mismas ventajas?
Es vital que el paciente sepa el tipo de terapia que está recibiendo. No es lo mismo una quimioterapia orientada a curar, que una quimioterapia adyuvante, cuyo objetivo es la prevención de que el cáncer en un paciente ya curado reaparezca. También existen, de otro lado, los cánceres metastásicos que requieren de tratamientos paliativos. En función del escenario en el que se halle el paciente, el tipo de cáncer y el estadío en el que se encuentre, la finalidad del tratamiento es distinta. Incluso, a veces, se trata de los mismos fármacos quimioterápicos utilizados en escenarios diferentes.

P: ¿La inmunoterapia o las terapias dirigidas desbancarán a los tratamientos convencionales?
Sí, ya lo están haciendo. Por ejemplo: la inmunoterapia, que se basa en quitar la capa de invisibilidad que utilizan algunos tumores para ocultarse de nuestro sistema inmune, ha causado una auténtica revolución en casos de melanoma en los últimos años. Hoy en día un melanoma metastásico que, hasta hace relativamente poco, tenía un pronóstico muy desfavorable, puede incluso llegar a curarse. Las tasas de curación aún son muy bajas, pero esto antes era impensable. Además, la esperanza de vida con la inmunoterapia también es mayor. Puedes tener la enfermedad controlada
durante mucho más tiempo que antes de la llegada de este tratamiento.

«La inmunoterapia, {…}, ha causado una auténtica revolución en casos de melanoma en los últimos años. {…} Las tasas de curación aún son muy bajas pero eso antes era impensable»

P: Y en el caso de las terapias dirigidas, ¿cuál es la ventaja? El mayor beneficio es que presentan menos efectos secundarios. Estos tratamientos son muy interesantes porque utilizan fármacos que reconocen específicamente componentes celulares (proteínas, por ejemplo) que se encuentran presentes en las células cancerígenas de una manera alterada. En ciertos tipos de cáncer de pulmón, se están utilizando con resultados muy buenos. Los avances de los últimos años han sido numerosos y valiosísimos, en todas las fases del cáncer, y esto nos hace pensar que estamos en el camino correcto para conseguir avances todavía más revolucionarios que seguro nos están esperando.

El dolor, la quinta constante vital

Se estima que un 80% de las personas experimentarán algún tipo de dolor a lo largo de su vida y 1 de cada 5 personas, en España, lo sufrirán de manera crónica.

El dolor es una respuesta orgánica que provoca una sensación molesta más o menos intensa. La percepción del dolor resulta de una activación localizada de las células nerviosas que avisan de que algo no va bien. El doctor Carlos Tornero, jefe de Servicio de Anestesiología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, explicó las implicaciones y los riesgos del dolor, su evaluación y tratamiento durante una charla dirigida a los alumnos del grado de Enfermería del CEU Cardenal Herrera el pasado jueves.

Ante un mismo estímulo, lesión o intervención quirúrgica, la sensación de dolor varía entre distintas personas. Son muchos los aspectos que pueden influir en esta subjetiva percepción del dolor: haber sufrido lesiones previas, la técnica anestésica utilizada, la actitud pesimista o catastrofista o la falta de suficiente información, entre otros.  También la genética influye en la sensación de dolor: “Los pelirrojos tienen otra predisposición al dolor”, remarcó el ponente.

Durante su exposición, Tornero resaltó la importancia de la formación de los futuros profesionales de la salud en este campo y la necesidad de mejorar la calidad asistencial. El doctor señaló que la gran mayoría de los pacientes que salen de una intervención manifiestan algún dolor durante el postoperatorio. El licenciado en Medicina y Cirugía comentó, además, que esta situación, normalizada en el pasado, es un reflejo de que el tratamiento que se está aplicando en estos casos debería mejorar.  En este sentido, el ponente enumeró algunos de los muchos riesgos que pueden aparecer si se tiene dolor durante el postoperatorio: isquemia miocárdica, complicaciones pulmonares, enfermedad tromboembólica, prolongación de la estancia hospitalaria y cronificación del dolor, entre otros. En este aspecto, insistió: “El mal control del dolor influye en el devenir de las personas”. Además, el médico defendió la aplicación de protocolos de analgesia multimodal adaptados a cada paciente. Este tipo de protocolos se basan en el empleo de diferentes técnicas y medicamentos para reducir la sensación de dolor.  La empatía, la escucha al paciente y el empleo de técnicas de relajación psicológica, por ejemplo, juegan un papel muy importante en el aumento del efecto analgésico. “No todo son fármacos”, apuntó el doctor.

Después de exponer las complicaciones del dolor, Tornero se centró en la evaluación que los profesionales de la salud hacen del dolor. El experto se mostró crítico con los datos que se recogen en las hojas de enfermería:“Si el dolor fuese evaluado igual que el resto de indicadores del estado de salud, serían posibles mejores opciones de tratamiento”, apuntó refiriéndose a las cuatro constantes vitales que sí recogen los registros: frecuencia cardiaca, temperatura, frecuencia respiratoria y presión arterial.

El Dr. Carlos Tornero junto a dos profesores durante el turno de preguntas

El ponente animó a los alumnos asistentes a interesarse por la investigación. Brevemente, describió una de sus líneas de investigación que se centra en el papel de las células de glia (células que sirven de soporte al resto de células del sistema nervioso) como mediadoras de la transmisión del dolor.

El autor de más de una treintena de artículos de investigación sobre el dolor y sus tratamientos reiteró ante el estudiantado que el acceso al tratamiento del dolor es un derecho humano fundamental y que la labor de todos los profesionales del ámbito de la salud es esencial para lograrlo.