Juana Díez Antón: “La investigación en medicamentos antivirales es muy frustrante porque durante mucho tiempo se ha investigado mucho, pero se han descubierto muy pocos”

Juana Díez Antón en Torrevieja/Montse Noguera

En estos tiempos tan convulsos que nos ha tocado vivir, mucho se ha hablado sobre vacunas y medicamentos antivirales. Antes de encontrar la vacuna frente al coronavirus SARS-CoV-2, los medios de comunicación se han hecho eco de noticias sobre medicamentos que podían paliar los efectos del virus y mitigar la enfermedad. Lo cierto es que, pasado un año, no tenemos ningún medicamento antiviral para la COVID-19. Hablamos con Juana Díez, viróloga de la Universidad Pompeu Fabra, sobre el estado actual de la investigación en antivirales y hacemos un repaso sobre los temas más candentes en torno al papel de las farmacéuticas en esta crisis biosanitaria y el estado de la investigación científica en España.

Juana Díez Antón es catedrática e investigadora principal del Grupo de Virología Molecular de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Trabaja en una plataforma para el desarrollo rápido de medicamentos antivirales. Actualmente, dirige dos proyectos de investigación relacionados con las interacciones que establecen los virus con la célula y el desarrollo de medicamentos antivirales de amplio espectro. Nacida en Torrrevieja (Alicante) en 1963, es profesora titular desde el año 2001 en esta universidad.

¿En qué situación se encuentra el desarrollo de nuevos medicamentos antivirales para la COVID-19?

La investigación en medicamentos antivirales es una parte muy frustrante porque ha habido muchísima investigación, pero se han obtenido muy pocos antivirales. Por ejemplo, tenemos antivirales para herpes, para VIH y para el virus de la hepatitis C, que no curan, pero modulan la infección. El problema de las infecciones agudas es que las tienes que tratar muy temprano; por ejemplo, el coronavirus. En realidad, la persona que se contagia con este virus no se muere por el virus en sí, sino de la reacción que realiza su sistema inmunitario. Cuando una persona se infecta, la cantidad de virus en su organismo sube y sube hasta que llega un momento que empieza a bajar, pero en este pico también sube la inflamación y se produce una respuesta muy violenta del sistema inmunitario que puede llevar a la muerte. Se debe intentar que esta curva de subida del virus sea más baja. En una infección crónica se necesita que el antiviral sea 100% efectivo porque si dejas un 5%, por ejemplo, y se suspende la medicación, el virus se dispara. En las infecciones agudas no hace falta que el antiviral elimine el 100% del virus, pero sí que baje la cantidad y que el organismo no realice esa hiperrespuesta. Para este tipo de infecciones hay pocos resultados en antivirales. El método de búsqueda siempre es el mismo. En el caso de un virus nuevo se busca entre todas las moléculas que se utilizan para otras enfermedades como, por ejemplo, para tensión alta o cualquier otra enfermedad. Hasta ahora, aunque hemos hecho un esfuerzo brutal, no tenemos nada. A lo mejor dentro de un año sí, pero todavía no. Actualmente estamos intentando otra forma diferente de desarrollar antivirales. Casi todos ellos actúan contra proteínas del virus o contra proteínas de la célula que el virus utiliza. Nuestro método ahora, no sabemos si funcionará o no, es ir contra el genoma del virus, es decir, contra su libro de instrucciones. Nos ha funcionado muy bien en cultivo celular y ahora estamos probando en ratones. Otra cosa es pasar a animales y después a humanos

¿Podrían llegar a ser una solución para esta pandemia y las pandemias del futuro?

Estamos en el modelo animal, todavía nos queda. Para esta pandemia no llegamos, pero si funcionara los tendríamos de una forma muy rápida una vez que conociéramos el genoma del virus. La otra línea de investigación que estamos desarrollando es entender cómo el virus toma el mando de la célula que infecta y ésta empieza a hacer lo que le manda el virus. Esto nos sirve para avanzar en otras posibles terapias. Si entendemos cómo funciona este proceso lo máximo posible, encontraremos las herramientas para poder controlarlo en un futuro.

En estos tiempos también hemos vivido de primera mano la gran influencia que tiene la empresa farmacéutica en la producción de las vacunas. Actualmente, ¿qué papel juega en la investigación de los antivirales?

Este es un tema muy importante. La empresa farmacéutica es una empresa necesaria para el desarrollo de drogas, pero es una empresa. No es una ONG. Para mí el problema es que el Estado deje la decisión de lo que es bueno para la sociedad en manos de estas empresas. Ese es el problema. Hoy por hoy, las empresas se surten de investigación financiada por los gobiernos. Imaginemos que las investigaciones que he contado en esta entrevista funcionaran y pudiéramos llegar a probarlas hasta el ratón. Pero una vez que llegamos al ratón no podemos hacer una prueba clínica en humanos porque estos ensayos son carísimos y los hacen las empresas farmacéuticas. En este caso, como es un tema muy candente, la empresa farmacéutica va a desarrollar estas pruebas, pero en otros casos, en temas que no sean tanta repercusión social, no las realizan. Puede que les interese más una crema contra la celulitis o contra las arrugas que va a ser más rentable económicamente que una enfermedad rara, por ejemplo. El problema es dejar en manos de las empresas qué moléculas se desarrollan y qué moléculas no se desarrollan.

“El problema no son las farmacéuticas, el problema es dejar en sus manos las investigaciones que son importantes para la sociedad”

Hasta puede ocurrir que una empresa compre una molécula para no desarrollarla. En realidad, en muchos casos, los gobiernos compran a la empresa farmacéutica una investigación, a precio de empresa, que han pagado ellos previamente. Porque sí que es cierto que la empresa invierte en realizar las pruebas clínicas, que son caras, pero para realizar esas pruebas ha sido necesaria la investigación previa que sale de los centros de investigación que paga la administración. La empresa se beneficia mucho si no hace la investigación previa porque a lo mejor de cien cosas que se prueban, sólo funciona una. Ellos se surten de lo que funciona. Una solución que se me ocurre es que, a nivel europeo que se invierte muchísimo dinero en todos los proyectos europeos, se podría elegir algunas moléculas importantes para la sociedad y se podría pagar esas pruebas clínicas porque después sería una droga genérica que es mucho más económica. Por ahora, esto no se hace. El problema no son las farmacéuticas, el problema es dejar en sus manos qué investigaciones son importantes para la sociedad.

¿Qué opinión tiene sobre la información que se transmite sobre la pandemia a la población a través de los medios de comunicación?

Pienso que en las noticias hay una hipercomunicación con respecto al coronavirus. Es excesiva. No me gusta porque creo que genera una ansiedad en la población que es innecesaria, con quince minutos de noticias al día sobre la pandemia es suficiente. En ocasiones se ha dicho en los medios de comunicación que ha salido una molécula que es 100% efectiva contra el virus. Es posible que sea efectiva en cultivo celular, pero de ahí hasta que pueda utilizarse en humanos hay mucho camino. No se deben publicitar estas investigaciones. Actualmente se quiere tener un virólogo en cualquier programa y no podemos estar todo el día machacando a la población con noticias de las que no hay hechos probados

Una vez más, la crisis biosanitaria provocada por el coronavirus ha puesto de manifiesto la necesidad de invertir en investigación científica. Desde su posición como investigadora principal, ¿aprecia que el sistema de financiación para la investigación está mejorando?

No. Todavía no. Hubo unos años de gran expansión en la investigación antes de la crisis de 2008, pero los recortes en aquel momento fueron muy grandes y no se ha podido recuperar el crecimiento. Hubo un gran número de becas para la investigación y financiación para los centros de investigación. En estos momentos hay investigadores que terminan la tesis y no pueden desarrollar su trabajo en un grupo de investigación aquí en España. Parece que hay una predisposición de realizar mayor inversión en investigación, pero la tenemos que ver. También es importante cómo se destina esa financiación. Si sólo se financian los proyectos de grandes centros que están en el lugar más alto de la pirámide en investigación, se olvidan los grupos que realizan la investigación de base que también es importante porque esos centros se nutren de estas investigaciones y también se tienen que financiar.

¿Es necesario pasar por el extranjero para llegar a ser investigadora principal en España? Salir al extranjero para un investigador no debe ser una condena, debe ser una oportunidad. En España hay centros muy buenos, pero no son muchos. La ciencia necesita financiación y los proyectos europeos son muy importantes. Cuando un investigador trabaja en otros países interacciona con otros científicos, crea redes y aprende cómo se trabaja en otros centros. Creo que ir a otro país debe ser más una oportunidad que un castigo. El problema es que estos investigadores no puedan volver a España. El Estado invierte mucho dinero en formar a científicos con la carrera, la tesis y el trabajo posdoctoral. Es una pena que después se tengan que quedar como investigadores principales en el extranjero porque no haya trabajo en España. Esto sí que es una gran pérdida para el sistema que ha invertido mucho dinero en la formación de esa persona y ahora no puede desarrollar sus aportaciones en España.

¿Qué momento ha sido más emocionante en su carrera profesional?

El día que leí la tesis. Otro día importante fue el día en el que visualicé unos virus como resultado de una investigación en la que nadie pensaba que fuera a tener éxito. También son momentos muy satisfactorios cuando las personas que realizan la tesis conmigo hacen una buena defensa en su lectura. Siempre se me saltan las lágrimas.

¿Le ha costado más desarrollar su carrera profesional por ser mujer?

Sí. Por ser mujer tienes una serie de factores que el hombre no tiene y eso, pesa. Me gustó mucho cuando fui a EEUU porque allí no veía que se me mirara como mujer, sino que te miraran más por tus resultados, no sufrías ese machismo que he visto en España. Hay muchas cosas que se miran diferentes si eres hombre o mujer, pero creo que en cualquier profesión. Aquí si quieres tener un buen grupo de investigación te pueden llegar a decir que eres muy ambiciosa como algo despectivo, pero en cambio si es un hombre, el mismo hecho, tiene connotaciones positivas.

«Son mensajes subliminales, no te das cuenta de lo que te dicen, no eres consciente»

En ocasiones, se producen situaciones como, por ejemplo, estar en un lugar hablando con una colega sobre aspectos profesionales y en el mismo sitio hay también dos hombres charlando y todo el mundo entiende que están contando cosas muy interesantes y a nosotras nos dicen que nos callemos. También existe el mito de que las mujeres se llevan mal con mujeres en el trabajo y esto es falso. Nos queda mucho camino por recorrer para superar estos estereotipos. Un hombre investigador puede decir a lo largo de una reunión de trabajo entre colegas que no ha obtenido muchos resultados en un período de tiempo determinado porque ha sido padre y todos lo entienden, pero esto mismo no es justificación para una mujer. Cada vez más, la mujer ocupa puestos de mayor responsabilidad, pero la tijera sigue vigente. Casi todas las estudiantes que tengo son mujeres, pero pocas llegan a puestos de responsabilidad. Hay que preguntarse por qué ocurre esto. La sociedad debe dejar de juzgar qué es ser una buena madre, eso pesa mucho.  Me pregunto por qué una mujer tiene que renunciar a su carrera profesional por ser madre. Esta presión existe. Estos mensajes se transmiten a las niñas a lo largo de su educación. Muchas veces los hombres no son conscientes de lo que supone ser mujer.

La magia de un microscopio electrónico de precio elevado

Los científicos consiguen visualizar los enlaces covalentes que se forman sobre una lámina de grafeno y una molécula sintética gracias a un microscopio de resolución extraordinaria.

El descubrimiento del grafeno, por sus propiedades y aplicaciones, ha supuesto una revolución para la ciencia y la tecnología. Pero visualizar los enlaces covalentes que se forman sobre una lámina de grafeno ha sido un gran reto para el grupo de investigación que dirige Gonzalo Abellán, investigador del Instituto de Ciencia Molecular de la Universidad de Valencia. Abellán comunicó los resultados de sus últimas investigaciones en una conferencia organizada por el Museo Didáctico e Interactivo de Ciencias (MUDIC) el pasado mes de noviembre.

El grafeno, considerado el material del siglo XXI, fue descubierto por los científicos Andre Geim y Konstantin Novoselov en el año 2004. Su descubrimiento les valió el premio Nobel de física en 2010. Desde entonces, ha dado mucho de qué hablar por sus propiedades y aplicaciones. Ejemplo del impacto que ha supuesto es el proyecto europeo que lleva por nombre “Graphene Flagship”, dotado con mil millones de euros, cuyo objetivo es trasladar todo lo que se sabe del grafeno a aplicaciones técnicas para la sociedad. Para el año 2022 se prevé lograr un gran número de aplicaciones. Algunas de ellas son conseguir nuevos materiales para la construcción, baterías de carga muy rápida y con gran almacenaje de energía, nuevas tecnologías para sensores y para transistores y aplicaciones biomédicas como biosensores que detecten mejor los virus y bacterias.

Solución a los problemas del grafeno

A lo largo de la charla, Abellán expuso los problemas que impiden que las aplicaciones del grafeno sean inmediatas. Uno de ellos es su baja solubilidad, por lo que una producción a gran escala, en una fábrica, es difícil de procesar y otro de ellos, que el grafeno es prácticamente inerte, no reacciona fácilmente con otras sustancias.

Gonzalo Abellán en un momento de la conferencia

Para solucionar estos inconvenientes el equipo de investigación que dirige Abellán en Alemania propuso cambiar la superficie del grafeno introduciendo moléculas sintéticas entre sus láminas para que lo hicieran más reactivo. Aunque el reto que se plantearon iba más allá: querían ver el enlace covalente que se formaba entre el grafeno y las moléculas de reactivo. Las palabras de Abellán fueron: “Este era un reto monumental. Cuando hice el máster en nanociencia me dijeron que no se podía ver enlaces covalentes con un microscopio electrónico”. Continuó diciendo: “Pero en Alemania encontré un microscopio de siete millones y medio de euros que tenía unos correctores de aberración impresionantes con los que sí se podía ver estos enlaces”.

Un microscopio de resolución extraordinaria con graves problemas de contaminación

El microscopio electrónico de alta resolución al que se refiere Abellán permite ver los átomos que forman las moléculas y es capaz de discriminar dos puntos a una distancia de 0, 05 nm, es decir, a una distancia 10 millones de veces más pequeña que medio milímetro. El problema que encontraron al utilizar este microscopio fue la contaminación de la lámina. En cuestión de milisegundos, aunque se trabajaba en ultra alto vacío, la muestra de grafeno estaba completamente contaminada por todas las moléculas que contenía el aire. Para solucionarlo utilizaron una nueva técnica que consistió en “barrer” toda la suciedad que se depositaba sobre la lámina de grafeno con una punta de wolframio, un metal de gran dureza. Este barrido electrónico con la punta de wolframio quitaba la capa de contaminación a escala de 2nm.

Una vez que encontraron la técnica para limpiar la lámina investigaron introduciendo una molécula sintética sobre la lámina de grafeno limpia con el objetivo de producir una reacción química y, lo más importante para ellos, poder verla a través del microscopio en tiempo real.

La técnica para producir esta reacción química fue complicada porque, además de la contaminación que se producía, la reacción era muy difícil de llevar a cabo. Debían trabajar en una caja seca, sin aire y sin oxígeno y producir una disolución de electrones solvatados a partir de una disolución de sodio y potasio en metoxietano. Estos electrones, extremadamente reactivos, se ponían en contacto con el grafeno de modo que conseguían que reaccionara con la molécula de reactivo que añadían. De esta manera lograron su objetivo: conseguir la reacción del grafeno y visualizar la formación de los enlaces covalentes.

Foto en la que se puede apreciar en la pantalla la imagen del enlace covalente entre el grafeno y la molécula sintética que utilizaron para producir la reacción química.

Este descubrimiento del equipo de investigación que dirige Gonzalo Abellán supone un gran avance en el mundo de la nanociencia ya que introduce un nuevo método con el que el grafeno puede ser procesado y utilizado para generar nuevas aplicaciones tecnológicas. Pero también es un avance muy importante en el campo de la química al hacerse posible la visualización de una reacción química con la formación de un enlace covalente entre carbono y carbono a través de un microscopio electrónico.

Gonzalo Abellán dirige actualmente el grupo de investigación 2D-Chem dedicado al estudio de materiales bidimensionales (2D) que forma parte del Equipo de Investigación en Materiales Moleculares del Instituto de Ciencia Molecular de la Universidad de Valencia. Parte del equipo está en Alemania, en la Universität Erlangen-Nürnberg.

Gonzalo Abellán en la presentación de las Jornadas

Las Jornadas de divulgación Científica del MUDIC siguieron durante toda la mañana en formato semipresencial con presencia de divulgadores como Rafael García Molina, Manuel Toharia y Marisa Michellini, entre otros.